Democracia Imperial de Mezcla Instantánea: Compre uno y llévese otro gratis
17/10/2003
- Opinión
En estos tiempos, en los que tenemos que apresurarnos para
mantenernos al corriente de la velocidad con la que se nos arrebatan
nuestras libertades, y cuando pocos pueden permitirse el lujo de
retirarse de las calles un ratito para volver con una exquisita,
completa y correcta tesis política, repleta de notas a pie de página
y de referencias, ¿qué regalo profundo puedo ofrecerles esta noche?
Como vamos de crisis en crisis, que llegan directamente a nuestros
cerebros a través de la TV. por satélite, tenemos que pensar con
rapidez. Sobre la marcha. Participamos en historias a través de los
escombros de la guerra. Ciudades destruidas, campos arrasados,
bosques talados y ríos que agonizan constituyen nuestros archivos.
Cráteres producidos por bombas rasantes, nuestras bibliotecas.
En estas circunstancias, ¿qué puedo ofrecerles esta noche? Algunos
pensamientos incómodos sobre dinero, guerra, imperio, racismo, y
democracia. Algunas preocupaciones que revolotean alrededor de mi
cerebro como una familia de polillas persistentes que me mantienen
despierta durante la noche.
Alguien pensará que el venir aquí a criticar al gobierno de los
Estados Unidos denota malos modales en una persona que, como yo, ha
entrado, oficialmente, en el Gran Libro de las Naciones Modernas
como " una ciudadana India". Hablo por mí misma, no soy ni una
bandera ondeante, ni una patriota, y, además, soy completamente
consciente de que la venalidad, la brutalidad, y la hipocresía se
encuentran impresas en el alma de plomo de todos los estados. Pero
cuando un país deja de ser simplemente un país y se convierte en un
imperio, entonces el panorama cambia dramáticamente. ¿Puedo,
entonces, aclarar que esta noche hablo como súbdito del Imperio
Americano? Hablo como un esclavo que pretende criticar a su rey.
Habida cuenta de que las conferencias deben tener un título, a la
mía de esta noche la llamo: Democracia Imperial Instantánea (Compre
uno y llévese otro gratis).
Vayamos al pasado, el 3 de julio de 1988, el navío estadounidense
Vincennes, un crucero de misiles estacionado en el Golfo Pérsico,
accidentalmente, derribó un avión de pasajeros iraní y mató a 290
civiles. Se pidió a George Bush I- quien se encontraba en aquel
momento en campaña presidencial- que comentara el incidente.
Contestó con sutileza, "Nunca pediré perdón en nombre de los Estados
Unidos. No me preocupa cuáles sean los hechos".
"No me preocupa cuáles sean los hechos" ¡Qué máxima perfecta para el
Nuevo Imperio Americano!. Quizás sería más apropiada una leve
variación sobre el tema: Los hechos pueden ser lo que queramos que
sean.
Cuando los Estados Unidos invadieron Irak, un análisis del New York
Times /CBS News mostró que el 42 por ciento de los americanos creía
que Saddam Hussein era directamente responsable del ataque del 11
septiembre al World Trade Center y al Pentágono. Y una encuesta del
noticiario de la ABC señaló que el 55 por ciento de los americanos
creía que Saddam Hussein apoyaba directamente a Al-Qaeda. Ninguna de
estas opiniones se basaba en evidencias (porque no existen). Todo
ello se ha basado en insinuaciones, autosugestión, y rotundas
mentiras, difundidas por los grandes medios de comunicación
estadounidenses, por otra parte conocidos como "Prensa Libre", ese
pilar hueco sobre el que descansa la democracia contemporánea
americana.
El apoyo ciudadano en EE.UU. a la guerra contra Irak se ha basado en
un cúmulo de múltiples y entrelazadas falsedades y engaños,
coordinados por el gobierno de EE UU. y fielmente amplificados por
las corporaciones de medios de comunicación.
Además de los falsos vínculos entre Irak y Al-Qaeda, hemos sufrido
la manipulación frenética sobre las armas de destrucción masiva de
Irak. George Bush el pequeño ha llegado al extremo de decir que no
atacar Irak sería "suicida" para EE.UU. Una vez más, hemos sido
testigos de la paranoia de que un país hambriento, bombardeado y
asediado se encontrara en condiciones de aniquilar a la todopoderosa
América. (Irak ha sido sólo el último en una sucesión de países -
antes lo habían sido Cuba, Nicaragua, Libia, Granada, y Panamá.).
Pero en esta ocasión no ha sido sólo vuestra habitual forma de
frenética y amigable vecindad. Ha sido un frenesí con un objetivo,
que ha introducido una vieja doctrina en una botella nueva: la
Doctrina del ataque preventivo, también conocida como: los Estados
Unidos pueden hacer todo lo que les apetezca, y no hay nada más que
decir.
Se ha luchado y ganado la guerra contra Irak y no se han encontrado
armas de destrucción masiva. Ni tan siquiera una. Quizás, para
descubrirlas antes tendrían que colocarlas. Y, en ese caso, algunos
de nosotros, los más quisquillosos, necesitaremos una explicación
del por qué Saddam Hussein no las utilizó cuando su país fue
invadido.
Por supuesto, no habrá respuestas. Los crédulos incondicionales se
las arreglarán con los borrosos reportajes de la TV sobre el
descubrimiento de unos barriles de sustancias químicas prohibidas en
un viejo cobertizo. Parece que todavía no existe consenso sobre si
se trataba realmente de sustancias químicas o, si en realidad, se
trataba de productos prohibidos o tan siquiera si técnicamente puede
llamarse barriles a los recipientes que los contenían. (Ha habido
rumores no confirmados de que se encontraron allí también una
cucharadita de permanganato de potasio y una vieja armónica.).
Mientras tanto, de pasada, una civilización antigua, casualmente, ha
sido diezmada por una muy reciente, y, de paso, brutal nación.
Pero hay quienes dicen ¿qué más da que Irak no tuviera armas
químicas o nucleares? ¿Qué importa que no hubiera conexión alguna
con Al-Qaeda? ¿Qué, si Osama bin Laden odiara tanto a Saddam Hussein
como odia a los Estados Unidos? Bush el pequeño ha dicho que Saddam
Hussein era "un dictador asesino." Y, continuando el razonamiento,
que Irak necesitaba " un cambio de régimen".
Da igual que hace cuarenta años la CIA, durante el mandato del
presidente John F. Kennedy, orquestara un cambio de régimen en
Bagdad. En 1963, después del triunfo del golpe de estado, el partido
Ba'ath subió al poder en Irak. Haciendo uso de listas proporcionadas
por la CIA, el nuevo régimen Ba'ath eliminó, de forma sistemática, a
centenares de doctores, profesores, abogados, y políticos conocidos
por ser de izquierdas. Una comunidad intelectual entera fue
masacrada. (La misma técnica fue utilizada para aniquilar a cientos
de miles de gentes en Indonesia y en Timor Este.) Se dijo, entonces,
que el joven Saddam Hussein había tenido mucho que ver en la
supervisión de la carnicería. En 1979, tras las luchas internas
entre facciones en el seno del Partido Ba'ath, Saddam Hussein se
convirtió en Presidente de Irak. En abril de 1980, mientras él
masacraba Chiíes el Consejero de Seguridad Nacional estadounidense
Zbigniew Brzezinksi declaraba, "no vemos ninguna incompatibilidad
básica de intereses entre los Estados Unidos e Irak". Washington y
Londres, abierta y encubiertamente, apoyaron a Saddam Hussein. Le
financiaron, le equiparon, le armaron, y le proporcionaron
materiales de doble uso para fabricar armas de destrucción masiva.
Apoyaron sus peores excesos, económica, material y moralmente.
Apoyaron la guerra de ocho años contra Irán y el gaseo en 1988 del
pueblo kurdo en Halabia, crímenes que,14 años más tarde, han sido
recalentados y puestos sobre la mesa como razones para justificar la
invasión de Irak. Después de la primera guerra del Golfo, "los
Aliados" instigaron un levantamiento de Chiítas en Basra y luego
miraron hacia otra parte cuando Saddam Hussein aplastó la rebelión y
mató a miles en un acto de represalia vengativa.
Lo fundamental es que, si Saddam Hussein era lo bastante malvado
para merecer el más elaborado, y abiertamente declarado asesinato en
la historia (el paso inicial de la Operación Conmoción y Pavor),
entonces, con toda seguridad ¿los que lo apoyaron no deberían, al
menos, ser juzgados por crímenes de guerra? ¿Por qué no están los
rostros de los funcionarios de los gobiernos de EE. UU. y Reino
Unido en la infame baraja de hombres y mujeres en busca y captura?
Porque, cuando se trata del Imperio, los hechos no importan.
Sí, se nos dice, todo aquello sucedió en el pasado. Saddam Hussein
es un monstruo que debe ser detenido ahora. Y sólo los EE. UU pueden
hacerlo. Es una técnica eficaz esta utilización de la urgente
moralidad del presente para obscurecer los pecados diabólicos del
pasado y los funestos proyectos para el futuro. Indonesia, Panamá,
Nicaragua, Irak, Afganistán - la lista crece sin cesar. Ahora mismo
hay regímenes brutales que están siendo acicalados para el futuro -
Egipto, Arabia Saudí, Turquía, Pakistán, y las Repúblicas de Asia
Central.
El Fiscal General de Estados Unidos, John Ashcroft ha declarado
recientemente que las libertades estadounidenses no son "la donación
de ningún gobierno o documento, sino un regalo de Dios". (¿Por qué
preocuparse por las Naciones Unidas cuando Dios mismo está de
nuestra parte?).
Así que en este punto estamos, los pueblos del mundo enfrentados a
un Imperio equipado con un mandato del cielo (y, como seguro
adicional, el arsenal más formidable de armas de destrucción masiva
que ha existido en la historia). Aquí estamos, enfrentados a un
Imperio que se ha conferido a sí mismo el derecho de ir a la guerra
cuando quiera, y el derecho de liberar a la gente de ideologías
corruptas, de fundamentalistas religiosos, de dictadores, del
sexismo, y de la pobreza mediante la vieja y probada práctica de la
exterminación. El imperio está en marcha, y la Democracia es su
astuto nuevo grito de guerra. Una Democracia, llevada al umbral de
vuestras casas por bombas rasantes. La Muerte es un insignificante
precio que la gente debe pagar por el privilegio de probar este
nuevo producto: La Democracia Imperial Instantánea (lleve a
ebullición, añada petróleo, bombardee después).
Pero entonces, quizás, los chinos, los negros, los desarrapados, los
desgraciados y la gentes de color realmente no se consideran de
verdad personas. Quizás nuestras muertes no se consideran muertes
reales. Nuestras historias no se estiman como historia. Nunca lo han
sido.
Hablando de historia, en estos meses pasados, mientras el mundo
observaba, la invasión estadounidense y la ocupación de Irak se han
difundido en directo por TV. de la misma manera que Osama bin Laden
y los Talibán en Afganistán, el régimen de Saddam Hussein
simplemente se ha esfumado. A ello, se ha seguido lo que los
analistas han denominado "un vacío de poder." Ciudades asediadas,
sin alimentos, agua, ni electricidad durante días; ciudades
bombardeadas despiadadamente; gentes privadas de comida y
sistemáticamente empobrecidas por las sanciones de Naciones Unidas
al régimen durante más de una década, de pronto han sido abandonadas
sin nada que se parezca a una administración urbana. Una
civilización con una antigüedad de siete mil años ha caído en la
anarquía. En televisión en directo.
Los vándalos han saqueado tiendas, oficinas, hoteles y hospitales.
Los soldados americanos y británicos no han hecho nada salvo mirar.
Dijeron que no tenían órdenes para actuar. En efecto, tenían órdenes
de matar a la gente, pero no de protegerla. Sus prioridades eran
evidentes. La seguridad y defensa del pueblo iraquí no eran de su
competencia. La seguridad de los pequeños restos de la
infraestructura de Irak no era asunto suyo. Pero la preservación y
la seguridad de los yacimientos petrolíferos de Irak sí lo eran. Por
supuesto que sí lo eran. Los yacimientos petrolíferos habían sido
"asegurados" casi antes de que comenzara la invasión .
En la CNN y la BBC, las escenas de los disturbios se han proyectado
una y otra vez. Comentaristas de TV, portavoces del ejército y del
gobierno las han descrito como "un pueblo liberado" que
exteriorizaba su furor contra un régimen despótico. El secretario de
defensa estadounidense Donald Rumsfeld declaró: "Existe desorden. El
desorden de la libertad; y la gente libre lo es para cometer
crímenes y errores, y para perpetrar actos violentos". "¿ Alguien
sabía que Donald Rumsfeld era un anarquista? Me pregunto, ¿sostuvo
la misma opinión durante los disturbios de Los Ángeles a raíz de la
paliza propinada a Rodney King? ¿Le gustaría compartir su tesis
sobre el Desorden de la Libertad con los dos millones de personas
encarceladas en prisiones estadounidenses en estos momentos? (El
país más "libre" del mundo tiene el mayor número de presos del
planeta.) ¿ Hablaría de sus ventajas con los jóvenes afroamericanos,
el 28 por ciento de los cuales pasarán parte de sus vidas adultas en
la cárcel? ¿Podría explicar por qué está al servicio de un
presidente que ha dado el visto bueno a 152 ejecuciones cuando era
gobernador de Texas?
Antes de que comenzara la guerra en Irak, la Oficina de
Reconstrucción y Ayuda Humanitaria (ORHA) envió al Pentágono una
lista de los 16 lugares cruciales que era preciso proteger. El Museo
Nacional era el segundo en la lista. Pues bien, el Museo fue no sólo
saqueado sino profanado. Era el depósito de un antiguo patrimonio
cultural. Irak, tal como lo conocemos hoy, formaba parte del valle
de Mesopotamia. La civilización que creció a lo largo de las riberas
del Tigris y del Eúfrates produjo el primer sistema de escritura del
mundo, el primer calendario, la primera biblioteca, la primera
ciudad, y, en efecto, la primera democracia del mundo. El código del
rey Hammurabi de Babilonia fue el primero en codificar leyes que
organizaban la vida social de los ciudadanos. Era un código en el
que las mujeres abandonadas, las prostitutas, los esclavos, e
incluso los animales, tenían derechos. El código de Hammurabi ha
sido reconocido no sólo como el origen de la legalidad, sino como el
principio de una forma de entender el concepto de justicia social.
El gobierno estadounidense no podía haber escogido una tierra más
inadecuada en la que llevar a cabo su guerra ilegal y desplegar su
estremecedor desprecio hacia la justicia.
En una reunión informativa en el Pentágono, durante los días de
saqueo, el Secretario Rumsfeld, Príncipe de las Tinieblas, se volvió
a su cohorte de medios de comunicación, quienes le habían servido
tan lealmente durante la guerra. "Las escenas que contemplan por
televisión, que ven una y otra y otra vez, y que siempre es la misma
imagen: personas que salen de un edificio con una vasija; se ven
veinte veces y uno se pregunta "¡Dios mío! ¿Había allí tantas
vasijas? ¿Es posible que hubiera tantas vasijas en todo el país? '".
Risas generalizadas en el Centro de Prensa. ¿Hubiera sido aceptable
que los pobres de Harlem saquearan el Metropolitan Museum? ¿Hubiera
sido saludado con alegría similar?
El Ministerio del Petróleo ocupaba el último lugar en la lista de
ORHA en la que figuraban los 16 lugares que había que proteger. Fue
el único al que se dio protección. ¿Quizás el ejército de ocupación
pensaba que, en los países islámicos, las listas se leen al revés?
La Televisión nos cuenta que Irak ha sido " liberado " y que
Afganistán se encuentra en el buen camino, en proceso de llegar a
convertirse en un paraíso para las mujeres- gracias a Bush y a
Blair, campeones de las feministas del siglo veintiuno. En realidad,
las infraestructuras de Irak han sido destruidas. Su pueblo, llevado
al borde de la inanición. Sus reservas de alimentos, agotadas. Y sus
ciudades devastadas por un colapso administrativo total. Se está
situando a Irak al borde de una guerra civil entre Chiítas y
Sunnitas. Mientras tanto, Afganistán ha vuelto a la anarquía de la
era pre-talibán, y su territorio se ha repartido en feudos por los
belicosos señores de la guerra.
Impávido ante todo esto, el 2 mayo, Bush el menor lanzaba su campaña
para el 2004, con la esperanza de ser finalmente reelegido
Presidente de los Estados Unidos. En lo que, probablemente,
constituye el vuelo más corto de la historia, un avión militar
aterrizaba sobre un portaaviones de los EE.UU., el Abraham Lincoln,
que se encontraba tan cerca de la costa que, según la Associated
Press, los funcionarios de la administración reconocieron que "el
enorme barco se había colocado de forma que se facilitara el mejor
ángulo para la televisión durante el discurso de Bush, con el mar
como fondo en lugar de la costa de San Diego". El presidente Bush,
que no realizó el servicio militar, surgió de la cabina con un traje
de fantasía - cazadora militar de piloto estadounidense, botas de
combate, protectoras gafas de vuelo y casco. Arengando a sus tropas,
que le vitoreaban, proclamó, de manera oficial, la victoria sobre
Irak. Fue prudente al decir que había sido " sólo una victoria en
una guerra contra el terror ... (que) todavía continúa"
Era importante evitar hacer un anuncio franco de victoria, porque
según la Convención de Ginebra, un ejército vencedor está sometido a
las obligaciones legales de una fuerza de ocupación, una
responsabilidad con la que la Administración de Bush no quiere
comprometerse. Además, cuando las elecciones 2004 estén más cerca, y
con el fin de seducir a votantes indecisos, otra victoria en "la
Guerra contra el Terror" pudiera llegar a ser necesaria. Se está
cebando a Siria para la matanza.
Fue Herman Goering, aquel viejo nazi , quien dijo, " los pueblos
siempre pueden ser conducidos a la posición de los líderes. ... Todo
lo que tienes que hacer es decirles que están siendo atacados y
denunciar a los pacifistas por falta de patriotismo y por exponer al
país al peligro. Funciona de la misma manera en cualquier país."
Tiene razón. Esto ha terminado de modo sencillo. Es lo que el
régimen de Bush ha llevado a cabo. La distinción entre campañas
electorales y guerra, entre democracia y oligarquía, parece que se
están difuminando rápidamente.
La única precaución en estas campañas de guerra es que no se pierdan
vidas estadounidenses. Porque debilita la confianza del votante.
Pero el problema de soldados estadounidenses muertos en combate se
ha solucionado. Más o menos.
En una reunión informativa con medios de comunicación, antes de que
se pusiera en marcha la Operación Conmoción y Pavor, el General
Tommy Franks anunció, "Esta campaña no tendrá parangón en la
historia." Puede que tenga razón.
No soy historiador militar, pero ¿cuándo, por última vez se ha
combatido en una guerra como en ésta?
Después de la utilización "de los buenos oficios" de la diplomacia
de Naciones Unidas (sanciones económicas e inspecciones de armas)
para asegurar que Irak se arrodillara, su pueblo hambriento, medio
millón de niños muertos, sus infraestructuras seriamente dañadas;
después de asegurarse de que la mayor parte de sus armas se habían
destruido, en un acto de cobardía que, con seguridad, no debe tener
comparación en la historia, la "Coalición de los Dispuestos " (más
conocida como la Coalición de los Intimidados y Comprados) - envió
un ejército invasor!
¿Operación Libertad para Irak? No lo creo así. Ha sido más bien
Operación Vamos a Disputar una Carrera, pero antes Déjame que te
Rompa las Rodillas.
Tan pronto como comenzó la guerra, los gobiernos de Francia,
Alemania, y Rusia, que se negaron a aprobar una resolución final por
la que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas la legitimara,
compitieron por proclamar cuánto deseaban que los Estados Unidos
vencieran. El presidente Jacques Chirac ofreció el espacio francés a
la fuerza aérea angloamericana. Las bases estadounidenses militares
en Alemania se abrieron para el negocio. El ministro de los Asuntos
Exteriores alemán, Joschka Fischer, expresó públicamente la
esperanza de un " derrumbamiento rápido "del régimen de Saddam
Hussein. Vladimir Putin se manifestó en público en el mismo sentido.
Se trata de los gobiernos que se coaligaron para el desarme forzoso
de Irak antes de precipitarse cobardemente para ponerse al lado de
los que lo atacaron. Además de la esperanza de compartir los
despojos, todos ellos esperaban que el Imperio respetara sus
contratos petrolíferos con Irak de antes de la guerra. Sólo los muy
ingenuos podían esperar que los viejos imperialistas se comportaran
de otra manera.
Dejando aparte las emociones baratas y los elevados discursos
morales pronunciados en Naciones Unidas durante la preparación de la
guerra, eventualmente, en momentos de crisis, la unidad de los
gobiernos occidentales - a pesar de la oposición de la mayoría de
sus gentes - ha sido aplastante.
Cuando el gobierno turco, de forma provisional, se plegó a la
opinión del 90 por ciento de su población, y rechazó la oferta de
miles de millones de dólares de dinero ensangrentado realizada por
el gobierno estadounidense para el uso del territorio turco, fue
acusado de carecer de "principios democráticos". Según una encuesta
de Gallup Internacional, en ningún país europeo existía apoyo
superior al 11% para una guerra llevada a cabo "unilateralmente por
América y sus aliados". Pero se elogió a los gobiernos de
Inglaterra, Italia, España, Hungría, y otros países de Europa
Oriental, por desatender la opinión mayoritaria de sus pueblos y
apoyar la invasión ilegal. Por lo visto, esas actitudes estaban
totalmente de acuerdo con los principios democráticos. ¿Cómo lo han
llamado? ¿Nueva Democracia? ( ¿Como Nuevo Laborismo Británico?).
En duro contraste con la venalidad mostrada por sus gobiernos, el 15
de febrero, semanas antes de la invasión, en la más espectacular
muestra de moralidad pública que jamás se había visto en el mundo,
más de 10 millones de personas se manifestaron contra la guerra en
los cinco continentes. Muchos de ustedes, estoy segura, se
encontraban entre ellos. Ellos - nosotros - fuimos contemplados con
completo desdén. Cuando, preguntado por su reacción ante las
manifestaciones pacifistas, el Presidente Bush dijo "Hay que ser
capaz de decidir, pues voy a decidir la política responsable por
encima de un grupo concreto. El papel de un líder es el de decidir
la política que se basa en la seguridad; en este caso, la seguridad
de la gente". La democracia, la moderna vaca sagrada del mundo, está
en crisis. Y la crisis es profunda. Se cometen todo tipo de ultrajes
en nombre de la democracia. Se ha convertido en poco más que una
palabra hueca, una bonita cáscara, vaciada de contenido o
significado. Puede ser lo que se quiera que sea. La democracia es la
puta del mundo libre, dispuesta a disfrazarse, o desvestirse,
dispuesta a satisfacer una gama completa de gustos, disponible para
ser usada y abusada a voluntad.
Hasta bastante recientemente, con exactitud hasta los años 80, la
democracia daba la impresión de que podría tener éxito en la
consecución de un grado de verdadera justicia social.
Pero las democracias modernas han estado dominadas durante el tiempo
suficiente por capitalistas neo-liberales para aprender cómo
derribarlas. Han dominado la técnica de infiltrarse en los
instrumentos de la democracia - la judicatura "independiente", la
prensa "libre", el parlamento - para moldearlos a sus intereses. El
proyecto de globalización corporativa ha roto las normas. Las
elecciones libres, una prensa libre, y una judicatura independiente
significan poco cuando el libre mercado los ha reducido a materias
primas en venta al mejor postor.
Para comprender en su totalidad el grado de asedio al que la
Democracia está sometida, podría servir analizar lo que está
ocurriendo en algunas de nuestras democracias contemporáneas. La más
grande del mundo: India, (sobre la que he escrito bastante
extensamente y, por lo tanto, no hablaré de ella esta noche). La más
interesante del mundo: Sudáfrica. La más poderosa: EE UU. Y, lo más
instructivo de todo, los proyectos que se están formulando para
acomodar a la más nueva del mundo: Irak.
En Sudáfrica, después de 300 años de dominación brutal de la mayoría
negra por una minoría blanca, mediante el colonialismo y el
apartheid, una democracia no racial y multipartidaria subió al poder
en 1994. Ello suponía un logro fenomenal. En dos años desde la
subida al poder, el Congreso Nacional Africano se ha prosternado sin
condiciones ante el dios del mercado. Su programa masivo de ajuste
estructural, la privatización, y la liberalización, sólo han
aumentado las terribles desigualdades entre ricos y pobres. Más de
un millón de personas han perdido sus empleos. La privatización de
los servicios básicos - electricidad, agua, y vivienda- ha supuesto
que 10 millones de sudafricanos, casi un cuarto de la población,
hayan quedado desconectados del agua y la electricidad. Dos millones
han sido desahuciados de sus viviendas.
Mientras tanto, una pequeña minoría blanca, que, históricamente, ha
sido privilegiada por siglos de brutal explotación, se encuentra más
segura que nunca. Sigue controlando la tierra, las granjas, las
fábricas, y los numerosos recursos naturales del país. Para ellos,
la transición del apartheid al neo-liberalismo apenas ha cambiado
nada. Es un nuevo apartheid con la conciencia limpia. Y ha llegado
en nombre de la Democracia.
La Democracia se ha convertido en el eufemismo del Imperio para
denominar al capitalismo neoliberal.
También en los países del primer mundo se han desmantelado,
eficazmente, los mecanismos de la democracia. Políticos, barones de
los medios de comunicación, jueces, poderosos grupos de presión
empresariales, y funcionarios del gobierno se encuentran imbricados
en un sofisticado y secreto entramado que mina por completo el
sistema de contrapesos y controles establecidos por la constitución,
los tribunales de justicia, el parlamento, la Administración y,
quizás el más importante de todos, los medios de comunicación
independientes, que forman la base estructural de una democracia
parlamentaria. Cada vez más, el solapamiento resulta cualquier cosa
menos sutil, o complejo. Aparece más claro.
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, por ejemplo, ostenta
el control de los más importantes periódicos italianos, revistas,
canales de televisión, y editoriales. El Financial Times ha
divulgado que controla cerca del 90 % de la audiencia televisiva en
Italia. Recientemente, durante un juicio sobre soborno, mientras
insistía en que él era la única persona que podía salvar a Italia de
la izquierda, dijo, "¿Cuánto tiempo más tendré que continuar con
esta vida de sacrificios?". Malos augurios para el restante 10 por
ciento de los espectadores de TV de Italia. ¿Cuál es el precio de la
libertad de expresión? ¿Libertad de expresión para quién?
En los Estados Unidos, el arreglo es más complejo. El Clear Channel
Worldwide Incorporated es el más importante propietario de emisoras
de radio del país. Controla más de 1,200 canales, que juntos suponen
el 9 por ciento del mercado. Su presidente contribuyó con cientos de
miles de dólares a la campaña electoral de Bush. Cuando centenares
de miles de ciudadanos americanos tomaron las calles para protestar
contra la guerra en Irak, el Clear Channel organizó por todo el país
patrióticas "Adhesiones a América" a favor de la guerra. Usó sus
emisoras de radio para difundirlas y seguidamente enviaba
corresponsales para cubrirlas como si se tratara de noticias
relevantes. La era de fabricar el consenso ha cedido el paso a la
era de la fabricación de las noticias. Pronto las salas de redacción
de los medios de comunicación abandonarán las apariencias, y
comenzarán a contratar a directores de teatro en lugar de
periodistas.
A medida que el mundo del espectáculo de América se hace cada vez
más violento y bélico, y las guerras de América se parecen cada vez
más al mundo del espectáculo, se están produciendo intercambios
interesantes. El diseñador que construyó, en Qatar, el decorado de
250,000 dólares, desde el que el General Tommy Franks ha orquestado
la cobertura de noticias de la Operación Conmoción y Pavor, había
diseñado también decorados para Disney, MGM, y "Buenos días,
América"
Es una ironía cruel que los EE UU, que tienen los más ardientes y
vociferantes defensores de la libertad de expresión, y (hasta hace
poco) la legislación más completa para protegerla, sean también los
que han restringido tanto el espacio en el que esa libertad puede
ser expresada. De una forma extraña e intrincada, el ruido y la
furia que acompañan la defensa legal y conceptual de la libertad de
expresión en América sirven para enmascarar el proceso de erosión
rápida de las posibilidades reales de ejercer esa libertad.
La industria de la información y del espectáculo en EE.UU. están
controladas en su mayor parte por unas pocas grandes empresas- AOL,
Time Warner, Disney, Viacom, News Corporation - Cada una de estas
corporaciones posee y controla emisoras de televisión, estudios de
cine, empresas de grabación, y empresas editoriales. Efectivamente,
las salidas están tapiadas.
El imperio de los medios de comunicación de América está controlado
por un círculo reducido de gente. El presidente de la Comisión
Federal de Comunicaciones, Michael Powell, hijo del Secretario de
Estado, Colin Powell, ha propuesto incluso la total desregulación de
la industria de la comunicación, que conducirá a una concentración
mayor todavía.
Aquí está, pues, la Democracia más Importante del Mundo, dirigida
por un hombre que no ha sido elegido legalmente. El Tribunal Supremo
de América le ha regalado su cargo. ¿Qué precio han pagado los
ciudadanos americanos por esta presidencia espúrea?
En los tres años del mandato de George Bush el pequeño, la economía
americana ha perdido más de dos millones de empleos. Los
extravagantes gastos militares, los beneficios de las grandes
corporaciones, y los regalos fiscales a los ricos han ocasionado una
crisis financiera para el sistema educativo estadounidense. Según un
análisis del Consejo Nacional Legislativo del Estado, Los EE.UU. en
el 2002 han llevado a cabo una reducción de 49 mil millones de
dólares en servicios públicos, sanidad, asuntos sociales y
educación. Y tienen previsto un recorte de otros 25,7 mil millones
de dólares este año. Todo ello, suma un total de 75 mil millones de
dólares. El presupuesto inicial de que Bush solicitó al Congreso
para financiar la guerra en Irak fue de 80 mil millones de dólares.
Así que, ¿quiénes están pagando la guerra? Los pobres de América.
Sus estudiantes, sus parados, sus madres solteras, los enfermos de
sus hospitales y la atención domiciliaria a los pacientes, sus
profesores, y los trabajadores de la sanidad.
¿Y quiénes, en realidad, combaten en la guerra?
Una vez más, los pobres de América. Los soldados que se cuecen al
sol del desierto de Irak no son los hijos de los ricos. Sólo uno de
los parlamentarios de la Cámara de Representantes y del Senado tiene
un hijo que lucha en Irak. El ejército "de voluntarios" de América,
de hecho, depende del reclutamiento de la pobreza constituida por
blancos pobres, negros, latinoamericanos, y asiáticos que buscan un
modo de ganarse la vida y conseguir una educación. Las estadísticas
federales muestran que los afroamericanos son el 21% del total de
las fuerzas armadas y el 29% del ejército de tierra. Aunque sólo
constituyen el 12 por ciento de la población general. ¿No resulta
irónica- de verdad- la desproporcionadamente alta representación de
afroamericanos en el ejército y en prisión? Quizás, deberíamos verlo
desde el lado positivo, y entenderlo como discriminación positiva de
lo más eficaz. Casi 4 millones de Americanos (el 2 por ciento de la
población) han perdido el derecho al voto debido a condenas por
delitos. De ese número, un millón cuatrocientos mil son
afroamericanos, lo que significa que el 13 por ciento de la
población negra en edad de votar se encuentra privada del derecho al
voto.
Para los afroamericanos también existe discriminación positiva en
relación con la muerte. Un estudio del economista Amartya Sen
demuestra que los afroamericanos como grupo tienen una esperanza de
vida inferior a la de gente nacida en China, en el Estado Indio de
Kerala ( de donde soy ), en Sri-Lanka, o en Costa Rica. Los hombres
de Bangladesh tienen más posibilidades de llegar a los cuarenta años
que los varones afroamericanos de aquí, en Harlem.
Este año, en el que el Dr. Martin Luther King, Jr. hubiera cumplido
74 años, el Presidente Bush criticó el programa de discriminación
positiva, que favorecía a los negros y a los latinos en la
Universidad de Michigan. Lo calificó de "discriminatorio", "injusto"
e "inconstitucional". El exitoso esfuerzo para impedir que los
negros aparecieran en las listas de votantes del Estado de Florida,
con el fin de que George Bush pudiera ser elegido, no fue, por
supuesto, ni injusto, ni inconstitucional. Tampoco creo que lo sea
la discriminación positiva para los estudiantes blancos de Yale.
Así que sabemos quiénes pagan la guerra. Sabemos quiénes combaten en
ella. Pero ¿quiénes se beneficiarán de ella? ¿Quiénes conseguirán
los contratos de reconstrucción que, se estima, pueden alcanzar los
cien mil millones de dólares? ¿Acaso los pobres de América, los
parados y los enfermos? ¿Quizás las madres solteras de América? ¿O
las minorías negras y latinas?
La Operación Libertad para Iraq, según nos asegura George Bush, se
realiza para devolver el petróleo iraquí al pueblo de Irak. Lo que
quiere decir, devolver el petróleo iraquí al pueblo iraquí a través
de las corporaciones multinacionales. Como Bechtel, como Chevron, o
como Halliburton.
Una vez más, se trata de un pequeño y compacto círculo que entrelaza
a las corporaciones, al ejército y al gobierno. La promiscuidad, y
los injertos mutuos son escandalosos.
Considere lo siguiente: el Consejo para la Política de Defensa es un
grupo designado por el gobierno que aconseja al Pentágono. El
subsecretario de defensa designa a sus miembros con el visto bueno
de Donald Rumsfeld. Sus reuniones son secretas. No se facilita
información para conocimiento público.
El Centro para la Moralidad Pública de Washington descubrió que 9 de
los 30 miembros del Consejo para la Política de Defensa tenían
conexiones con empresas a las que se concedieron contratos de
Defensa por 76 mil millones de dólares entre los años 2001 y 2002.
Uno de ellos, Jack Sheehan, un general de Infantería de Marina
jubilado, es vicepresidente senior de Bechtel, la gigantesca
compañía internacional de ingeniería. Riley Bechtel, presidente de
la compañía, es miembro del Consejo Presidencial para la
Exportación. El anterior Secretario de Estado, George Shultz, que
forma parte también del Consejo de Administración del Grupo Bechtel,
es el presidente del Consejo Consultivo del Comité para la
Liberación de Irak. Cuando, preguntado por el New York Times, si
estaba preocupado por lo que parecía plantear un conflicto de
intereses, contestó " No me consta que Bechtel, en particular,
pudiera beneficiarse de ello. Pero si hay trabajo que hacer, Bechtel
es el tipo de empresa que podría hacerlo".
Bechtel se ha beneficiado de un contrato para la reconstrucción de
Iraq por un total de 680 millones de dólares. Según el Centro para
Políticas Sensibles, Bechtel había contribuido con cientos de miles
de dólares para la campaña de los Republicanos.
Por encima de este subterfugio, se encuentra la legislación anti-
terrorista de América que lo empequeñece ante la enorme magnitud de
su malevolencia. La Patriot Act de los EE UU, aprobada en octubre de
2001, se ha convertido en el modelo para leyes anti-terroristas
similares en países de todo el mundo. Se aprobó en la Cámara de
Representantes por una votación mayoritaria de 337 a 79. Según el
New York Times, "Muchos legisladores declararon que había sido
imposible un verdadero debate o, incluso, leer la legislación".
La Patriot Act inaugura una era de vigilancia sistemática y
automatizada. Concede al gobierno la potestad de intervenir
teléfonos y ordenadores, y espiar a la gente de un modo que habría
parecido completamente inaceptable hace unos años. Concede al FBI el
poder de incautar listas de compradores, y registros de usuarios de
biblioteca y clientes de librerías bajo la sospecha de formar parte
de una red terrorista. Esta ley diluye los límites entre ideas y
actividad criminal y crea el espacio para interpretar los actos de
desobediencia civil como violación de la ley.
Centenares de personas han sido detenidas ya indefinidamente como
"combatientes ilegales". (En India, el número asciende a miles. En
Israel, 5,000 palestinos han sido detenidos.) Los no ciudadanos,
desde luego, no tienen ningún derecho después de todo. Simplemente,
pueden convertirse en "desaparecidos" como la gente de Chile en
tiempos del viejo aliado de Washington, el General Pinochet. Más de
1,000 personas, muchas de ellas musulmanes u originarios de Oriente
Medio, han sido detenidas, algunas sin que se les permitiera acceso
a representantes legales.
Además de pagar los gastos económicos de la guerra, el pueblo
americano está pagando con sus propias libertades esas guerras "de
liberación". Para el americano medio, el precio "de la Nueva
Democracia" en otros países, significa la muerte de la verdadera
democracia en casa.
Mientras tanto, se está preparando a Irak para "la liberación". (¿O,
desde el principio, se ha querido decir "liberalización"?). El Wall
Street Journal informa de que "la administración de Bush ha diseñado
proyectos radicales para rehacer la economía de Irak a imagen de la
estadounidense".
La Constitución de Irak se va a rediseñar. Sus leyes comerciales,
fiscales, y de propiedad intelectual se van a rehacer para
adaptarlas al estilo americano de economía capitalista.
La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional ha
invitado a compañías estadounidenses para concursar en la obtención
de contratos que abarcan la construcción de carreteras, sistemas de
distribución de agua, distribución de libros de texto, y redes de
telefonía móvil.
Nada más anunciar Bush el segundo que quería granjeros americanos
para alimentar al mundo, Dan Amstutz, un antiguo ejecutivo senior de
Cargill, el mayor exportador de cereales del mundo, fue nombrado
responsable de la reconstrucción agrícola de Irak. Kevin Watkins,
director de política de Oxfam, afirmó: "Nombrar a Dan Amstutz
responsable de la reconstrucción agrícola en Irak es como colocar a
Saddam Hussein en la presidencia de una comisión de derechos
humanos."
Los dos hombres seleccionados como candidatos para dirigir la
administración del petróleo iraquí han trabajado con la Shell, BP, y
Fluor. Fluor se encuentra implicada en una demanda de los
trabajadores negros sudafricanos, quienes han acusado a la compañía
por su explotación y embrutecimiento durante la era del apartheid.
Shell, desde luego, es bien conocida por su devastación de las
tierras de la tribu Ogoni en Nigeria.
Tom Brokaw (uno de los más conocidos pilares de la TV de América)
fue, sin querer, conciso sobre el proceso. "Una de las cosas que no
queremos hacer," dijo, "es destruir la infraestructura de Irak
porque en unos días vamos a ser los dueños del país".
Ahora que los títulos de propiedad han sido establecidos, Irak está
listo para la Nueva Democracia.
Así que, como Lenin acostumbraba a preguntar: ¿Qué se debe hacer?
Bien ...
Deberíamos aceptar el hecho de que no hay ninguna fuerza
convencional militar que, satisfactoriamente, pueda desafiar a la
maquinaria americana de guerra. Los atentados terroristas sólo
sirven para ofrecer el pretexto, que espera con impaciencia el
Gobierno estadounidense, para dar una vuelta de rosca más. Se puede
apostar porque días después de un atentado, se aprobaría la Patriot
II. Argumentar contra la agresión militar estadounidense alegando
que incrementará el terrorismo, es vano. Es como amenazar a Brer
Rabbit con lanzarle a unas matas de zarzas. Cualquiera que haya
leído los documentos redactados para el Proyecto de un Nuevo Siglo
Americano puede atestiguarlo. La supresión por el gobierno del
informe sobre el 11 de septiembre, elaborado por el comité del
Congreso, en el que reflejó que las advertencias del servicio de
inteligencia sobre los atentados habían sido ignoradas, pone de
manifiesto, asimismo, el hecho de que, para lo que pretendían, los
terroristas y el régimen de Bush podrían haber trabajado en equipo.
Ambos consideran a la gente responsable de las acciones de sus
gobiernos. Ambos creen en la doctrina de la culpa colectiva y el
castigo colectivo. Sus acciones los benefician recíprocamente de
manera considerable.
El gobierno estadounidense ya ha mostrado en términos inequívocos el
grado y amplitud de su capacidad de agresión paranoide. En
psicología humana, la agresión paranoide es, por lo general, un
síntoma de debilidad nerviosa. Se puede argumentar que no existe
ninguna diferencia en lo relativo a la psicología de las naciones.
El Imperio es paranoide porque tiene unas entrañas débiles.
Su "patria" debe ser defendida mediante patrullas fronterizas y
armas nucleares, pero su economía se despliega a través del globo.
Sus avanzadillas económicas son conocidas y son vulnerables. Ya
Internet zumba con listas elaboradas con productos de los gobiernos
americano y británico y de empresas que deberían ser boicoteados.
Además de los objetivos habituales - Coca-Cola, Pepsi, McDonalds -
agencias gubernamentales como USAID, la británica DFID, bancos
británicos y americanos, Arthur Andersen, Merrill Lynch, y American
Express podrían boicotearse. Son listas elaboradas y seleccionadas
por activistas en todo el mundo. Podrían llegar a ser una guía
práctica que encauce la desestructurada pero creciente furia en el
mundo. De pronto, la "inevitabilidad" del proyecto de Globalización
Corporativa comienza a parecer algo más que poco evitable.
Sería ingenuo imaginar que podemos enfrentarnos al Imperio de forma
directa. Nuestra estrategia debe ser la de aislar las partes
operativas del Imperio e inutilizarlas una por una. Ningún objetivo
es demasiado pequeño. Ninguna victoria demasiado insignificante.
Podríamos invertir el sistema de sanciones económicas que el Imperio
y sus aliados han impuesto a los países pobres. Podríamos imponer un
régimen de sanciones populares contra las corporaciones premiadas
con contratos en el Irak de la posguerra, de la misma manera que los
activistas de este país y del mundo entero han actuado al denunciar
a instituciones por apartheid. Cada una de ellas debería ser
identificada, denunciada y boicoteada. Forcémoslas a salir del
negocio. Nuestra respuesta a la campaña Conmoción y Pavor podría ser
ésta. Sería un buen principio.
Otro desafío urgente es el de poner al descubierto que los grandes
medios de comunicación son simples boletines de los consejos de
administración, lo que realmente son. Tenemos que crear un universo
de información alternativa. Tenemos que apoyar a los medios de
comunicación independientes, como Democracy Now , Alternative Radio,
y South End Press.
La batalla para exigir democracia va a ser difícil. Ningún gobierno
nos ha concedido nuestras libertades. Se las hemos arrebatado
nosotros. Y una vez que las hemos cedido, llaman revolución a la
batalla para recuperarlas. Es una batalla que debe extenderse a
través de continentes y países. Que no debe reconocer fronteras
nacionales, pero que si quiere tener éxito, tiene que comenzar aquí.
En América. La única institución más poderosa que el gobierno
estadounidense es la sociedad civil americana. Los demás somos
súbditos de naciones esclavas. En ningún caso carecemos de poder,
pero Ustedes tienen el poder de la proximidad. Ustedes tienen acceso
al Palacio Imperial y a las habitaciones del Emperador. Las
conquistas del Imperio son realizadas en su nombre, y Ustedes tienen
el derecho de rechazarlas. Ustedes pueden oponerse a luchar.
Rechazar el traslado de esos misiles del almacén al muelle. Negarse
a enarbolar esa bandera. Rechazar el desfile de la victoria.
Tienen una rica tradición de resistencia. Sólo necesitan leer Una
Historia del pueblo de los Estados Unidos, de Howard Zinn, para
recordarlo.
Centenares de miles de Ustedes han sobrevivido a la implacable
propaganda y han luchado de forma activa contra su propio gobierno.
En el clima ultra-patriótico que prevalece en los Estados Unidos,
son tan valientes como cualquier iraquí o afgano o palestino que
lucha por su patria.
Si se unen a la batalla, no por centenares de miles, sino por
millones, el resto del mundo los saludará con alegría. Y verán qué
hermoso es ser pacífico en vez de brutal; estar seguro en lugar de
asustado. Tener amigos en vez de estar aislados. Ser amado en lugar
de odiado.
Lamento discrepar de su presidente. Su país no es una gran nación.
Pero Ustedes pueden ser un gran pueblo.
La historia les da esa posibilidad.
Aprovechen la ocasión.
* Conferencia realizada en Nueva York por la escritora de la India
Arundhati Roy. Traducido por Felisa Sastre y revisado por Mauricio
Álvarez Mesa. 1 de octubre de 2003
http://www.documentalistas.org.ar/nota-informes.shtml?sh_itm=63708656c3c...
https://www.alainet.org/fr/node/108641
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