El neoliberalismo-cristiano estadounidense

20/09/2009
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Es, pues, la fe la certeza de lo que
se espera, la convicción de lo que no se ve.
Hebreos 11:1
 
Introducción:
 
Aquí en Estados Unidos se sigue demostrando diariamente el fracaso de la economía neoliberal porque la misma carece de política social, o sea, el acrecentar la gestión gubernamental de ampliar el bienestar de la población, no de las corporaciones o unos grupos de poder.
 
Primeramente se hace necesario tener claro que en nuestra sociedad estadounidense se ha creado una especie de capitalismo corporativo fundamentado en una política neoliberal-cristiana. Estos dos fundamentos deben de ser tomados en consideración seriamente en cualquier intervención que queramos realizar parta cambiar esta realidad.
 
Por un lado tenemos la política neoliberal la cual se distingue por eliminar, o por lo menos reducir al mínimo la obligación del gobierno en la vida social, económica y espiritual del pueblo. De aquí entonces las medidas de privatización dejando como resultado que lo que se supone que sean derechos pasan a ser privilegios. Ejemplo de esto lo sigue siendo el acceso a servicios médicos y educativos.
 
Por otro lado, y esto lo hace muy peculiar, de entrada o de salida, siempre te van a dar una explicación en donde de alguna forma la relación personal con Dios tiene que ver con el progreso económico o la pobreza de la persona. Esto por supuesto, de una manera mística, tiene como intención el ocultar la realidad penosa de lo que la doctrina neoliberal está haciendo.
 
La fiebre en la sábana
 
¿Qué es entonces pobreza para el neoliberalismo-cristiano? Es un estado natural que surge como consecuencia de que una persona no realizó lo suficientemente el trabajo individual a través del esfuerzo y trabajo arduo. Que quede claro, este esfuerzo individual para explicar el progreso se mercadea de esta manera con el propósito de por un lado poder lidiar con las actitudes temerosas y suspicaces que el pueblo pueda producir. Y por otro lado, cuando el pueblo llega a un extremo que no aguanta más, desviar la atención de la búsqueda de las explicaciones de los problemas en los fenómenos estructurales socio-políticos que están ocurriendo, y trate de encontrar respuestas en su interior, o sea, su vida personal con Dios. En resumidas cuentas, si algo está mal, la respuesta está dentro de mí.
 
 El otro problema, y en particular me sigo refiriendo a la realidad del neoliberalismo-cristiano en Estados Unidos, lo sigue siendo el solo definir pobreza basándose en aspectos económicos, cuando debería asimismo de incluir el analfabetismo funcional que sufrimos, la incapacidad de no tener poder participativo en el gobierno, la carencia de poder popular para monitorear o cambiar gobiernos corruptos y la desorganización en nuestro activismo comunitario que nos impide tener la capacidad para movilizar al pueblo hacia su liberación. De aquí la necesidad de reconocer que no solo tenemos una crisis económica; tenemos asimismo una crisis política, moral, espiritual y social.
 
Ahora bien, me parece necesario aclarar que el aspecto cristiano del neoliberalismo estadounidense es una abominación teológica que contradice seriamente los fundamentos del verdadero Cristianismo en donde desde un principio esa Iglesia-Pueblo se caracterizó por la vivencia en unidad, el tener todo en común y la repartición de los bienes de acuerdo a la necesidades (Hechos 2:44-45). Es por esto que nunca he tenido dudas al declarar que todo proyecto verdadero en donde está nuestra Diosa envuelta tiene que por obligación ser anticapitalista. De lo contrario es pura teología camaleonista que busca la fiebre en la sábana.
 
Teología camaleonista de Obama
 
 Antes que nada se hace necesario el que tengamos claro que nuestro presidente Barack Obama fue electo por los Colegios Electorales en Estados Unidos, o sea, por la clase dominante-gobernante, no por el pueblo. Y segundo, él no responde a los intereses particulares de este pueblo. Para mi Obama es un camaleón; toma el color de la temperatura del medio ambiente en donde está.
 
Por otro lado, yo no tengo la menor duda, él es un buen hombre, con buenos sentimientos humanos y muy buenas intenciones. Por supuesto, esto ayuda, pero no lo califica para ser presidente y ahí es que está el desgobierno de lo que estamos viendo no solo con su política doméstica, pero asimismo con la política internacional.
 
Por desgracia lo que hemos estado palpando es una especie de resurrección de la trinitaria ideológica del imperialismo estadounidense en América Latina: la doctrina Monroe, la doctrina del Manifiesto Divino y la doctrina del Buen Amigo. Por supuesto, la metodología de aplicación de esta ideología trinitaria neo-liberal-cristiana lo sigue siendo la guerra fría. En el pasado la misma se distinguía por desboronar, someter y controlar a los países latinoamericanos a través de la guerra fría del terrorismo militar –donde se entrenan a mercenarios para tumbar gobiernos que no responden a los interés de Washington (ejemplo de esto lo es la Escuela de Las Américas y como sus graduados están involucrados en el golpe de estado en Honduras) o mantener gobiernos en el poder si responden a estos intereses (ejemplo de esto lo es Colombia)- y terrorismo económico (ejemplo de esto lo es el bloqueo ilegal e inhumano contra Cuba). Ahora a estos se le añade la guerra fría del terrorismo mediático (ejemplo de esto es la guerra sucia contra el gobierno de Venezuela, muy en particular la más reciente acusación de ser un narco-estado), con el propósito de esconder el conocimiento de la verdad; promover mentiras sobre gobiernos revolucionarios y antiimperialistas; intimidar a una población psicológicamente para generar desconfianza e inseguridad; y validar y mercadear la hegemonía de un discurso dominante de quienes están detrás de las políticas neoliberalismo-cristianas. 
 
 Ahora bien, ¿cuáles a mi juicio son algunas de estas políticas en donde podemos palpar la teología cameleonista de Obama?
 
Política Doméstica: Primeramente la política domestica de Washington, la que Obama persigue, se distingue por ser una especie de camuflaje de un “sueño americano” a través de una pesadilla política, económica, social y espiritual. Una política de beneficiar a unos/as pocos/as mientras se sacrifica a toda una nación. Luego los domingos, esta gente opresora y explotadora, están de cabeza dentro de una Iglesia dizque adorando a su dios dinero. Ya lo dice la Biblia: Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos/as, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores. I Timoteo 6:10.
 
En esta idolatría podemos comenzar con la visita de Obama a Wall Street en donde muy refinadamente el pasado 14 de septiembre resonantemente repitió el discurso de Bush: Esto es demasiado grande para fallar… yo siempre he sido un creyente esforzado en el poder del libre mercado. En otras palabras, viene más de lo mismo lo cual es el rescate económico de quienes se están robando el dinero del pueblo y medidas de impunidad que no permite que se traiga a juicio a quienes cometen el crimen corporativo. Lo puede llamar como mejor a usted le parezca, firmas de capital privado, fondos de pensión u otros inversionistas, este asunto de socializar las deudas para que estas corporaciones alcancen estabilidad económica no ha sacado ni sacará al pueblo de su crisis financiera porque las misma son medidas neoliberales-cristianas. Es como me decía mi abuela Doña Bárbara: amarar a los perros con longanizas.
 
Asimismo está la reyerta que se ha desatado entre Obama y las compañías de seguros y su reforma del sistema de salud. Por un lado Obama quiere impulsar un plan de reforma de salud nacional y por otro lado él reconoce que el país, y estas fueron parte de sus acusaciones: que las compañías mantienen al pueblo como rehén; les niegan cobertura a personas con preexistencias médicas; y cobran tarifas que el pueblo no pueden pagar. El meollo de todo esto está en que en el país de la democracia perfecta, entiéndase Estados Unidos, el enfermarse está prohibido porque los servicios médicos no son un derecho ciudadano, sino más bien un privilegio que tienes que comprar. De aquí el que tengamos unas 46 millones de personas sin seguro médico y la respuesta del gobierno es asistencialista: gastar unos 500 billones de dólares en este plan. Yo me pregunto, de este asunto la revolución cubana sabe mucho, ¿por qué no implementar el mismo programa de salud como un derecho?: mantener como prioridad la atención a la salud del pueblo. En otras palabras, ¿por qué no socializar la medicina para que deje de ser una empresa privada del neoliberalismo-cristiano? Estas medidas asistencialistas que no resuelven el problema son contradicciones hipócritas.
 
Por otro lado, y para darle mas sabor a la política domestica, la semana entrante, del 22 al 25 de septiembre, los mandatarios del Grupo de los Veinte (G20), que agrupa a los países más ricos y emergentes del mundo tienen su cita aquí en Estados Unidos, en la ciudad de Pittsburgh. Esta gente ignora por completo los deseos del pueblo estableciendo a su antojo una especie de dictadura económica mundial que puede ser descrita como un linaje de terrorismo monetario. De aquí la marcha del pueblo demandando trabajos con salarios decentes convocada para este domingo, 20 de septiembre en Pittsburg.
 
De la misma forma, el Departamento de Trabajo de Estados Unidos informó que el índice de desempleo subió tres décimas al 9,7% en agosto, el nivel más alto en 26 años. Lo peor de todo esto es que desde que comenzó la recesión en diciembre se han perdido unos 6,9 millones de puestos de trabajo. Súmele a esta realidad que tenemos unas 40 millones de personas en el índice de pobreza y una tercera parte de estas son niñas/os. Y con el derrumbe de los precios de las viviendas miles de familias pierden sus viviendas diariamente porque no pueden pagar el préstamo de la misma.
 
Que no se nos olvide, cuando analizamos críticamente la estadística de desempleo, pobreza y pérdidas de hogares, dos realidades florecen por todos lados. La realidad socio económico, o sea el análisis de clase, nos dice que la clase pobre y trabajadora lleva la peor parte. Y cuando se realizan el análisis racial/étnico las comunidades Latinas y Afroamericanas están en peores condiciones.
 
Política Exterior: La política exterior del gobierno de Estados Unidos hacia America Latina se ha distinguido por ser una de promover relaciones desiguales, demandar obediencia, desvalijar sus recursos, justificar la explotación y castigar a quienes desobedezcan. De nuevo, todo esto es la manifestación de la trinitaria ideológica del imperialismo estadounidense en America Latina: la doctrina Monroe, la doctrina del Manifiesto Divino y la doctrina del Buen Amigo. Todo esto a pesar de lo que esta gente neoliberal-cristiana lee en la Biblia cuando les dice: Si alguno/a poseyere riquezas terrenales y viere a su hermano/a que sufre indigencia y se retrajere y le cerrare las entrañas, ¿cómo puede morar en esta persona la caridad de Dios? I Juan 3:17.
 
En esta política exterior podemos repensar las realidades ocurridas por ejemplo en Honduras, el cual sigue siendo un caso muy peculiar en la política expansionista de Washington. Cuando usted trata de entender las razones detrás de las seis invasiones militares por parte de Estados Unidos (1907, 1911, 1919, 1924, 1925, y 1931) todo se remonta a proteger los intereses del gobierno de Washington en este lugar. El golpe de estado organizado, financiado y protegido por el gobierno de Obama contra el presidente Manuel Zelaya el pasado 28 de junio del corriente año, responde, entre otras cosas, a cómo encontrar una manera de proteger una de las mayores bases militares estadounidenses en la región: la base aérea Soto Cano, 50 millas noroeste de Tegucigalpa.
 
Otra caso perverso de la política exterior estadounidense lo sigue siendo mi patria Puerto Rico, la colonia más antigua y más importante del imperio en este hemisferio. Desde la invasión militar en el 1898 hasta esta fecha, hemos sufrido todas las manifestaciones coloniales habidas y por haber: económica, política, militar, cultural psicológica, social y espiritual. Al extremo que Puerto Rico, contrario a otros países intervenidos, no tiene bases militares estadounidense; todo el territorio de Puerto Rico es una base militar de Estados Unidos. Para la administración de Obama este tema de colonización, soberanía nacional e independencia para Puerto Rico es invisible y están haciendo lo imposible por impedir que se pueda discutir el mismo en el pleno de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
 
 Podemos asimismo denunciar el boqueo inhumano e ilegal –económico, financiero y comercial-por parte de Estados Unidos como una estrategia genocida, contra Cuba con la única intención de poner de rodillas al pueblo cubano para que por un lado rechace el proyecto revolucionario y por otro lado acepte de nuevo el colonialismo estadunidense que existía durante la época del dictador Fulgencio Batista. Por desgracia Obama al igual que todos los presidentes que han tomado el poder a partir del 1970 está utilizando la misma estrategia jurídica de conveniencia para complacer a un liderato del exilio cubano que no responde ni representa a la comunidad cubana en el exilio. La Ley de Comercio con el Enemigo, la cual está en vigor en Estados Unidos desde el año 1917, prohíbe cualquier intercambio con los países considerados una amenaza. Y por supuesto, la manera irracional de validarla es diciendo que Cuba es una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos.
 
Hacia un proyecto revolucionario
 
 ¿Podríamos decir que no existen las condiciones básicas para realizar un proyecto revolucionario aquí en Estados Unidos? Como punto de aclaración cuando digo revolución no me estoy refiriendo a la miopía socio-política de creer que la única manera de lograrla es a través de un grupúsculo de gente fanática que solo quieren tirar tiros o poner bombas. Cuando hablo de un proyecto revolucionario me estoy refiriendo a cambios radicales en todas las esferas que afectan la vida personal y social de los/as seres humanos/as. En lo personal –y esta me parece a mí es la más difícil- está la erradicación en mi vida del protagonismo de los pecados de la envidia, el individualismo, el egoísmo, la hipocresía, la insensibilidad hacia otras personas, etc. En lo social podemos identificar el poder lograr acceso a una buena educación gratuita, un trabajo honorable, salario decente, vivienda adecuada, acceso a servicios médicos gratuitos, mi participación ciudadana en el diario vivir -sin ser excluido/a por ser una persona negra, joven, homosexual, mujer, inmigrante, atea-, etc.
 
Ahora bien, aceptar la mentira de quienes quieren hacernos creer que aquí en Estados Unidos no existen las condiciones básicas para un proyecto revolucionario, es a mí entender una actitud pesimista, derrotista y entreguista. Las únicas condiciones que se tienen que dar –y las mismas están presentes- para justificar un proyecto revolucionario lo siguen siendo la opresión, la explotación y/o la exclusión. ¿Cuál es entonces la motivación para ese proyecto revolucionario? El deseo de un pueblo de creer y querer un cambio. Esta es la matriz que concebirá el respaldo popular. Sin este respaldo popular, cualquier acción, por mejores intenciones que tenga, solo pasará a ser una especie de catarsis psicológicas de gente desorganizada. Aun peor, estas acciones de buenas voluntades, pero sin respaldo popular, en la mayoría de los casos pasan a ser acciones contra-revolucionarias que pueden robarle la esperanza al pueblo. Es por esto que sigo creyendo que muchas veces los/as enemigos/as más grande de cualquier proceso revolucionario los podemos encontrar dentro de la revolución. Y lo digo porque siempre he creído que el verdadero enemigo del pueblo, en este caso el neoliberalismo-cristiano, no es tan poderoso como lo presentan. Son las estupideces y contradicciones nuestras de no saber vivir esa experiencia revolucionaria a la altura que amerita. ¿Qué quiero decir con esto? Al igual que ser una persona cristiana, creer en un proyecto revolucionario o ser un/a revolucionario/a, es una manera de vivir, porque la revolución no es una meta, es un proceso de vida continúa. Tal vez ahí está la respuesta del por qué el pueblo no ha visto lo que nosotros/as hemos visto: el proyecto revolucionario como la verdadera alternativa. De aquí lo que alguien en algún momento dijo, y en esta reflexión yo reafirmo: es necesario el siempre hacer la revolución dentro de la revolución.
 
Conclusión
 
 En resumidas cuentas, la economía neoliberal-cristiana ha demostrado ser una maleficencia, porque la misma se distingue por hacer el mal jodiendo al pueblo. Por lo tanto, no sigamos trayendo medidas asistencialista de regalarle el dinero público a las industrias en bancarrotas, como por ejemplo la bancaria, o seguir poniendo pañitos a la economía que se desangra. Yo me pregunto, ¿por qué en vez de socializar las deudas de las corporaciones en bancarrotas, no socializamos la economía? Tal vez se hace necesario retornar a aquella enseñanza paulina en donde la Biblia nos dice que seamos ricos, pero en buenas obras: A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos y generosos. I Timoteo 6:17-18.
 
La riqueza en buenas obras es el mejor antídoto para la indiferencia. Esta paz con justicia de ser personas dadivosas y generosas es la que adelanta el proyecto revolucionario de nuestra Diosa aquí en la tierra.
 
P. Luis Barrios
Iglesia de Santa María
New York, New Cork
https://www.alainet.org/fr/node/136483?language=en
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