En la encrucijada
Entre la desconfianza y el cambio
09/10/2006
- Opinión
Con poca o nula confianza en los políticos “tradicionales” los ecuatorianos se aprestan a elegir presidente; en este terreno resbaladizo, un candidato de izquierda, Rafael Correa, puede llegar al poder alardeando de su amistad con Hugo Chávez.
A cinco días de las elecciones generales en Ecuador, en que se elegirá presidente por cuatro años y a dos días del cierre de campaña, los 13 candidatos esperan captar los votos de los indecisos que en estos comicios tienen peso; 4 de cada 10 ecuatorianos aun no decidieron por su voto.
Con un pasado reciente caótico y un deterioro pronunciado de los niveles de vida, no es raro que la gente demuestre el hartazgo hacia los políticos tradicionales, y que esto se traduzca en la desconfianza a los candidatos. Un país en crisis económica que se devoró a seis presidentes en los últimos diez años, niveles cada vez más grandes de pobreza, inseguridad creciente en las calles de las grandes ciudades Quito, Guayaquil y Cuenca, promesas incumplidas y corrupción son apenas algunas de las causas por los que la gente se sienta frustrada.
La crisis de los partidos y líderes históricos es clara. El Partido Social Cristiano (PSC) del ex presidente León Febres Cordero ya no influye en el electorado aunque conserva su predicamento en las altas esferas del poder. Su candidata Cinthia Viteri no ha logrado, a pesar de su buena imagen y de ser relativamente nueva en la política (es diputada desde 1998) despegarse del viejo caudillo.
Algo similar puede decirse de León Roldós, que, bajo una maquillada alianza de centro izquierda denominada Red Ética y Democracia y el partido Izquierda Democrática, va por su tercer intento de llegar al Palacio de Carondelet (se presentó en 1992 y 2002 y nunca superó el tercer puesto). Según las encuestas estaría lejos de llegar siquiera a una segunda vuelta.
Otro candidato “tradicional” y que a pesar de sus esfuerzos no ha podido recalar en la gente de acuerdo a los millones de dólares que ha invertido, es Alvaro Noboa, el multimillonario bananero más rico de Ecuador que en dos oportunidades quedó en la puerta de la primera magistratura (1998 y 2002) y que vuelve al ruedo con ciertas chances de pasar otra vez al balotage, según lo sondeos. Aunque no faltan quien dice que esos votos son “comprados”.
Con el típico discurso empresario y atado a políticas que se resisten a retirarse, el postulante del PRIAN confía en aglutinar a las fuerzas de la derecha de llegar al 26 de noviembre.
En este marco, quien aparece como fuera de la “partidocracia” es Rafael Correa, un economista joven de 43 años con breve paso por el ministerio de economía en 2005 en el que aplicó algunas decisiones controvertidas. El guayaquileño supo despegarse de la vieja política y esta primero en todos encuestas previas y con posibilidades ciertas de ganar en primera vuelta, para el que se necesita el 50 por ciento más uno de los votos u obtener el 40 por ciento y superar por al menos diez puntos al segundo.
Correa se define como "un hombre de izquierda, pero no de una izquierda marxista sino una izquierda cristiana" e intenta captar el apoyo de la creciente influencia bolivariana del presidente de Venezuela Hugo Chávez, del que el candidato se declara admirador y seguidor.
Según ha dicho en la campaña, en su gobierno se llamaría a una Asamblea Constituyente, con plenos poderes. Correa ha dicho que su mandato buscará la integración con otros países de la región, rechazará el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, aunque no tocará la dolarización, implementada en el año 2000.
Además del ascendente economista, el mandatario venezolano cuenta con la adhesión de otros tres candidatos presidenciales, lo que indica a las claras la irradiación política e ideológica que ha adquirido el actual gobierno de la patria de Bolívar. Ellos son el líder indígena Luis Macas, el periodista Marcelo Larrea, y el ex militar Lenin Torres, algunos de los cuales tiene un profundo lazo con el país caribeño.
El clima de campaña no ha sido bueno, agresiones y golpes bajos están a la orden del día y quien ha más “sufrido” fue precisamente Correa, el candidato de Alianza País. Viteri y Roldós lo acusan de anarquista y populista (la rubia candidata hablo de narcocracia) y casi todos de que un eventual gobierno llevaría al país a la bancarrota. Pero los números le sonríen al novel político y lo que pretenden ser ataques de las viejas estructuras no ha hecho más que restarles apoyo y pasárselo a Correa, a tal punto que a pocas horas de la contienda, esté necesitaría poco más de 200 mil votos para asegurarse la presidencia.
Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina
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