Humanismos
08/05/2014
- Opinión
El concepto de humanismo es un comodín, un genérico que sirve para sustentar cualquiera postura, de izquierda, de derecha, divina, humana. A nombre del humanismo existencial sartreano, sinónimo de dictadura Stalinista, se juzgaba a los pensadores, todo dependía del credo, del culto rendido a dios o demonio. De igual forma puede hablarse de humanismo religioso, renacentista, racionalista, etc. Todo depende de qué palabras se ponga debajo del término.
Esa forma de proceder obliga a tomar partidos, y así cada quien defenderá su verdad, su propia verdad, hasta el punto de la irritación, de exacerbarse, pues defender puntos de vista es lo propio de los dogmas de fe, cada quién peleará en su terquedad hasta llegar a la violencia generalizada, las más comunes son las religiosas o políticas, se mata a miles y miles justificando posturas, convicciones sectarias que alimentan la sed de sangre, de muerte. Hoy amanecí con sed de muerte, quiero matar, deseos de un pupilo de la escuela de ultraderecha de Colombia, país en el cual los negociantes de la guerra fustigan a la violencia, materia prima para incrementar sus fortunas.
Todo camino que conduzca a rendir cultos conlleva a imponer su propia verdad desde el combate, desde la intolerancia. ¿Y entonces? Salir de Absolutismos, de Verdades Reveladas. Fue Michel Foucault quien develó un nuevo sujeto, una nueva existencia desligada de credos miserables, tanáticos. Propuso una nueva subjetivación, una nueva relación de la existencia personal con el mundo. Llevar una existencia bella, hacer de nuestra vida toda una experiencia estética, es decir, edificante de la vida, lejos de los cánticos apocalípticos, y peor aún, de matanza, de destrucción, de odio hacia mi prójimo.
Dime con quién andas y te diré quién eres, somos la cultura que bebemos, la predominante, de muerte o de vida. Son los orientadores quienes tienen un papel pedagógico de influir, de orientar, llámese pedagogos, políticos… Seduce la propuesta foucaultiana de hacer de la vida toda una experiencia estética. La verdad sea dicha, lo que se nos ha careado de humanismo es fofo, un supuesto derroche de unas tales virtudes pero que antes de llegar allí, al equívoco, se tendrá que derramar mucha sangre, hacer mucho daño, infringir mucho dolor, pero que al final sólo se tiene desgracia, seres desdichados, pobres hombres, con su mirada honda y agitada, propia de los miserables. Existen humanismos, muchos de muerte, pocos de vida.
Mauricio Castaño H.
Historiador
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