La marcha zapatista y la guerra al narco en Chiapas
19/05/2011
- Opinión
La mañana del 7 de mayo, el CIDECI-Universidad de la Tierra de San Cristóbal de Las Casas (Chiapas) estaba lleno de gente. La emoción que se respiraba en el aire se calló cuando la gente ha iniciado a formarse ordenadamente: delante la Comandancia y las bases de apoyo del EZLN, con los rostros cubiertos por los pasamontañas o por los paliacates. Atrás las comunidades adherentes a la Otra Campaña, los colectivos, las organizaciones por la defensa de los derechos humanos, los internacionalistas. Han marchado en silencio hacia el centro de la ciudad, sin eslogan ni coros: solo las mantas y las pancartas gritaban “No más sangre en suelo mexicano", “Alto a la guerra de Calderón", "Estamos hasta la madre".
Respetuosos a la invitación al silencio del poeta y periodista Javier Sicilia que, dolido por el asesinato de su hijo, ha convocado a una Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad, como primer paso hacia el nacimiento de un movimiento nacional contra la guerra al narco de Calderón y contra la impunidad. Muchos se han adherido al llamado de Sicilia, entre ellos el EZLN, que ha convocado a los zapatistas y a la Otra Campaña a una movilización en San Cristóbal de Las Casas, dónde se han juntado más de 15.000 personas en un silencio que quiso expresar la imposibilidad de describir un dolor tan profundo. "Hay que nombrar las víctimas de la guerra al narcotráfico, para dignificarlas" ha dicho Sicilia, y sus nombres han desfilado entre las bajas casas coloradas de la ciudad colonial chiapaneca, escritos en las cruces llevadas por los integrantes de la Sociedad Civil Las Abejas de Acteal. La Sociedad Civil Las Abejas es una de las víctimas de la impunidad que reina en México: los paramilitares encarcelados por la matanza de 45 personas reunidas en oración en Acteal (1997), están siendo excarcelados progresivamente.
La larga marcha ha llegado a la Plaza de la Catedral de San Cristóbal de Las Casas, la misma ocupada por los zapatistas el primero de enero de 1994, donde la esperaban más que treinta comandantes y comandantas del EZLN. El Comandante David ha leído el mensaje del Subcomandante Marcos: “Porque nos sentimos convocados por los familiares de muertos, heridos, mutilados, desaparecidos, secuestrados y encarcelados sin tener culpa o delito alguno. Que la única culpa de estas víctimas es haber nacido o vivido en un país mal gobernado por grupos legales e ilegales sedientos de guerra, de muerte y de destrucción. Y el gobierno les responde que seguirá con su plan que tiene como principal objetivo la muerte y la impunidad. Tener miedo de la palabra de la gente y ver en cada crítica, duda, cuestionamiento o reclamo un intento de derrocamiento, es algo propio de dictadores y tiranos. El saber escuchar con humildad y atención lo que dice la gente es virtud de un buen gobierno. Hoy estamos aquí para decirles sencillamente a esas buenas personas que en silencio caminan, que no están solos”.
La salida del EZLN ha sido una gran sorpresa: los zapatistas no aparecían públicamente desde hace cinco años y el largo silencio mediático sólo fue roto en enero de este año, con el comunicado por la muerte de Don Samuel Ruíz, y con el intercambio epistolar publico sobre ética y política que Marcos está teniendo con el intelectual mexicano Luís Villoro. Releyéndolo, se nota como que en realidad Marcos tuviera Sicilia en sus pensamientos desde hace tiempo. Escribió a Villoro: “Cuando inicio estas líneas, el dolor y la rabia de Javier Sicilia - lejano a la distancia pero cercano en ideales desde antaño- se hacen eco que reverbera en nuestras montañas. Es de esperar y de esperanza que su legendaria tenacidad, así como ahora convoca nuestra palabra y acción, alcance a agrupar las rabias y dolores que se multiplican en suelos mexicanos”. En la correspondencia con Villoro, Marcos mencionó también el gobernador chiapaneco Juan Sabines Guerrero, quien, dice, “persigue y reprime a los que no se unen al falso coro de loas a sus mentiras hechas gobierno, a quien persigue a los defensores de los derechos humanos en la Costa y Altos de Chiapas y a los indígenas de San Sebastián Bachajón que se niegan a prostituir su tierra, a quien alienta la acción de grupos paramilitares en contra de las comunidades indígenas zapatistas”.
Luego la referencia a la represión en Chiapas desaparece de los comunicados emitidos por la Comandancia del EZLN en el marco de la marcha, como de las reclamaciones que los participantes exponían en sus carteles. De todos modos, es importante recordar lo que está sucediendo en un Estado en que la militarización, ya muy presente, aumentará. Ha sido anunciada la creación de dos bases militares en la frontera con Guatemala, y el despliegue de la Policía Fronteriza, cuerpo policiaco previsto por la nueva Ley de Migración para "proteger" a los migrantes centroamericanos en México. Sin embargo, el verdadero objetivo de la presencia de los cuerpos policiacos y del ejército en Chiapas no es la de proteger a los ciudadanos de los narcos, sino los intereses de las empresas y del Estado, y reprimir cualquier expresión de disenso.
En Mitzitón por ejemplo, a unos pasos del cuartel militar de Rancho Nuevo, los adherentes a la Otra Campaña están resistiendo en contra de la construcción de la autopista San Cristóbal de Las Casas-Palenque, que debería atravesar su comunidad. Para defender el proyecto el Gobierno apoya al grupo paramilitar Ejército de Dios, que sigue hostigando a los adherentes a la Otra Campaña: en 2010 uno de ellos ha sido asesinado y el pasado 7 mayo, mientras la marcha zapatista recorría las calles de San Cristóbal de Las Casas, los paramilitares han disparado contra dos mujeres que estaban cuidando los borregos. Los adherentes a la Otra Campaña de Bachajón, en la selva, luchan en contra del mismo megaproyecto, que prevé también la construcción de una gran estructura turística en las cascadas de Agua Azul. En Bachajón se vive bajo continúa amenaza de los paramilitares de la OPDDIC: en febrero en la entrada de las cascadas de Agua Azul, durante un imponente operativo policiaco, han sido encarcelados más que cien adherentes a la Otra Campaña, y cinco de ellos todavía se encuentran en prisión. Siempre en febrero en la costa de Chiapas, después de una manifestación pacífica por la liberación de los presos políticos, han sido detenidas 19 personas, entre ellas tres abogados del Centro de Derechos Humanos Digna Ochoa. Unos días después de la marcha del silencio, ha sido detenido el padre de uno de los abogados e integrante del Consejo Autónomo de la Costa de Chiapas, quien había participado en la movilización zapatista.
La marcha del 7 de mayo ha sido una importante demostración de fuerza para el EZLN, pero el camino hacia la Paz con Justicia y Dignidad en Chiapas todavía está muy lejos.
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