La derecha al ataque

En una elección de primera vuelta, que no mostró un mayor crecimiento de Macri respecto de las anteriores, él mismo fue sin embargo, ungido por el conjunto de los medios de comunicación, la derecha mediática, política y económica, las fuerzas del Pacto de Olivos, la Iglesia y hasta militares (¡¿Tu también Bendini!?) como el gran vencedor y el ya nuevo Jefe de Gobierno de Buenos Aires.

Los porteños deberíamos prepararnos para soportar un gobierno de la derecha en su conjunto, ya que Macri tiene el mérito de unir en su partido a toda la derecha, desde Santiago de Estada que fue Subsecretario de Videla, hasta Jorge Enríquez, estrecho colaborador de De la Rúa (y de la iglesia y de la federal), pasando por todas las gamas del pintoresquismo de la derecha porteña, ya duhaldista, ya menemista o ucedeísta. Pero, ¿es ésto realmente así, o es ésta la línea que baja del poder multinacional, que Macri representa sin mediación política alguna (también sin pensamiento político alguno)? Si nos atenemos a las cifras estrictas, y recordamos que Telermann (pese a lo patético de su gobierno y su actitud) era el vicejefe de Ibarra, y Filmus fue su ministro de educación antes de ser ministro nacional, se debe recordar que ambos reflejan de una u otra manera al mismo espacio, o por lo menos a aquel que bajo la denominación de ‘Progresismo’ ganara las últimas elecciones porteñas (incluyendo a Carrió que en dichas elecciones estaba de ése lado), derrotando sucesivamente a Cavallo primero y a Macri después. Si esto es así, la suma real de la elección daría que, Macri obtuvo el 45.6% de los votos y el viejo espacio ‘progresista’ ahora dividido en Filmus y Telermann, sumó 44.5%, es decir una mínima diferencia de votos, a favor de Mauricio que es Macri. Es cierto que no todos los votos de Telermann irán a Filmus -hecho que los medios exasperan- pero también es cierto que prácticamente, con la sola excepción del risueño-fascista partido de Cherazny, el resto de casi todo el electorado que se expresó en las urnas tiene más afinidad con Filmus que con el gran pensador moderno que dirige al PRO. Cabe agregar que también es posible que algunos votos que fueron a Macri no vuelvan a él, ante el temor al efecto ‘monstruo’. De allí, que pese a que los medios están dando casi como un paseo de ‘Chicho Chico’ hacia la Jefatura, el día 24, el mismo podría no serlo.


 En la primera vuelta con Ibarra, Macri obtuvo una diferencia mucho mayor que la que le sacó hoy a ambos candidatos sumados, aun cuando no se pueda hacer una suma mecánica. La derecha ha expresado en la Ciudad de Buenos Aires, su porcentaje histórico, que siempre osciló entre el 38-48%, según sea el ánimo de las capas medias respecto de los pobres. Cabe dar la batalla final para impedir que la contrarrevolución instale su pata en la Ciudad. A todos nos queda claro que un gobierno de Macri en Buenos Aires, sería una catástrofe para el pueblo y las fuerzas populares. Macri simboliza el retorno al modelo neoliberal más descarnado y mafioso. Es bueno recordar que el poder de su grupo económico, se origina en el desembarco de la Logia P2 (Licio Gelly) en nuestro país y especialmente en la fusión de los nuevos capitalistas genocidas y parasitarios con la dictadura genocida, en el inicio del desguace del estado nacional, es decir la fusión del proyecto de Martínez de Hoz, con la picana de Camps y los ‘vuelos de la muerte’. El grupo Macri fue emblemático de la dictadura con su empresa Manliba que inició el proceso privatizador. No estaría de más impedir el triunfo de tan nefasto personaje en la Ciudad. Su triunfo de alguna manera, implicaría la revancha de las fuerzas oligárquicas respecto del cambio de correlación de fuerzas abierta por la gran rebelión popular del 19 y 20 de diciembre de 2001. En todo sentido el triunfo de Macri sería la antítesis del 19 y 20, que de alguna manera abrió el camino que estamos recorriendo, en cuanto al abandono del modelo neoliberal, con mayor redistribución del ingreso, crecimiento del mercado interno, reinclusión social, recuperación de soberanía y fuerte reinserción sudamericana.

Tinelli y Gran Hermano

A nadie debería sorprender si Macri incluso, hubiese obtenido el triunfo en primera vuelta, dado, cuales son los contenidos y medios más vistos y oídos por la población metropolitana y del Gran Buneos Aires. El cocktail Tinelli (Nina Pelloso), Gran Hermano, Fútbol-todos-los-días, Radio 10, realmente dificulta que alguien pueda expresar -y de expresarlo pueda ser oído y escuchado- el más mínimo pensamiento, la más mínima reflexión crítica. Lógico es entonces, que un sector importante de la sociedad ‘compre’ el producto que mediáticamente una campaña de marketing político le vende. Está incapacitada de saber qué está comprando. ‘Votalo por boquita....’; ‘como es rico no va a robar...’ (cabe aclarar que todo lo que tiene lo robó a la nación, al estado y al pueblo, por lo que por supuesto se robará hasta los floreros de la Jefatura de gobierno); ‘es el único que hace propuestas...’,... en fin la lista de estupideces sería interminable. Pero de alguna manera muestra el estado de manipulación mediática que soporta una parte importante de nuestra población carenciada, y el tremendo aparato de dominación comunicacional que se ejerce sobre las capas medias estupidizadas con la manipulación de la inseguridad y el odio a los cartoneros y a los piqueteros, ahora que mejoró un poco su situación económica. Tal vez el ejemplo más claro de cómo cambió la mentalidad de algunos sectores medios, lo constituyan los taxistas, que de ser ‘sicoanalistas al paso’ de sus pasajeros, pasaron a ser fachos adentro de un auto, prontos a odiar a los ‘bolitas’, los negros, los piqueteros, y ‘todos esos negros de mierda que no quieren laburar’. La mayoría pronta a defender a los genocidas hoy ‘perseguidos’ por la justicia. Casi todos con Radio 10 puesta en el dial. Claro, el gobierno pudo haber hecho algo. Radio 10 fue robada a la Ciudad, sólo bastaba con devolvérsela y darle a la 10 la frecuencia que hoy usa la Ciudad, para disminuir el impacto de la derecha fascista sobre la población. Pero... Lo mismo podría hacerse con Telesur, las licencias renovadas a los canales de televisión que ejercen el control sobre los cerebros de la mayoría de los argentinos y la ley de radiodifusión vigente desde la dictadura. Bastaría con que Telesur fuera un canal de aire nacional como debiera, para contrarrestar parte del veneno antipopular que destilan los medios menemistas o del ‘gran diario argentino’.

Hoy todos juntos contra Kirchner. Sin embargo, la verdad de la realidad suele ser más fuerte que las prisiones mediáticas tal como lo demostró el 19 y 20 de diciembre. La derecha sigue ejerciendo el control mental del pueblo argentino, apenas reducido en algo por los excelentes trabajos de Canal 7, el Canal Encuentro y las Radios Nacionales, pero podría hacerse mucho más y sobre todo podrían recuperarse y abrirse nuevos espacios de radio, televisión y prensa para enfrentar a una derecha desbocada y unida contra el gobierno kirchnerista que posee el 95-99 % de todo el aparato mediático nacional.

La derecha al ataque

La derecha se ha unido y abroquelado para destruir el proyecto de Kirchner de abandonar el Pacto de Olivos y preservar su alianza con Chávez. La derecha por medio de sus distintos demiurgos (Alfonsín, Carrió, Duhalde, Lavagna, Bergoglio, López Murphi, Macri, Puerta, el traidor a la Patria, Sobisch, Clarín, la Nación, Perfil, Grondona, Majul,... hasta De la Rua reapareció). La tienen reclara: ‘Hay que acabar con la hegemonía kirchnerista’, dicen. ¿Qué significa? No meterse con las ‘leyes del olvido’, volver al FMI, acabar con la ‘puja salarial’, acabar con el ‘gasto suntuario en jubilaciones’ (el Cronista Comercial puso el grito en el cielo por el millón de personas de entre 60 y70 años que se jubilaron ‘sin aportes’ que Cavallo y sucesores habían dejado fuera del sistema y que el gobierno reincluyó), parar el pasaje de las AFJP al Estado, acabar con los avances en educación sexual, la interrupción deseada del embarazo, etc, etc, etc. Pero sobre todo, la derecha quiere romper el eje Caracas - Buenos Aires y los dos proyectos principales que Chávez ha clavado en la frente de los Estados Unidos: el Gasoducto del Sur y el Banco del Sur. Ambos estratégicas palancas de Liberación Continental. Ambos proyectos esenciales para Argentina y el resto de América. La ofensiva contra Kirchner, de la cual el apoyo total a Macri es una pieza esencial, fue coincidente con la largada de la campaña de los ‘biocombustibles’ en Brasil, que tiene por objetivo separar a Brasil y Argentina de su alianza con Venezuela. Es así, que sumados Iglesia y partidos del pacto de Olivos más los medios en manos del poder económico arrecian una campaña despiadada contra la marcha general del gobierno, no plagada de errores y desaciertos, por cierto. Campaña que incluye un descarado boicot a la industria turística argentina en su momento de mayor de expansión histórica, la que ha servido a paliar desempleo y subempleo en varios lugares del país, pero que particularmente ayuda a un fuerte ingreso extra de divisas a la nación. Está claro que para este plan la posesión de Buenos Aires es decisiva, por el fuerte factor desestabilizador que tendría y por la autonomía financiera de la Ciudad. La simple suma del electorado que no voto por Macri da con creces una cifra mayor a la necesaria para ganarle a Mauricio, pero claro hay que hacerlo.

Telermann – Carrió

A tal punto quedó claro que Telermann jugaba para la derecha que al día de hoy aun no ha dicho que apoyará a Filmus. Peor aun en sus alocuciones patéticas subsiguientes a las elecciones casi reconoció lo innecesario de la segunda vuelta, pero su co-equiper Olivera fue más allá y habló de Macri como ‘próximo Jefe de Gobierno. Otra que fallido!! La derrota de Telermann es sin embargo un símbolo de madurez política para una propuesta oportunista hasta los tuétanos y hueca de contenidos. Su derrota muestra también los límites de lo mediático y lo marketinero como eje de acción política. Su alianza con Carrió que esgrimió como ariete del triunfo, lo sepultó en la derrota, lo cual también es otro signo de madurez, respecto de la opinión popular sobre una señora, que más allá de sus tratos con el más allá, no le puede perdonar a Kirchner haberla dejado sin programa y sin discurso. Desde entonces gruñe, apostrofa y pontifica frases incoherentes sobre el ‘fascismo kirchnerista’. En fin, tal vez su conexión con el otro lado no esté funcionando tan bien. La derrota del oportunismo telermannista, abre la posibilidad de derrotar a Macri desde una perspectiva mayor, profundizando en el gobierno de la Ciudad las políticas desarrolladas por el progresismo en una línea más productivista, más distributiva, más inclusiva, pero esencialmente, recuperando la Ciudad como un polo productivo nacional, con un ambiente sano y sustentable, democratizando su espacio público y ampliando las formas de participación popular, que permitan resolver los graves problemas sociales de casi la mitad de los habitantes porteños. La ciudad que parió junto a sus compatriotas del conurbano y otros lugares del país, la rebelión popular de diciembre de 2001, que liquidó al neoliberalismo en nuestro país aportando 30 mártires, no puede permitir un triunfo de la derecha gangsteril, corrupta, parásita y reaccionaria.

Nuestra historia es también memoria y el pueblo debe marchar con toda su historia encima, impidiendo que Macri triunfe en la Ciudad. Es difícil, pero no imposible, cosas mayores hemos hecho los argentinos y también los porteños, sino pregúntenle a Beresford, Whitelocke, Sobremonte, Fernando VII, De la Rúa o a Duhalde.