El mapa de la pobreza mexicana
- Opinión
Los costos regionales del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) modifican el rostro de la pobreza mexicana, cuya población de más de 105 millones de habitantes ha quedado dividida entre unos pocos ricos y un número cada vez más creciente de pobres.
Víctimas mayores de las políticas de ajuste impulsadas por la globalización neoliberal, los países latinoamericanos muestran su superficie las disparidades del amargo contacto con la nación más poderosa de la tierra, escenario en que a la nación mexicana corresponde tal vez la más alta cuota de desigualdades.
En el plano geográfico, la pobreza de México —que atañe a más de la mitad de la población— se refleja como una triste sentencia sobre el mapa. Mientras los territorios fronterizos con Estados Unidos muestran una supuesta bonanza desde la firma del TLC, los estados del sur, entre los que figuran Oaxaca, Guerrero y Chiapas, demuestran que los supuestos beneficios del Consenso de Washington demoran en llegar tan lejos.
A la definición geográfica de la miseria, se añade la proyección hegemónica norteamericana para la región, estructurada en la Alianza para la Prosperidad de América del Norte (ASPAN), considerada como una segunda versión del TLCAN, a la que se incorpora la seguridad regional como uno de los ejes estratégicos, en los se incluye el control sobre las reservas energéticas y de agua de toda la zona.
En un enroque muy peculiar, los visionarios de las nuevas conquistas prolongan las fronteras en nombre de la seguridad, reedición de las guerras de conquista del siglo XIX, sin la necesidad de tirar un tiro, con la aprobación de las autoridades y el beneplácito de toda la comunidad empresarial, culturalmente formada bajo la visión colonial de las grandes universidades norteamericanas.
Diseñada bajo el dudoso pretexto de equilibrar la competitividad de las empresas canadienses, norteamericanas y mexicanas, la Alianza para la Seguridad de América del Norte resalta por el secreto que rodea sus reuniones y acuerdos, estructurados como mecanismo de compactación y dominación absoluto, en los que la parte sur actúa como elemento reductor de los costos y acelerador de las ganancias.
En el diseño futuro del mapa mexicano, modernos oleoductos y gasoductos alternan con grandes corredores desde Alaska a Yucatán, convertidos en vía para el aprovechamiento de la transportación de mercancías provenientes de Asia a través de los puertos mexicanos, sustitutos las instalaciones norteamericanas de la costa occidental, las que hoy asumen más de 40 por ciento del tránsito de mercaderías que ingresan a Estados Unidos.
A las supercarreteras y redes ferroviarias se agrega un sistema de canales de doble propósito, encaminados a posibilitar un sistema de transporte fluvial y controlar los recursos hídricos del norte del hemisferio occidental, donde, según los diseñadores del porvenir, la integración profunda iguala en la mesa de negociaciones al petróleo mexicano con el agua canadiense.
Casi extinguido, el campo mexicano espera reverdecer sus esperanzas con la producción de agrocombustibles y mientras la explotación de hortalizas frescas —controlada por transnacionales estadounidenses— engorda estadísticas y cuentas bancarias, el precio del maíz norteamericano, transgénico e importado, toca las nubes.
Para los estrategas de Washington, el futuro mapa de América del Norte cuenta con impresionantes vías de comunicación terrestre, ferroviaria y fluvial, por la que seguirán fluyendo —con mayor velocidad— las materias primas necesarias y los sobrevivientes de la miseria impuesta por la más amplia versión del saqueo.
"Pobrecito México, tan lejos de Díos y tan cerca de los Estados Unidos", vaticinó a inicios del siglo XX el general mexicano Porfirio Díaz, premonición que aún marca la existencia de una nación condenada por los ambiciosos capricho de los emperadores del tercer milenio, capaces de modificar la geografía y convertir el futuro mapa de México en una prolongación de sus dominios..
X Encuentro Internacional de Economistas Sobre Globalización y Problemas del Desarrollo. La Habana del 3 al 7 de marzo de 2008
http://www.eleconomista.cubaweb.cu/globalizacion/2008/dia4_8/geografia.html
Del mismo autor
- Integración: brújula para encontrar el Sur 07/03/2008
- Enfermedades globalizadas 06/03/2008
- Arquitectura de la necesaria incertidumbre 06/03/2008
- El mapa de la pobreza mexicana 06/03/2008