América Latina en un Mundo-Red

14/03/2014
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El pensamiento en general, y el pensamiento político en particular, va transformándose rápidamente en el tiempo actual, teniendo como acicate fenómenos y realidades inéditas que no encuentran explicación alguna en los viejos paradigmas. Esta renovación del pensamiento trae consigo nuevos conceptos y significaciones que se nos presentan como imágenes, verdaderas metáforas epistemológicas. En la actualidad, el pensamiento social y político parece desplazarse desde las nociones de “estructura” y “sistema” hacia aquella de “redes” y “flujos”
 
Pensar el “sistema-mundo” como una “red-mundo” de flujos supone un reticulado de categorías inéditas o, si se quiere, exige un “impensar” el mundo. Así, una “red-mundo” de flujos desestabiliza conceptos tales como “estado nacional”, “identidad nacional” y, en el límite, la noción misma de “soberanía” En esta línea de pensamiento, que ya fue prefigurada por autores de la talla de Braudel o Wallerstein, lo que llamábamos países o “estado nación” ya no puede ser concebido como una estructura fija, estable, y adscrita sin más a una determinada territorialidad. Estamos, más bien, frente a una red interconectada de flujos económicos, migratorios e informacionales de escala planetaria. Los países aparecen como “nodos” de la “red-mundo”, constelaciones de densidad variable.
 
En la era del tardocapitalismo global, es menester concebir como unidad de análisis lo que hemos llamado el “mundo red”.  Una realidad tal no hace desaparecer, en absoluto, la cuestión de la hegemonía y el poder de la arena política. Por el contrario, el actual momento político del mundo está mostrando, como nunca antes, que el poder de las redes constituye, de hecho, redes de poder. Estas redes de poder prescriben un cierto “orden mundial” que fluye a través de una precaria institucionalidad política internacional y cuya manifestación última se expresa en términos militares. Lo nuevo no radica en la tensión de las fuerzas e intereses en disputa sino en el modo en que tales tensiones se manifiestan y se administran.
 
Esta nueva realidad adquiere inusitada importancia en América Latina, una región potencialmente muy rica y, sin embargo, signada desde hace siglos por el estigma de la desigualdad. Nuestras sociedades han debido cargar con su herencia colonial, construyendo en el mejor de los casos una suerte de “modernidad oligárquica” que no logra maquillar la exclusión y la pobreza amplias mayorías. Del mismo modo, sus sistemas políticos, con muy escasas excepciones, apenas remedan “democracias de baja intensidad”, cuando no, anacrónicos autoritarismos. El siglo veinte atestigua, hasta la saciedad, la incapacidad del estatismo a ultranza y de los modelos neoliberales para superar nuestros males endémicos.
 
En un “mundo-red”, el camino de América Latina podría ser concebido en lo político como un desafío democrático. Un genuino horizonte democrático exige, como condición indispensable, avanzar en los procesos de paz, como es el caso emblemático de Colombia. No se trata, tan solo, de pensar tales cuestiones en el ámbito nacional sino regional. La paz en Colombia es un problema latinoamericano. El desafío democrático latinoamericano es avanzar en reformas estructurales de nuestros sistemas políticos para hacerlos más inclusivos y participativos en el dominio nacional.
 
En este inédito “mundo-red” ya no es posible pensarnos como antaño en estrechos límites de los “estados nacionales”. Resulta impostergable la construcción de una institucionalidad política regional que sea la expresión de la urgente integración de América Latina. En este sentido, UNASUR y CELAC constituyen, recién, un primer paso. Para expresarlo en términos teóricos, en un “mundo-red”, nuestro continente debe constituirse en una “constelación de alta densidad” que pueda expresarse en un mundo “multipolar”, tanto en el domino político como económico y cultural. El desafío democrático de nosotros latinoamericanos no puede soslayar el fundamento último que reclama nuestra historia, la dignidad de nuestros pueblos.
 
·         Álvaro Cuadra es Investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. ELAP. Universidad ARCIS
 
 
https://www.alainet.org/es/articulo/83934
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