Segundo mandato del presidente colombiano

Uribe se aleja cada vez más de Sudamérica

08/08/2006
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Nada cambiará en el segundo mandato del presidente colombiano. A pesar de rumores de cambios para dejar contentos a unos y otros, seguirá siendo la principal cuña de Estados Unidos para dividir a la región. El presidente colombiano elige mirar al norte y no al sur. Al menos eso es lo que puede interpretarse de las ausencias y las presencias en la asunción de su segundo mandato. Faltaron Luiz Inacio Lula da Silva (Brasil), Néstor Kirchner (Argentina), Evo Morales (Bolivia) y Hugo Chávez (Venezuela) pero asistieron Alan García (Perú), Michelle Bachelet (Chile) y otros mandatarios centroamericanos. Según del lado que se lo mire, contrarrestarán algunos -ya que el presidente colombiano mantiene lazos con algunos pares-, pero hoy por hoy todo indica que, cada día más Uribe se aleja de los grandes proyectos políticos renovadores que encarnan Venezuela, Bolivia, Brasil y Argentina para estrechar lazos con las naciones afines a Estados Unidos en nuestra región. Al asumir su segundo mandato el lunes, ninguno de los presidentes que se alinean en una política de -al menos- distancia con Washington, concurrió a Bogotá, marcando otra vez las claras diferencias que hay en la política colombiana y la de aquellos países que reúnen la mayor cantidad de población y comercio de la región. Uribe fue siempre el mayor aliado del presidente norteamericano George W. Bush, que ha apoyado económica y militarmente a través del Plan Colombia, luego modificado al más políticamente correcto nombre de Plan Patriota, operación cuyo fin es dar apoyo a la lucha contra la guerrilla y la erradicación de cultivos de la hoja de coca. Este estrecho acercamiento con el norte es mirado con desconfianza por los presidentes de Argentina y Brasil, principales socios del Mercado Común del sur (Mercosur), que, luego de algunos cimbronazos, resurgió con fuerza en la última Cumbre de mandatarios en Córdoba. Con el presidente venezolano, Hugo Chávez, Uribe tiene una buena relación, a tal punto que el bolivariano dijo más de una vez que lo considera su “amigo”. Sin embargo, políticamente, están en veredas distintas, Chávez conduce a su país hacia un modelo socialista que pone los pelos de punta de Estados Unidos y Uribe ha desarrollado un modelo neoliberal más propio de los gobiernos de los ‘90. Al decir que el Estado “no es empresario, absorbente, que marchita la iniciativa privada" esta hablando, con eufemismos, de que deja que el libre mercado opere en la economía. La reciente decisión de Uribe de vender el 20 por ciento de la petrolera ECOPETROL (empresa que le reportó al Estado 7 billones de pesos colombianos, unos tres mil millones de dólares) entra en esta categoría, al igual que su intento de subir el IVA (impuesto regresivo que grava a los más pobres) o la transferencia de recursos de abajo hacia arriba de la escala social, sin hablar del claro apoyo al sector corporativo empresarial de su país y sus nunca aclarados nexos con el narcotráfico. La presencia de algunos mandatarios sudamericanos en Bogotá no hace más que reforzar la idea de que el lugar que ocupa Colombia hoy es el de la política ligada a los poderes de turno. Alan García, Michelle Bachelet, Alfredo Palacio, jefes de Estado de Perú, Chile y Ecuador hoy no son considerados gobiernos que se acerquen a la nueva tendencia hacia la izquierda, más bien se cuidan de no quedar mal parados frente a los halcones de Washington. El único presidente integrante del Mercosur que fue a la asunción de Uribe fue Nicanor Duarte Frutos, de Paraguay, hombre al que le gusta estar bien “con Dios y con el Diablo”. Evo Morales, claramente identificado con Chávez tampoco fue a la asunción, y envió a su vicepresidente Álvaro García Linera, a pesar de ser socio de Colombia en la Comunidad Andina de Naciones (CAN), ámbito donde, de acuerdo a lo que dijo Alan García y a una invitación de los demás socios, podría volver Chile si acepta ser miembro asociado. Terminado su primer mandato e iniciado el segundo, -gracias a una ley modificada expresamente por el uribismo ya que la constitución colombiana prohibía la reelección- Uribe ha querido dar una imagen de mayor tolerancia y apertura: dejo entrever en su discurso inaugural que a partir de ahora habrá negociaciones con al principal guerrilla del país, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). “No nos frena el miedo para negociar la paz. Confieso que me preocupa algo diferente: el riesgo de no llegar a la paz y retroceder en seguridad", dijo el mandatario, cuidándose de brindar, a la vez, una respuesta a la numerosas demandas de que entable un dialogo con la guerrilla y una garantía a las clases medias y altas que lo votaron y que ven en la seguridad el mayor logro de la gestión del conservador. En los próximo cuatro años, Uribe tratará de dar una imagen de mayor integración y de buena vecindad hacia adentro con lo partidos de la oposición, -principalmente seducirá al Partido Liberal e intentará apropiarse de ciertas propuestas del izquierdista Polo Democrático- y hacia fuera -estrechando aun mas relaciones con Perú y Chile- con vistas de contrabalancear el poder creciente del bloque Mercosur y minar en sus bases la tan comentada y nunca concretada Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN). Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina http://www.prensamercosur.com.ar
https://www.alainet.org/fr/node/116498
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