Crónica rápida
14/09/2009
- Opinión
El 15 de septiembre es una fecha simbólica para el pueblo hondureño hoy: celebramos el 188 aniversario de “nuestra independencia”. Personas humildes van llegando a pie desde sus casas porque el ejército ha obstaculizado el paso cerrando calles, bajando personas de los buses para que no lleguen a la marcha de la Resistencia. La banda de guerra del Instituto Central Vicente Cáceres, que desde hace más de cincuenta años es la más esperada por la población que asiste a los desfiles, ha sido detenida por un grupo de diez militares para que no participe con la Resistencia; además han sido confiscados los instrumentos de varios colegios públicos. Sin embargo el pueblo es sabio, Micheletti, y llegará a su destino.
La gente canta, ríe, salta, grita, hay representaciones teatrales, todo es una algarabía de emociones indescriptibles y creatividad. El pueblo que antes solamente era espectador de los desfiles hoy es el desfile mismo, el desfile de la dignidad.
La simbología en este aniversario de la patria ha adquirido otros significados, otros colores, se ha convertido en el espacio perfecto para la protesta contra el Golpe de Estado; las personas conscientes saben que no somos independientes –expresa una anciana símbolo de la Resistencia- mientras veo el boulevard Morazán donde no se le da fin a la marejada de personas y voces, es el día 80 de la Resistencia.
Cambio del canal 36 al canal 8, robado por el gobierno de facto, antes canal del Poder Ciudadano, veo a Roberto Micheletti y su gabinete con una sonrisa forzada, como forzados han sido los colegios privados, instituciones públicas, fuerzas armadas, la marina, fuerza aérea, policía nacional, oficiales retirados, veteranos de guerra, reservistas (que ya no pueden llevar el paso), entrando en el Estadio Nacional donde en otros años reventaban las voces del pueblo y sus palmas recibiendo al mismo pueblo. El estadio está vacío y los voceros que narran el raquítico desfile no hayan como justificar el vacío que seguramente les duele en el alma. Micheletti ha recurrido a toda la fuerza armada para llenar el estadio, se ven militares ocupando las graderías y seguramente también recurrieron a sus familiares.
Los voceros expresan que celebramos también una segunda independencia, nos hemos liberado, según ellos, de las garras de Hugo Chávez, la mujer que narra llora, mientras en el cielo se hace despliegue de maniobras aéreas, solamente falta que introduzcan a nuestro estadio nacional una demostración de arsenal bélico terrestre.
Estas son las dos caras de la moneda, como las dos caras que representan la comedia y la tragedia del teatro griego. Este día ha servido como la evidencia más clara que Roberto Micheletti se encuentra viviendo una fantasía de Walt Disney o más bien una película de Rambo en un país de guancascos, de composturas, de chugú y dugú, de sikin, mientras las tanquetas rodean el estadio nacional.
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