Gobierno y prensa: el complot de los fusiles plásticos

21/12/2008
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San Salvador

La posibilidad de que el Gobierno haya “maquillado” o incluso inventado un informe de inteligencia del ejército para hacer propaganda contra la oposición, en plena campaña electoral, ha comenzado a tomar fuerza, al analizarse las débiles e inconsistentes “pruebas” ofrecidas, y la prensa parece acompañar ese esfuerzo dudoso.

La controversia inició el pasado 13 de diciembre, cuando La Prensa Gráfica, citando un informe de la inteligencia militar y al mismo ministro de la Defensa, Jorge Molina, informó de movilizaciones y entrenamientos de grupos armados ilegales en varias zonas del país. Tales grupos se movilizarían cerca de comunidades donde se asentaron guerrilleros del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), desmovilizados tras la firma de la paz de 1992: Los alrededores de El Paisnal, La Bermuda (Suchitoto), Volcán de Guazapa, entre otros.

Inteligencia poco inteligente

Como si todo fuera parte de un acto coordinado, el 14 de diciembre, un día después de aquel informe de La Prensa Gráfica, el Consejo Nacional de Seguridad (CNS) dio a conocer en conferencia de prensa las supuestas pruebas de la existencia de al menos 40 grupos armados, que en total sumarían hasta 400 hombres.

¿Esperaba el NCS que La Prensa Gráfica lanzara su “primicia” para luego “confirmar” que esos grupos existen? ¿Hubo algún tipo de contubernio entre el medio y el Gobierno? ¿Por qué las autoridades no investigaron a fondo el caso, si ya tenían información precisa, en lugar de anunciarlo públicamente? Muchísimas son las preguntas en el ambiente.

El CNS es encabezado, vale decir, por el ministro de Seguridad, René Figueroa, un ministro conocido por su afición a hacer campaña electoral a favor de su partido, la gobernante Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que va perdiendo en las encuestas frente al FMLN, de cara a las elecciones del 2009. Según el pastor Rómel Guadrón, Figueroa ayudó a montar una estructura de pastores evangélicos para conseguir los votos de esa comunidad y darle el triunfo en el 2004 al entonces candidato Tony Saca.

Las “pruebas” presentadas por el CNS fueron, entre otras, unas fotografías que muestran a los residentes de la comunidad Dimas Rodríguez, ubicada en las inmediaciones de El Paisnal, departamento de San Salvador, recibiendo “entrenamiento militar”. Días después se sabría que ellos ejecutaban un acto cultural que incluyó la simulación de una parada militar utilizando fusiles de plástico, comprados en un puesto ambulante de la Calle Arce, en el centro de San Salvador.

Se les ve además vistiendo uniformes militares color verde olivo, vestimenta que, según las autoridades y algunos medios de prensa, revelaban el origen real de una parada militar con fines de entrenamiento, aunque vestimenta de ese tipo, así como botas de combate, pueden comprarse en cualquier mercado popular.

Desde hace 15 años, la Dimas Rodríguez, una comunidad pacífica y bien organizada, viene realizando tal evento, como una manera de recordar sus orígenes rebeldes: allí se quedaron a vivir algunos guerrilleros, recién desmovilizados tras el fin de la guerra, en 1992. Y nunca antes habían visto cómo sus rifles de plástico causarán una controversia semejante.

Otra foto muestra un grupo de seis sujetos posando para la cámara, en lo que parece ser un encuentro para entrenarse militarmente, en una zona montañosa. Se cubren los rostros con pañoletas rojas y uno de ellos sostiene un fusil. Lo curioso es que uno de los sujetos aparece vestido con una camisa casual, cuadriculada, como la que un joven vestiría para ir al cine con la novia, y cabe preguntarse: ¿quién iría a un entrenamiento militar a una zona boscosa con una camisa de vestir cuadriculada? ¿Los llevaron allí para posar para la cámara?

El alboroto ha sido tal, que el Presidente Tony Saca dijo que denunciará el caso ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA).

Sospechoso desplazamientos de vacas

Los informes de inteligencia, que según La Prensa Gráfica “confirman” la existencia de grupos armados, señalan que hubo “avistamientos” de tales grupos el pasado 20 de julio del presente año en el Cerro Cinotepeque, jurisdicción de El Paisnal. Citando a una fuente militar, el matutino dice: “en varias ocasiones ha habido disparos sostenidos y ráfagas”.

ContraPunto llegó hasta el cerro, conocido por los lugareños como Cerro Chino, y preguntó a varias personas sobre hombres armados y balazos. “No señor, nunca he visto esos hombres armados que dicen que andan por aquí”, dice Pedro Delgado, un lugareño que va pasando al pie del cerro, cabalgando su yegua. ¿Y alguna vez ha escuchado algo como tiros o ráfagas?, se le pregunta.

“No, veya, nunca, aquí es bien sano”, dice Pedro, que lleva 15 años viviendo por estos lados, y conoce el cerro y sus inmediaciones como la palma de su mano.

La comunidad Rutilio Grande se levanta a medio kilómetro del Cerro Chino, siempre en la jurisdicción de El Paisnal. Es una comunidad nombrada en honor al sacerdote jesuita asesinado por el ejército el 12 de marzo de 1977. Durante la guerra, las gentes de este sitio debieron huir para salvar sus vidas, y sólo regresaron al finalizar el conflicto.

En el centro de la comunidad hay una minúscula tiendita, construida de madera, y dentro, descamisado para combatir el calor, está Facundo Calderón, de 56 años. ¿Usted ha visto hombres armados por aquí, don Facundo?

“Lo único que vemos en el cerro son un cachimbo de vacas”, dice. ¿Y sujetos entrenando como soldados? “La muchachada va a jugar pelota, porque por allí está la cancha, pero nada de entrenamientos militares”.

A Facundo lo secunda su amigo Domingo Cortez, de 58 años. Luce unos lentes oscuros y un sombrero verde olivo. “Saber quién se ha inventado eso, son puros cuentos”, añade. Y se pregunta: “¿Cómo va a creer que si algo de eso pasara, no supiéramos nosotros, que somos de aquí?”. “Acuérdese que en los lugares pequeños como este, todo se sabe”.

Ansiedad en la Bermuda y El Paisnal

ContraPunto se desplazó también hacia la zona de La Bermuda, en las inmediaciones de Suchitoto, departamento de Cuscatlán. Los informes de inteligencia señalan que en esta área también se han detectado movimientos de grupos armados ilegales. Los vieron, dice el informe, desplazarse desde La Bermuda hasta el cantón Tenango.

En el Papaturro, una comunidad de la Bermuda, vive José Dolores Castillo, de 62 años. El calor lo ha hecho también sacarse la camisa. “Nunca hemos sabido o escuchado de grupos armados, sólo de la PNC (Policía Nacional Civil), pero a ellos ya los conocemos”, dice Dolores. Él y su familia tienen 19 años de vivir allí. “Es sofoca que el Gobierno tiene por las elecciones”, dice.

A unos metros de su casa, reside Teresa Laínez, de 64 años. Teresa tiene los ojos rojos, y no es por conjuntivitis. No ha dormido casi nada en dos días, preocupada por los acontecimientos surgidos a raíz del escándalo generado por la prensa y el Gobierno. El pasado martes 16 de diciembre, tres camiones llenos de soldados, pertenecientes al Destacamento Militar número 5, con sede en Cojutepeque, llegaron al Papaturro, algo que no había ocurrido nunca tras la firma de los Acuerdos de Paz.

Los soldados llegaron en teoría para realizar ejercicios militares, pero era evidente que habían llegado siguiendo órdenes del Alto Mando para “investigar” los grupos armados. El lunes pasado, un carro con armas había sido abandonado en las cercanías de El
Paisnal.

¿Casualidad? ¿Mano peluda?

A partir del incidente del carro con armas, Teresa no duerme, pensando en que, aunque los efectivos se retiraron debido a la presión de la población, esos soldados podrían regresar y capturen a jóvenes del Papaturro, les pongan unas armas a la par, y luego la prensa del país los saque como parte de los grupos armados. Ella tiene dos hijos, de 25 y 19 años.

“Les dije a mis hijos: miren, no salgan, los pueden meter en eso de las armas”, narra Teresa.

Todo ese ambiente tenso, que se siente en toda la comunidad, le ha puesto mal de los nervios, y por eso el insomnio. “He amanecido con dolores de cabeza desde que salió eso de los grupos, pueden capturar a mis hijos”, relata.

En la comunidad Dimas Rodríguez, de El Paisnal, los hombres se han organizado para hacer posta, de día y de noche. Quieren evitar también que, cobijados por la noche, desconocidos les lleguen a poner armas y los involucren. Todo eso ha trastornado el diario vivir de esta comunidad. “No he tapiscado el maiz por andar en todas estas vueltas”, cuenta Pedro Díaz, de 55 años.

Algunos analistas creen que no se puede descartar la existencia algún grupito armado con motivaciones políticas, como al que perteneció José Mario Belloso, que disparó y mató con un M-16 a dos policías, en julio del 2006. Pero estos serían grupúsculos urbanos radicalizados, que no pelearon la guerra y que nada tienen que ver con comunidades rurales de ex combatientes del FMLN, como la Dimas Rodríguez y otras. Aquí los hombres y mujeres que combatieron conocen en carne propia los horrores de la guerra, y no quieren volver a vivirlo.

“Queremos sembrar nuestras milpas, alimentar a nuestros hijos, y trabajar duro para que se eduquen, no queremos volver al pasado de guerra”, dice Carlos Urrutia, de 42 años. “¿Usted cree que yo quiero que a mis hijos les pase esto?”, pregunta, mostrando una cicatriz en su cabeza, huellas de la herida de esquirla que recibió en medio de un combate en Chalatenango.

Aquí hay un sentimiento de que, por intereses electorales, se ha denigrado a esta comunidad, y la gente está indignada. “Me siento ofendida”, relata Santos Lilian Rivera.

Ella dice que reporteros de Tele2, de la Telecorporación Salvadoreña (TCS) llegaron a la comunidad para obtener la versión de los pobladores del lugar. Ella les dio declaraciones y les mostró los fusiles de plástico, y al final, nada de eso salió en el noticiero de ese canal.

El cuarto poder electoral

Y es que la prensa ha jugado un papel dudoso en todo este escándalo de los grupos armados ilegales.

Se entiende que La Prensa Gráfica lanzó la noticia basándose en información de inteligencia que alguien les filtró. Ese tipo de información es por naturaleza confidencial, y si algún medio obtiene uno, es porque alguien se lo ha filtrado, es decir, proporcionado ilegalmente. En tal caso, los periodistas tienen que preguntarse por qué se les está filtrando, sobre todo en un contexto de campaña electoral y cuando rápidamente se pueden hacer conexiones con partidos políticos, en este caso el FMLN.

En esos casos, los medios tienen la obligación de intentar verificar las revelaciones hechas en esos informes confidenciales. La Prensa Gráfica no lo hizo, ni ningún otro medio. El matutino, y toda la prensa conservadora, se entregaron al festín mediático creado por ellos, basados en informaciones dudosas.

En el mundo periodístico, el filtrar documentos confidenciales a la prensa puede tener motivaciones políticas oscuras. Alberto Dines, del Observatorio de la Prensa, que monitorea a los medios en Brasil, dice en un informe de noviembre del 2008: “Si el documento filtrado es ilegal, ¿por qué los medios los publican sin una investigación preliminar?” Y responde: “Porque son filtrados precisamente con la expectativa de que no sean verificados. Son filtrados para hacer ruido, causar agitación y transformar sospechas en certezas”.

El Diario de Hoy llegó incluso a publicar una de las fotografías de la “parada militar” en la Dimas Rodríguez, y asegurar que, por la forma en que se habían enrollado las mangas de las chaquetas militares, uno debía concluir que aquello era una autentica formación militar. El propietario y director del matutino, Enrique Altamirano, dijo en uno de sus editoriales que la vestimenta militar usada no era hecha por sastres, sino que eran de verdad, un argumento poco serio.

ContraPunto quiso entrevistar a Altamirano o, en su defecto, al director editorial, Eduardo Torres, pero no obtuvo respuesta a tal petición. También quiso hablar con el ministro de la Defensa, Jorge Molina, pero tampoco se pudo.

El “maquillaje” de informes confidenciales suele suceder también. El caso más famoso es el relativo a los informes de inteligencia que aseguraban que el dictador iraquí Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva, que dio pie a la invasión de ese país por Estados Unidos. Al final todo lo de las armas resultó ser falso.

http://contrapunto.com.sv/index.php?option=com_content&task=view&id=1411&Itemid=124&ed=53


 

 

https://www.alainet.org/fr/node/131562
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