¿Ataques o "actos de terrorismo" con excavadora? Depende de quién esté arriba y de quién esté abajo
11/11/2008
- Opinión
En menos de tres semanas, dos palestinos causaron un gran alboroto al usar unas excavadoras contra personas y coches en la ciudad de Jerusalén. En el primer incidente, Hussam Duwiyat mató a dos hombres y una mujer, e hirió a unas cuantas personas más, al conducir una excavadora que acabó chocando con un autobús lleno de pasajeros en la calle comercial de Jaffa. Según los informes de la policía, Duwiyat era un palestino de Jerusalén Este y trabajaba en una obra cerca de donde ocurrieron los hechos. Su mujer, de origen judío, dijo a la prensa que Duwiyat sufría de psicosis inducida por las drogas, y que no pertenecía a ninguna organización nacionalista o religiosa.
En el segundo incidente, Ghassan Abu Teir, de 23 años, originario del pueblo de Umm Touba, al sur de la ciudad de Jerusalén, llevó a cabo la misma acción pero esta vez en la zona centro de Jerusalén y justo al lado del Hotel Rey David, donde normalmente se hospedan los dirigentes políticos que se reúnen con el gobierno israelí; ese día, Barak Obama llegaba a Israel para continuar su campaña electoral. Las declaraciones de Obama, antes de la conferencia anual del Comité Israelí-Americano de Asuntos Públicos (AIPAC), pidiendo la unidad de Jerusalén no gustaron para nada a los palestinos, sobre todo a los jerusalemitas. Sin embargo, la familia Abu Teir afirma que el incidente fue un accidente, que Ghassan perdió el control de los frenos y que recibió un tiro debido al anterior ataque con excavadora.
Pero a pesar de lo asombroso que pueda parecer, estos recientes acontecimientos palidecen en comparación con lo que Israel ha hecho con sus excavadoras.
Con cada día que pasa, más barrios y terrenos de Jerusalén Este desaparecen por la "limpieza" que llevan a cabo las excavadoras israelíes con el fin de poder establecer nuevas colonias ilegales. Desde noviembre de 2007, cuando se celebró la Conferencia de Anápolis, la cual suponía que tenía que reestablecer el proceso de paz, Israel no ha hecho más que acelerar la construcción de nuevas colonias ilegales a lo largo de toda Cisjordania, pero especialmente en Jerusalén. Paralelamente, se han celebrado más de cien reuniones entre oficiales israelíes y palestinos bajo el nombre de lo que ellos mismos llaman "negociaciones".
Las excavadoras también representan a los cientos de pueblos palestinos arrasados y a las miles de casas demolidas en la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén, consistiendo en la continua e implacable violación por parte de Israel de la ley internacional. En el año 2004 Israel arrasó unas 2.250 casas entre la Franja de Gaza y Cisjordania, dejando aproximadamente sin hogar a unos 14.000 palestinos. Demoler o arrasar casas palestinas con el pretexto de que son ilegales porque los propietarios no poseen las licencias correspondientes de construcción es una práctica común en Jerusalén.
Las excavadoras también han sido las responsables de la destrucción masiva de las tierras palestinas para la construcción del Muro del Apartheid, declarado ilegal por el Tribunal de La Haya, que serpentea por la ya Palestina ocupada. Los operadores israelíes han usado las excavadoras para desarraigar cientos de miles de olivos (muchos de ellos milenarios), limoneros y otros árboles frutales, representando el sustento de los agricultores palestinos; han destruido cientos de pozos y almacenes agrícolas y, han arrasado con caminos mientras también han bloqueado con tierra y cemento muchos otros.
Cabalgar sobre una excavadora
El 31 de mayo de 2001, la edición del periódico que cuenta con mayor número de lectores en Israel, Yediot Aharonot, publicaba las declaraciones de Moshe Nissim, quien había sido suspendido de su trabajo como inspector en el Ayuntamiento de Jerusalén por supuestamente haber aceptado sobornos de contratistas; Nissim relataba su papel en las operaciones por parte de las fuerzas de ocupación israelíes en el campo de refugiados de la ciudad de Jenín, al norte de Cisjordania, donde él mismo, bajo los efectos del alcohol, condujo una excavadora militar D-9.
"No sabía ni como manejar la excavadora D-9", recordaba Nissim. "Pero en dos horas, soldados del ejército me enseñaron como conducirla y como arrasar y limpiar una superficie plana. Até la bandera del equipo de fútbol "Beitar" en la parte trasera de la excavadora y les pedí que se apartaran y que me dejaran trabajar". Según Nissim los soldados sabían que él no tenía miedo y que no le importaba para nada tener que hacer ese sucio trabajo.
"Durante 75 horas, sin descanso, solamente arrasé y arrasé, mientras continuaba bebiendo whisky para combatir el cansancio. Por el altavoz, ordenaba a los palestinos que salieran de sus casas antes de que yo procediera a destruirlas. Pero no daba ninguna posibilidad a nadie. No esperaba a que salieran para demoler la casa. Simplemente le propinaba un golpe enorme de manera que se derrumbara rápidamente y así fuera más fácil el acceso a otras casas. La idea era arrasar el máximo con el mínimo tiempo".
"Me sentía feliz con cada casa que derrumbaba, porque sabía que no les importaba morir y que lo único por lo que se preocupaban era por sus casas. Si derribas una casa, entierras a 40 ó 50 personas de diferentes generaciones. Si me siento culpable de algo es de haber derribado el campo entero".
En marzo de 2003, la activista americana Rachel Corrie, de 23 años, fue aplastada hasta la muerte por una excavadora americana Caterpillar, mientras trataba de impedir que las fuerzas de ocupación israelí destruyeran la casa del farmacéutico palestino Samir Nasrallah. Los activistas internacionales que acompañaban a Corrie relataron que, mientras Corrie estaba de pie y desarmada delante de la casa, el soldado israelí que conducía la excavadora, la atropelló deliberadamente dos veces, avanzando e invirtiendo sus maniobras, hasta provocarle la muerte.
"La excavadora" también es el antiguo apodo con el que se conocía al ex primer ministro israelí Ariel Sharon, el cual provocó más de 20.000 muertes aquel trágico marzo de 1982, mientras sus tropas atacaban Beirut. Una comisión de investigación israelí encontró al entonces ministro de defensa, Sharon, responsable indirecto de la matanza de Sabra en Beirut y del campo de refugiados de Shatila.
Una década antes, como responsable de las fuerzas de ocupación situadas en el sur de Palestina, Sharon ordenó demoler con una excavadora unos cientos de casas palestinas para construir una carretera militar por la que pudieran circular las tropas y sus pesados vehículos; indirectamente, quería facilitar la entrada a los campos de refugiados de Gaza. Después de lanzar todas las pertenencias de los palestinos a la calle, las tropas de Sharon trajeron sus excavadoras y comenzaron a aplanar la calle, golpeando y matando a quien se atreviera protestar. A partir de entonces, esta calle pasó a conocerse como la "calle de las ruinas".
En agosto de 1971, los soldados bajo las órdenes de Sharon destruyeron aproximadamente 2.000 casas en la Franja de Gaza desarraigando, por segunda vez en sus vidas, a 16.000 personas.
Cada vez más, la destrucción y demolición con excavadoras operadas por las fuerzas de ocupación israelíes quedan desatendidas, fuera del marco legislativo israelí y sólo cuentan con actos reivindicativos y de protesta por parte de los activistas que se solidarizan con los palestinos. Sólo cuando el conductor es un palestino o la víctima un judío se considera un acto de terrorismo.
Mireia Gallardo Avellan es delegada de Paz con Dignidad en Palestina
En el segundo incidente, Ghassan Abu Teir, de 23 años, originario del pueblo de Umm Touba, al sur de la ciudad de Jerusalén, llevó a cabo la misma acción pero esta vez en la zona centro de Jerusalén y justo al lado del Hotel Rey David, donde normalmente se hospedan los dirigentes políticos que se reúnen con el gobierno israelí; ese día, Barak Obama llegaba a Israel para continuar su campaña electoral. Las declaraciones de Obama, antes de la conferencia anual del Comité Israelí-Americano de Asuntos Públicos (AIPAC), pidiendo la unidad de Jerusalén no gustaron para nada a los palestinos, sobre todo a los jerusalemitas. Sin embargo, la familia Abu Teir afirma que el incidente fue un accidente, que Ghassan perdió el control de los frenos y que recibió un tiro debido al anterior ataque con excavadora.
Pero a pesar de lo asombroso que pueda parecer, estos recientes acontecimientos palidecen en comparación con lo que Israel ha hecho con sus excavadoras.
Con cada día que pasa, más barrios y terrenos de Jerusalén Este desaparecen por la "limpieza" que llevan a cabo las excavadoras israelíes con el fin de poder establecer nuevas colonias ilegales. Desde noviembre de 2007, cuando se celebró la Conferencia de Anápolis, la cual suponía que tenía que reestablecer el proceso de paz, Israel no ha hecho más que acelerar la construcción de nuevas colonias ilegales a lo largo de toda Cisjordania, pero especialmente en Jerusalén. Paralelamente, se han celebrado más de cien reuniones entre oficiales israelíes y palestinos bajo el nombre de lo que ellos mismos llaman "negociaciones".
Las excavadoras también representan a los cientos de pueblos palestinos arrasados y a las miles de casas demolidas en la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén, consistiendo en la continua e implacable violación por parte de Israel de la ley internacional. En el año 2004 Israel arrasó unas 2.250 casas entre la Franja de Gaza y Cisjordania, dejando aproximadamente sin hogar a unos 14.000 palestinos. Demoler o arrasar casas palestinas con el pretexto de que son ilegales porque los propietarios no poseen las licencias correspondientes de construcción es una práctica común en Jerusalén.
Las excavadoras también han sido las responsables de la destrucción masiva de las tierras palestinas para la construcción del Muro del Apartheid, declarado ilegal por el Tribunal de La Haya, que serpentea por la ya Palestina ocupada. Los operadores israelíes han usado las excavadoras para desarraigar cientos de miles de olivos (muchos de ellos milenarios), limoneros y otros árboles frutales, representando el sustento de los agricultores palestinos; han destruido cientos de pozos y almacenes agrícolas y, han arrasado con caminos mientras también han bloqueado con tierra y cemento muchos otros.
Cabalgar sobre una excavadora
El 31 de mayo de 2001, la edición del periódico que cuenta con mayor número de lectores en Israel, Yediot Aharonot, publicaba las declaraciones de Moshe Nissim, quien había sido suspendido de su trabajo como inspector en el Ayuntamiento de Jerusalén por supuestamente haber aceptado sobornos de contratistas; Nissim relataba su papel en las operaciones por parte de las fuerzas de ocupación israelíes en el campo de refugiados de la ciudad de Jenín, al norte de Cisjordania, donde él mismo, bajo los efectos del alcohol, condujo una excavadora militar D-9.
"No sabía ni como manejar la excavadora D-9", recordaba Nissim. "Pero en dos horas, soldados del ejército me enseñaron como conducirla y como arrasar y limpiar una superficie plana. Até la bandera del equipo de fútbol "Beitar" en la parte trasera de la excavadora y les pedí que se apartaran y que me dejaran trabajar". Según Nissim los soldados sabían que él no tenía miedo y que no le importaba para nada tener que hacer ese sucio trabajo.
"Durante 75 horas, sin descanso, solamente arrasé y arrasé, mientras continuaba bebiendo whisky para combatir el cansancio. Por el altavoz, ordenaba a los palestinos que salieran de sus casas antes de que yo procediera a destruirlas. Pero no daba ninguna posibilidad a nadie. No esperaba a que salieran para demoler la casa. Simplemente le propinaba un golpe enorme de manera que se derrumbara rápidamente y así fuera más fácil el acceso a otras casas. La idea era arrasar el máximo con el mínimo tiempo".
"Me sentía feliz con cada casa que derrumbaba, porque sabía que no les importaba morir y que lo único por lo que se preocupaban era por sus casas. Si derribas una casa, entierras a 40 ó 50 personas de diferentes generaciones. Si me siento culpable de algo es de haber derribado el campo entero".
En marzo de 2003, la activista americana Rachel Corrie, de 23 años, fue aplastada hasta la muerte por una excavadora americana Caterpillar, mientras trataba de impedir que las fuerzas de ocupación israelí destruyeran la casa del farmacéutico palestino Samir Nasrallah. Los activistas internacionales que acompañaban a Corrie relataron que, mientras Corrie estaba de pie y desarmada delante de la casa, el soldado israelí que conducía la excavadora, la atropelló deliberadamente dos veces, avanzando e invirtiendo sus maniobras, hasta provocarle la muerte.
"La excavadora" también es el antiguo apodo con el que se conocía al ex primer ministro israelí Ariel Sharon, el cual provocó más de 20.000 muertes aquel trágico marzo de 1982, mientras sus tropas atacaban Beirut. Una comisión de investigación israelí encontró al entonces ministro de defensa, Sharon, responsable indirecto de la matanza de Sabra en Beirut y del campo de refugiados de Shatila.
Una década antes, como responsable de las fuerzas de ocupación situadas en el sur de Palestina, Sharon ordenó demoler con una excavadora unos cientos de casas palestinas para construir una carretera militar por la que pudieran circular las tropas y sus pesados vehículos; indirectamente, quería facilitar la entrada a los campos de refugiados de Gaza. Después de lanzar todas las pertenencias de los palestinos a la calle, las tropas de Sharon trajeron sus excavadoras y comenzaron a aplanar la calle, golpeando y matando a quien se atreviera protestar. A partir de entonces, esta calle pasó a conocerse como la "calle de las ruinas".
En agosto de 1971, los soldados bajo las órdenes de Sharon destruyeron aproximadamente 2.000 casas en la Franja de Gaza desarraigando, por segunda vez en sus vidas, a 16.000 personas.
Cada vez más, la destrucción y demolición con excavadoras operadas por las fuerzas de ocupación israelíes quedan desatendidas, fuera del marco legislativo israelí y sólo cuentan con actos reivindicativos y de protesta por parte de los activistas que se solidarizan con los palestinos. Sólo cuando el conductor es un palestino o la víctima un judío se considera un acto de terrorismo.
Mireia Gallardo Avellan es delegada de Paz con Dignidad en Palestina
Revista Pueblos
https://www.alainet.org/fr/node/130777
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