Abusos sexuales de la Iglesia Católica (III)

17/02/2014
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En 2011, la Red de personas abusadas sexualmente por sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés) junto con abogados del Centro por los Derechos Constitucionales (CCR)  de EEUU, denunciaron ante la Corte Penal Internacional de la Haya al expontífice, Benedicto XVI, y a otros importantes funcionarios del Vaticano, por crímenes de lesa humanidad. Presentaron más de 20 mil páginas de evidencias, demostrando que el Vaticano permite y organiza el encubrimiento sistemático de sacerdotes pederastas. En aquel momento, SNAP señaló que -solo en los Estados Unidos- autoridades de la Iglesia admitían que alrededor de 6 mil curas habían sido acusados públicamente de abusos sexuales a menores en las últimas décadas. La organización estimó que, hacia 2011, había unas 100 mil víctimas de abusos sexuales perpetrados por clérigos residentes en este país.
 
La semana pasada, un comité de las Naciones Unidas emitió un informe culpando a la Iglesia católica de haber encubierto consuetudinariamente a oficiales de la Iglesia que han abusado de menores. La ONU exigió al Vaticano la entrega de los registros de los abusadores, así como la expulsión de los sacerdotes pederastas de sus puestos clericales.
 
La Santa Sede reaccionó acusando al comité de tener prejuicios y actuar por ideología. El Vaticano aseveró que, desde hace mucho, la Iglesia actúa con firmeza ante los actos de abusos sexuales infantiles.
 
Desafortunadamente, nada hace pensar que esto sea cierto. Para empezar, el Vaticano rige su ley a través del Código de Derecho Canónico, el que entiende que los abusos sexuales a menores son "delitos contra la moral", sin repercusiones carcelarias y únicamente punibles con una pena máxima de excomunión a los perpetradores.
 
Un caso reciente de pederastia –conocido internacionalmente– es el del arzobispo Jozef Wesolowski. En 2008, este sacerdote polaco fue designado nuncio apostólico en la República Dominicana. En agosto de 2013, cuando la Santa Sede advirtió que los rumores de abusos a numerosos menores iban a convertirse en acusaciones penales contra él, trasladó al sacerdote –representante más alto del Vaticano en la República Dominicana- a Roma. Lo hizo sin avisar a las autoridades del país caribeño.
 
Actualmente, existen procesos penales abiertos en República Dominicana y en Polonia en contra del abusador. Ante la petición de extradición del sacerdote por parte de la Fiscalía Distrital de Varsovia, el Vaticano respondió el pasado 10 de enero:
 
“Jozef Wesolowski es un ciudadano de la Ciudad del Vaticano, y nuestras leyes no permiten su extradición”.
 
La Santa Sede ha asegurado que serán sus propios tribunales los encargados de investigar y juzgar al arzobispo. Así, una vez más, la Iglesia demuestra que –a pesar de que tanto Benedicto VI como el papa Francisco han reconocido la existencia de casos de pederastia entre los clérigos católicos– la impunidad, la obstrucción de los procesos judiciales seculares, y el secretismo siguen siendo la tónica de la Iglesia. Poco importa que la opinión pública considere la pederastia como uno de los crímenes más abyectos perpetrados contra menores. Para la Iglesia, significa tan solo una falta.
 
Un ejemplo más de la indolencia de esta organización es el documento obtenido por Associated Press, donde el Vaticano señala la expulsión de 400 sacerdotes entre 2011 y 2012 por casos de abusos sexuales a menores. A pesar de que la Santa Sede probó, a través de sus tribunales, la culpabilidad de estos 400 individuos, los castigó únicamente expulsándolos de sus puestos sacerdotales. Hoy, esos 400 pederastas –además los cientos de miles existentes en la Iglesia y que no han sido procesados– yacen exentos de castigo, y caminan con absoluta impunidad entre los niños y niñas del mundo.
 
Fuente: Diario16
https://www.alainet.org/es/articulo/83249
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