Fernando Lugo y los desafíos de Paraguay

12/06/2008
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Antiguo obispo de uno de los Departamentos más pobres del país, San Pedro, y hasta hace dos años desconocido en la arena política paraguaya, Fernando Lugo, elegido presidente de la república el pasado 20 de abril [1], tomará posesión del cargo el 15 de agosto próximo.

Para los trabajadores pobres y para los campesinos, Lugo representa la esperanza de superar la extrema pobreza provocada por la política del partido Colorado, basada en el clientelismo, la corrupción y la explotación, un partido que además malvendió de manera vergonzosa la soberanía del país.

En marzo de 2006, Lugo participó en el movimiento que se opuso a la maniobra de Nicanor Duarte Frutos de modificar la Constitución para tener la oportunidad de un segundo mandato [2].  En diciembre de 2006 abandonó su sotana para vestir el ropaje de político estimulado por una petición con cien mil firmas para que se comprometiese en política.  Durante 14 meses recorrió el país para recoger los reclamos de la población, en su ñemongeta guasu (en guaraní: gran diálogo con el pueblo).

Lugo, que no pertenecía por entonces a ningún partido político, consiguió reunir en torno a su candidatura un amplio espectro de partidos y movimientos sociales, agrupados en la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), una coalición de la oposición que va del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) a grupos de izquierda más radicalizados [3].

Apodado “el obispo de los pobres”, Fernando Lugo cuenta con un fuerte apoyo, en particular en las poblaciones rurales y en los barrios populares de las ciudades.  Ciertos sectores sociales y políticos paraguayos le critican que no tenga una posición ideológica clara, mientras que otros, sin dudar de su buena fe, lo consideran un personaje moderado cuyas tentativas de reformas serán minadas por el Partido Liberal, que participa en el poder, y por el Partido Colorado, que está en la oposición[4].

Si bien Fernando Lugo no se presentó como un candidato “revolucionario”, su acceso a la presidencia de Paraguay no deja de ser revolucionario dada la historia política de país: pone fin a la hegemonía del Partido Colorado, que gobernó sin interrupción durante 61 años, 35 de los cuales bajo la dictadura del general Alfredo Stroessner, desde 1954 hasta 1989.

“Hemos culminado una etapa y hoy comenzamos la otra, la del compromiso de transformar el Paraguay [5]”, se congratuló Lugo ante el anuncio de los resultados electorales.  ¡Pero la etapa que comienza no será fácil!

Paraguay es un país pequeño (cuenta con 6 millones de habitantes, a los que hay que sumar cerca de 3 millones de exiliados económicos), empobrecido por la política del Partido Colorado (más del 50 % de la población vive bajo el umbral de pobreza, 35 % en la miseria absoluta).  Las finanzas del Estado están erosionadas por el peso de una deuda en gran parte ilegítima y odiosa [6].  El país tiene poco peso en el Mercosur[7] pero, sin embargo, es un país importante en el nivel estratégico.

El Paraguay, sometido al apetito de los imperialismos

La triple frontera, una zona donde coinciden los límites de Brasil, Paraguay y Argentina, es una región caracterizada por una gran biodiversidad.  Paraguay posee la reserva hidroeléctrica más importante del Cono Sur y alberga el acuífero guaraní, una de las reservas de agua dulce más importantes del planeta.  Sus riquezas naturales hacen de Paraguay un punto estratégico en la geografía latinoamericana, lo que estimula el apetito varios países, en particular de Estados Unidos, Brasil y Argentina.

Estados Unidos trató durante mucho tiempo de instalar una base militar en Paraguay.  Washington presionó al gobierno para que aceptara su presencia militar en el país, con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.

Por su lado, los dos gigantes latinoamericanos, Brasil y Argentina, han perpetuado con Paraguay unas relaciones de poder profundamente injustas desde la guerra de la Triple Alianza[8], en particular por medio de su instalación masiva en este país con fines de explotación agrícola, y a través de los tratados bilaterales relativos a la explotación de las centrales hidroeléctricas de Itaipú y Yacireta.  Los empresarios brasileños compraron grandes extensiones de tierras paraguayas para establecer, al principio, grandes explotaciones basadas en la agricultura intensiva, y últimamente de soja transgénica[9], con la bendición de los grandes latifundistas nacionales y de los sucesivos gobiernos, causando desastres económicos, sociales y ambientales.

En tal panorama, incluso si contiene numerosas debilidades [10], entre otras cosas no cuestionar radicalmente los privilegios de los grupos de poder, el programa anunciado por Lugo durante la campaña es un programa reformista que se articula en torno a desafíos y apuestas importantes, tanto en el plano del desarrollo nacional como en términos de integración y de cambio de las relaciones de fuerza regionales.

Los grandes ejes del programa de la APC

 Los
grandes temas son: una “revolución agraria integral”; la lucha contra la corrupción, la impunidad y la reforma del Estado para intentar expulsar de éste una burocracia oligárquica y mafiosa con más de 60 años de antigüedad; una “planificación estratégica del desarrollo nacional”; un “programa de reactivación económica estrechamente vinculado a la equidad social”; la recuperación de la soberanía, especialmente la energética mediante la revisión de los tratados de Yacyreta e Itaipú; una integración regional solidaria, en particular intentando superar la relación asimétrica de Paraguay con los otros miembros del Mercosur, entre otros temas.

Un programa como éste no es del agrado del Partido Colorado y de la gran burguesía, a la que pertenecen los latifundistas.  Ese grupo hará todo lo que puedan para impedir que Lugo lleve adelante las reformas, así como los capitalistas brasileños y argentinos, que podrirían ver, ellos también amenazados sus privilegios, y el gobierno estadounidense, que ha perdido un aliado dócil a la cabeza del Estado.

Las consecuencias geopolíticas de este cambio, si Lugo mantiene el “rumbo” de su campaña electoral, pueden ser considerables.

Soberanía territorial y reforma agraria integral

 La “reforma agraria integral” propuesta por la APC es una tarea prioritaria para poner fin a la escandalosa concentración de la propiedad de la tierra.  Lugo, en una entrevista, anunció que “la reforma agraria integral debe partir de un catastro nacional de las propiedades, que actualmente no existe.  La propiedad de la tierra es tan desigual hoy en Paraguay que un 80 % de la tierra está en manos del 2 % de la población.  A continuación, será necesario formar equipos interdisciplinarios y de distintas representaciones implicadas en esta problemática: los sin-tierra, los grandes latifundistas y el Estado deberán discutir en conjunto una reforma agraria integral[11]”.

El debate corre el riesgo de ser complicado con los todopoderosos latifundistas, nacionales y extranjeros, que harán seguramente lo posible para bloquearlo.  Esta reforma agraria, que quiere ser “integral”, consiste en redistribuir la tierra y colocar a los campesinos y a los indígenas en el corazón de un nuevo modelo de producción agrícola.

Soberanía energética: Revisar los tratados de Itaipú y de Yacyretá…

Uno de los grandes temas de la campaña de Lugo y su coalición es la recuperación de la soberanía hidroeléctrica, que pasa por una profunda renegociación de los contratos de Itaipú y Yacyretá, firmados por la dictadura paraguaya de Stroessner en 1973 con Brasil (dictadura de Garrastazu Médici) y con la Argentina de Perón, para mayor beneficio de estos dos países.

El tratado de Itaipú establece, en particular, que la energía producida se repartirá la mitad para cada país, teniendo cada uno de éstos el derecho a adquirir la energía que no sea utilizada por el socio para su propio consumo interno.  Con este tratado, Paraguay, que consume alrededor un 5% de la energía producida en Itaipú, se encuentra ya de entrada perjudicado; se ve obligado a vender el excedente, de alrededor de un 95 %, a Brasil, al precio de coste, o poco más o menos.  Las condiciones fijadas en el tratado son profundamente injustas, o incluso totalmente ilegales: los precios fijados por el tratado de Itaipú se sitúan muy por debajo de los precios de mercado, las normas de comercialización son leoninas, los tipos de interés relativos a la amortización de la inversión son usurarios y profundizan la deuda externa.  El acuerdo de explotación de Yacyretá con Argentina contiene cláusulas muy similares, igualmente perjudiciales para los intereses de Paraguay y para la soberanía sobre sus recursos naturales.

Paraguay recibe 300 millones de dólares al año por la explotación de Itaipú, mientras que Ricardo Canese, ingeniero especialista en energía, considera que por los 53.000 gigawatios que Paraguay vende a Brasil, debería recibir no menos de 4.000 millones de dólares, según los precios del mercado[12].

Lugo reclama un tratamiento justo por parte de sus vecinos: instaurar precios equitativos, reducir los tipos de interés usurarios; definir nuevas normas de colaboración bilateral, más justas y más soberanas; disponer libremente del excedente; eliminar las deudas ilegítimas resultantes de estos tratados.

El Gobierno brasileño hizo saber que estaba dispuesto a discutir con el nuevo presidente electo el precio de la energía de Itaipú, pero que excluía toda revisión del tratado binacional antes del vencimiento del contrato[13], lo que significa no tratar el tema antes del 2023.  Por ahora, la posición argentina no parece más conciliadora que la de Brasil.

La acción judicial

Lugo mantiene una postura firme sobre este tema y no excluye llevar el asunto ante los tribunales internacionales: “Si no se dan las condiciones se va a intentar agotar todos los caminos legales jurídicamente aceptables entre los países que hemos firmado estos acuerdos y si no se consigue se podría ir a otros estamentos judiciales a nivel internacional[14]”.

“Para eso está la comunidad internacional.  Que la comunidad internacional se entere, que sepa —para eso están los medios de comunicación, ¿verdad?— qué hicieron y qué están haciendo el Brasil y la Argentina con el Paraguay.  Nunca hemos denunciado en ningún foro internacional eso, y lo tenemos que hacer con la frente alta.  Recuperar la dignidad es también recuperar la soberanía.  La dignidad como nación.  Cualquiera va a saber que Brasil está cometiendo una vez más una injusticia con el Paraguay, y eso a nivel internacional[15]”.

Para Paraguay, los recursos que tiene legítimamente derecho de obtener de la revisión de los acuerdos con Brasil y Argentina constituyen una palanca económica potente para garantizar una política de desarrollo e inversión en programas sociales que permitan superar la extrema miseria del país.  Esperemos que Paraguay no claudicará ante estos vecinos.

...  para financiar el desarrollo

Fernando Lugo prevé destinar los recursos resultantes de la venta de la energía a precio del mercado y los obtenidos de la renegociación de los contratos bilaterales al programa de desarrollo social y reactivación de la actividad económica.

El programa de Gobierno de la Alianza, expuesto durante la campaña electoral, prevé, en particular, la creación de empleo para 100.000 familias sin empleo; jubilaciones para 200.000 ancianos; la construcción de 40.000 casas al año y la creación de 50.000 nuevos puestos de trabajo al año; la construcción de carreteras y de infraestructura pública; la contratación de 30.000 profesores para mejorar la educación y la construcción de 20.000 nuevas aulas al año; el apoyo a la investigación y a la cultura, de las inversiones en salud y la gratuidad de las prestaciones médicas; la tarifa social del agua para 800.000 familias, la de la electricidad para 400.000 familias y la gratuidad de este servicio para otras 400.000; la financiación de la reforma agraria, etc.

¡Por una auditoría de la deuda paraguaya!

Para hacer realidad este ambicioso programa de justicia social —según cifras proporcionadas por Emir Sader[16]Las medidas propuestas por el FMI preveían un aumento del IVA del 10 % al 13 %, combinado con un aumento de la base imponible; el congelamiento de los salarios de los empleados públicos y del salario mínimo durante un período de al menos dos años; el aumento del aporte de los jubilados al erario público conjuntamente con la reducción de los pagos a estos mismos jubilados de un 6 %; la reducción de la deuda pública mediante la utilización de los recursos provenientes de la venta de las empresas públicas entre otras medidas., será necesario dedicar 1.700 millones de dólares anuales—, el gobierno deberá aumentar los ingresos del Estado.  Si esto pasa, como es evidente, por la lucha contra la corrupción y las prácticas mafiosas presentes en todos los niveles del aparato del Estado y de la sociedad, y por la recuperación de la soberanía energética, será necesario estar atentos y vigilantes con la política de endeudamiento con las instituciones financieras, especialmente con el FMI y el BM.

Bajo la presidencia de Nicanor Duarte y sus ministros de Hacienda Dionisio Borda y César Barreto (que sucedió a Borda.  NdT), el Partido Colorado, partidario de la ideología neoliberal, intentó aplicar con aún más fuerza las recetas del «consenso de Washington», evidentemente contrarias a los intereses de los más desprotegidos[17]. 

En materia de endeudamiento, más allá de la renegociación de las deudas ilegítimas de Itaipú y Yacyretá, Fernando Lugo debería encarar una auditoría de la deuda, que podría comprender toda la gestión del Partido Colorado (1954-2007), y que permitiría repudiar las deudas odiosas y las ilegítimas[18].  A causa del largo período de dictadura y de corrupción institucionalizada, los resultados serían sin duda alguna sorprendentes y darían un buen balón de aire fresco a las finanzas públicas! El caso “Gramont”[19] seguramente no es un caso aislado!

Las posibilidades de cambio no se podrán lograr sin contar con la solidaridad y el apoyo de ciertos gobiernos de la región.

¿Y si Lugo cambiara las relaciones de fuerza regionales?

La formación de un Gobierno de “centro-izquierda” en Paraguay va a permitir el refuerzo de la orientación integracionista latinoamericana, relativamente independiente de la influencia de Washington.  Incluso si es cierto que el ejecutivo colorado de Nicanor Duarte participó en el proceso de integración progresista en curso sobre el continente (Banco del Sur, etc.), con la llegada de Lugo, se puede suponer que la presencia paraguaya será más firme y más sólida.

El apoyo y la aproximación de los países que luchan también por la reconquista de su soberanía (en particular, Bolivia, Ecuador, Venezuela) serán decisivos para hacer frente a Brasil y a Argentina.  Brasil, que, según su ministro Ceslo Amorim, “no quiere ser visto como un país imperialista”[20], deberá seguramente revisar su libreto.  Con respecto a Paraguay, a otros países y a un Banco del Sur, que quiere modelar a imagen de las instituciones de Bretton Woods.  Las relaciones de fuerza regionales se verían modificadas.

 Todo depende del pueblo paraguayo

A causa del panorama político que se presenta, es difícil decir si Fernando Lugo podrá establecer las medidas que los paraguayos necesitan imperiosamente.  ¿Cuál será su margen de maniobra cuando esté a la cabeza del país? ¿Sabrá combinar los intereses tan diferentes y las contradicciones profundas de las fuerzas en su Alianza, que van de la derecha conservadora a la izquierda?

Y sobre todo, más allá de las actuales relaciones de fuerza en el gobierno, ¿sabrá responder a las expectativas de los más explotados, que fueron los que lo llevaron a la presidencia?

En cualquier caso, ante los intereses de clase opuestos, el desarrollo y la tendencia del nuevo Gobierno dependerán en gran parte de los movimientos populares y campesinos, de su vigilancia, de su capacidad de propuestas, luchas y movilización.

Está en Lugo la respuesta: “¿Es posible entonces modificar el sistema económico, conforme al socialismo del siglo XXI? El conflicto entre los que tienen que acumular y aquellos que no tienen y son un producto empobrecido no se resolverá con teleconferencias de los ladrones globales, sino sólo por la conquista del pueblo [21]”.  Estamos entonces ante perspectivas interesantes para los próximos meses.

Traducción: Guillermo Parodi, Griselda Pinero y Raúl Quiroz.
Fuente: Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM)
http://www.cadtm.org


Notas

[1] Obtuvo el 40,82 % de los votos frente al 30,72 % de la candidata del Partido Colorado Blanca Oviedo y al 21,98 % del ex general Lino Oviedo.  En el Paraguay, la elección presidencial se decide por mayoría simple en una única vuelta.

[2] Los presidentes son elegidos para un único mandato.

[3] La APC agrupa a 10 partidos y a una veintena de movimientos, entre ellos el Partido Liberal Radical Auténtico, la Democracia Cristiana, el Encuentro Nacional, el País Solidario, el Partido Movimiento al Socialismo (P-MAS), el Movimiento Tekojojá, el Bloque Nacional y Popular, el Movimiento Resistencia Ciudadana Nacional y el Movimiento Fuerza Republicana.

[4] De los 45 senadores y los 80 diputados, el Partido Colorado obtuvo 15 senadores y 30 diputados, el PLRD, 14 senadores y 29 diputados; el Partido UNACE, del ex general Oviedo, 9 senadores y 15 diputados; Patria Querida, cuyo líder es Pedro Fadul, 4 senadores y 4 diputados; el Movimiento Tekojojá, aparentemente el más próximo a Lugo, 1 senador y 1 diputado, lo mismo que el Partido Democrático Progresista; el Partido Popular Socialista, 1 senador y el Partido Movimiento al Socialismo (P-MAS), no logró ningún representante.

[5] http://www.telesurtv.net/noticias/secciones/nota/index.php?ckl=26960-NN

[6] Según el Banco Central del Paraguay, la deuda pública externa se elevaba, el 1 de marzo de 2007, a 2.186,8 millones de dólares.  Esta cifra subestima en mucho el endeudamiento real del país.  El discurso del gobierno anterior recordaba el lema propagandístico “todo va bien en el mejor de los mundos”.  Fue así como el 6 de abril de 2008, con ocasión de la asamblea anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el ministro de Finanzas, Cesar Barreto, se congratulaba de la buena salud económica del Paraguay.  Para él, la deuda externa habría tenido un fuerte descenso, pasando del 44 % del PIB en 2002, al 18 % en 2007.  (http://www.ultimahora.com/notas/106596-Paraguay-est%C3%A1-blindado-frente-a-crisis-financiera-internacional ).  Ahora bien, estas cifras son totalmente erróneas dado que no contabilizan la deuda del Paraguay contraída por las empresas binacionales Itaipú y Yaciretá que se sería por lo menos de 14.000 millones de dólares.

[7] Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, así como los países asociados Chile, Bolivia y Venezuela

[8] Desde el final de la colonización española, en 1811, el Estado paraguayo practicaba el proteccionismo para defender su industria nacional y su mercado interior.  Era entonces el Estado más progresista de la región.  Por esta razón fue atacado en 1865 por la coalición de sus vecinos Brasil, Argentina y Uruguay, apoyados y estimulados por Gran Bretaña, la potencia capitalista dominante de la época, que temía la difusión del ejemplo paraguayo.  La sangrienta guerra, que duró cinco años, dejó con vida apenas a una sexta parte de su población.  Además, al Paraguay se le impusieron sanciones económicas: tuvo que ceder parte de su territorio a los otros países y pagar deudas de guerra.  Por ello se encontró endeudado por primera vez en su historia, ya que desde 1811 a 1870 se había desarrollado sin recurrir al endeudamiento externo.

[9] Entre 1995 y 2006, la superficie dedicada al cultivo de la soja se ha más que triplicado, pasando de 735.000 hectáreas a 2,4 millones de hectáreas.  Esto representa casi el 25 % de la superficie cultivable.

[10] Lugo, que optó por una alianza política amplia para llegar a la presidencia, tiene que manejarse con intereses muy diversos.  El programa de la APC refleja la diversidad de los grupos que la componen.  Se tuvo que llegar a compromisos para alcanzar un consenso que satisficiera las reivindicaciones de todos.

[11] http://vulcano.wordpress.com/2008/04/21/fernando-lugo-la-ilusion-paraguaya

[12] Raúl Zibechi, Paraguay: el fin de la dictadura colorada, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=66555

[13] http://www.argenpress.info/nota.asp?num=054804&parte=0

[14] http://vulcano.wordpress.com/2008/04/21/fernado-lugo-la-ilusion-paraguaya

[15] http://www.noticiasdelsur.com/nota.php?nota=3360

[16] Emir Sader, El nuevo Paraguay, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=66086

[17] Las medidas propuestas por el FMI preveían un aumento del IVA del 10 % al 13 %, combinado con un aumento de la base imponible; el congelamiento de los salarios de los empleados públicos y del salario mínimo durante un período de al menos dos años; el aumento del aporte de los jubilados al erario público conjuntamente con la reducción de los pagos a estos mismos jubilados de un 6 %; la reducción de la deuda pública mediante la utilización de los recursos provenientes de la venta de las empresas públicas entre otras medidas.

[18] Desgraciadamente, parece que ha elegido como futuro ministro a Borda, ex ministro de finanzas de Nicanor Duarte de 2003 a 2005, y a Federico Franco del PLRA como vicepresidente.

[19] Por el decreto 6295, dictado el 26 de agosto de 2005, el Estado paraguayo considera que la deuda contraída de manera fraudulenta por el cónsul Gustavo Gramont con bancos privados durante la dictadura de Alfredo Stroessner es ilícita y que el Estado no tiene ninguna obligación de pagarla.

[20] Raúl Zibechi, El fin de la dictadura colorada, http://www.elclarin.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=11311&Itemid=2771

[21] Discurso pronunciado durante el seminario sobre el Socialismo del siglo XXI, el 25 de agosto de 2007, en Ecuador.  http://www.noticiasdelsur.com/nota.php?nota=2503

https://www.alainet.org/fr/node/128123?language=es
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