El anticomunismo
12/03/2014
- Opinión
Cartel anticomunista de 1909. El socialismo representado por la bestia ahoga a Britania. Partido Conservador de Gran Bretaña
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Después de la derrota electoral sufrida por la oligarquía salvadoreña y el partido ARENA, se acercan días de una rabiosa campaña anticomunista y desórdenes callejeros para meterle miedo a la población y tratar de dificultarle al FMLN la conducción del aparato del Estado. Por eso es necesario revisar, la ignorancia, torpeza o mala intención que este sentimiento encierra.
De acuerdo a la tradición cristiana, los primeros grupos de cristianos vivían en comunidades compartiendo lo que poseían. Los terapeutas y los esenios también llevaron este tipo de vida. En el cristianismo las comunidades religiosas todavía llevan esta forma de vida. Aunque al referirnos al comunismo como doctrina política hay que tener en cuenta el aspecto económico de la producción, el modo de producción, los medios de producción, lo que se produce y la distribución de lo que se produce. Vale mencionar que el momento supremo y sagrado de los cultos religiosos cristianos es el de la comunión, cuando los fieles comparten la sangre y el cuerpo de cristo.
Teniendo en cuenta estos aspectos, cuando oímos o vemos posturas anticomunistas, nos damos cuenta que los argumentos son muy pobres y a veces torpes. Se limitan en el más de los casos a decir que viviremos como en Venezuela, o como en Cuba, tratando de ignorar los logros en la educación, en la salud, y todos los esfuerzos que esos gobiernos hacen con programas que apuntan al bienestar social. En su inmensa mayoría se trata de personas que no leen, que no se informan, que poseen baja escolaridad, y muchas de ellas son antisociales. Los más ignorantes o torpes esgrimen cosas como, que los comunistas comparten sus mujeres, que a los jóvenes los van a mandar a Cuba para que los pongan a trabajar de sol a sol, que hacen jabón con las personas mayores y que a los niños se los quita el Estado a sus padres para desde temprana edad lavarles el cerebro y convertirlos en autómatas al servicio de los comunistas. Uno de sus argumentos favoritos es el de que les van a quitar sus cosas, que en cada casa meterán hasta 5 familias, una por cada habitación, y otros disparates del mismo estilo. Este sentimiento anticomunista se refleja en dos frases del himno de ARENA « patria sí, comunismo, no" y "El Salvador será la tumba de los rojos". Mucha gente humilde, por ignorancia se presta a ese juego sin saber que quienes se oponen al avance social son familias que tienen miedo de perder su antiguo privilegio de enriquecerse con los bienes que le pertenecen al pueblo.
En la historia de la humanidad han habido transformaciones sociales, que han servido a la colectividad para conquistar nuevos estadios sociales de convivencia, y siempre hubo opositores a esos cambios. El ser humano es un animal gregario que ha desarrollado diferentes tipos de relaciones sociales. Al principio éstas eran de cooperación; lo que cazaban, pescaban o recolectaban en la naturaleza era compartido con los miembros del grupo. A esta manera de vivir y de producir lo necesario para la subsistencia se le llama comunismo primitivo.
Luego se llegó al régimen social llamado esclavismo. Durante guerras o por incursión en otros territorios se capturaban a miembros del grupo rival para ser obligados a trabajar y a producir lo que necesitaban sus captores. Los capturados se convertían en esclavos y pertenecían a su captor, o a quien daba algo a cambio para quedarse con el esclavo.
Cuando declinó el imperio romano también declinó la esclavitud, que era una institución jurídica del imperio sobre la que descansaba su economía. Entonces florecieron los reinos con sus reyes, reinas y nobleza, pero al comenzar en Europa las grandes invasiones de los pueblos germánicos, musulmanes y eslavos, el poder político se fue descentralizando de los reinados hacia la llamada nobleza, y los palacios se protegieron de las invasiones con torres y murallas. A estas fortificaciones se les llamó burgos. En torno a estas fortificaciones se aglutinaron los artesanos y comerciantes. Los propietarios de talleres emplearon más operarios y surgieron talleres de producción más grandes y con cierto nivel de desarrollo en la producción. A los artesanos y comerciantes que vivían en los burgos se les llamó burgueses, y podemos considerarlos como el germen de los futuros industriales, banqueros y comerciantes. Estos artesanos y comerciantes prosperaron y llegaron a constituir la llamada burguesía, que jugó un papel cada vez mayor en la economía, pero sin poder político. No tener poder político fue generando descontento en la burguesía y comenzaron a enfrentar a los señores feudales, atacando castillos y quemando títulos de servidumbre y concesión de tierras. La burguesía se convirtió en una clase "revolucionaria".
En breve, se puede decir que talleres más grandes, con más operarios, significó mayor producción y el aumento de la ganancia de lo que se producía. Así surgió un régimen económico en el que el capital resultó ser más importante que los trabajadores, a pesar de que es el trabajo aplicado a la materia prima lo que le da un valor agregado a lo producido, que es la ganancia que le queda al propietario de la fábrica. El propietario para obtener mayor ganancia y ser competitivo en el mercado reduce el costo de producción, y paga el menor salario posible.
En medio de esta disputa entre los antiguos señores feudales por un lado y por el otro la burguesía y los trabajadores, surgió la revolución francesa. Los pobres y la burguesía lucharon juntos contra el régimen absolutista y represor de la monarquía y de los nobles. La revolución permitió a la burguesía conquistar el poder político. Durante la Revolución, en 1792 se dio la Asamblea Constituyente en la que participaron los Girondinos, partidarios de restaurar el poder de la monarquía; por el otro lado estaban los Jacobinos, que pugnaban por un estado revolucionario con el lema “libertad, igualdad y fraternidad”. Casualmente quienes se sentaron a la derecha del presidente fueron los Girondinos, mientras que los Jacobinos lo hicieron a la izquierda. Así nacieron los términos que conocemos como derecha e izquierda. La derecha que propugna por lo viejo y caduco, y la izquierda que encarna las aspiraciones populares de seguir transformando la sociedad. Luego se dio La Comuna de París, un breve movimiento insurreccional que gobernó la ciudad de París del 18 de marzo al 28 de mayo de 1871, instaurando un proyecto político popular. Los Jacobinos aunados con la clase trabajadora tomaron el poder. El régimen jacobino hizo rodar las cabezas de Luis XVI y María Antonieta, su esposa.
En 1847 nació en Bruselas La Liga de los Comunistas, en la que participaron Carlos Marx y Federico Engels. La liga les encargó una proclama para dar a conocer su visión de la sociedad y el porqué de sus luchas reivindicativas como clase trabajadora. Así surgió entre 1847 y 1848, el «Manifiesto del Partido Comunista » publicado en Londres el 21 de febrero de 1848. Marx y Engels son los creadores del marxismo, sistema filosófico integrado por el materialismo histórico, el materialismo dialéctico, y la economía política, métodos científicos que permiten analizar y entender el desarrollo de los fenómenos sociales. El materialismo histórico estudia el desarrollo de la historia y las leyes que la rigen; el materialismo dialéctico estudia la evolución del pensamiento humano y las distintas corrientes del pensamiento; la economía política analiza de qué manera se lleva a cabo la producción de los bienes materiales necesarios al ser humano: qué se produce, cómo se produce y cómo se distribuye lo que se produce. Quienes hacen ondear la bandera del anticomunismo, esconden la información histórica que nos lleva a este pensamiento, y por eso decíamos al inicio que es un sentimiento mal intencionado, pues esconden que de lo que tienen miedo es de perder sus privilegios como clase. El grueso de la población que los esgrimen nada tiene que ver con ese miedo.
No todos los revolucionarios son comunistas, pero todos los comunistas son revolucionarios. Esto lo sabe el enemigo y trata de dividir para vencer, porque los comunistas son los que poseen ese método científico de análisis de la sociedad. Y como ahora incluso algunos comunistas temen decir que son comunistas, esto se ha trasladado a organizaciones fraternas que ingenuamente propagan el anticomunismo. Pero a esto una persona progresista, el revolucionario, el comunista debe responder estudiando y formándose. Al avanzar el proceso, con el estudio y la organización de la población, la verdad se irá abriendo paso y el anticomunismo un día será una vieja trampa de la derecha que sólo servirá para exhibirla en el museo de la historia del pensamiento humano.
https://www.alainet.org/es/articulo/83862?language=es
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