¿Voto político o ético?

Jesús de Nazaret y el Cardenal Cipriani (I)

29/05/2011
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Parte I

En la historia del cristianismo encontramos diversas aproximaciones interpretativas a su fundador: Jesús de Nazaret. Existen acercamientos como el filosófico, metafísico, mágico, social, político o histórico. Todos ellos hicieron de Jesús un personaje histórico o a-histórico, un personaje de carne, huesos, emociones y sentimientos o un ser etérico, gaseoso, casi transparente, que al caminar levitaba y sus pies se mantenían lejanos de toda impura realidad terrestre. El prisma con el cual se interprete a Jesús de Nazaret es una opción metodológica justa. Nosotros elegimos verlo desde el misterio de la encarnación en el corazón de la historia de la humanidad y la creación en su conjunto.

Reza la expresión “Jesús vino a traer el reino de Dios, pero lo que apareció – en el mundo - fue la iglesia”. En palabras de Hans Küng:

“Según los Evangelios, el hombre de Nazaret prácticamente nunca utilizó la palabra «iglesia». No hay citas de Jesús dirigiendo públicamente a la comunidad de los elegidos una llamada programática a la fundación de una iglesia. Los estudiosos de la Biblia coinciden en este punto: Jesús no proclamó una iglesia ni a sí mismo, proclamó el reino de Dios”[1].

 

En un contexto altamente politizado como fue la Palestina en tiempo de Jesús las fuerzas socio – políticas de la época se polarizaban entre los que se encontraban al favor del imperio romano, los que se encontraban en contra y los que desde su ascetismo desértico optaban por la separación voluntaria de la sociedad civil. Jesús de Nazaret optó por desarrollar su vida en el excluido pueblo de Galilea – al Norte de Samaria – desde donde era difícil “que salga algo bueno”. Pueblo de pescadores, grupos insurrectos, prostitutas, leprosos, endemoniados y mafiosos. Su opción ética fue a favor de todo aquel y aquella que sufría los efectos de un sistema jerárquica y económicamente discriminatorio.

 

El Cardenal Cipriani (1943) pareciera que ha olvidado los valores éticos fundantes del ministerio de Jesús de Nazaret. Nos da la impresión que la concepción de reino de Dios para el Cardenal está sujeta al programa político y los intereses económicos del gobierno de turno como fue en los dos períodos del gobierno de Alberto Fujimori Fujimori (1990-2000) y el de Alan García Pérez (2006-2011). Las ambigüedades, contradicciones y omisiones del Cardenal nos dejan el sabor en boca de estar siempre ajustando su discurso dependiendo de cuanto beneficio pueda adquirir del Estado o grupo de poder en particular so pretexto de defender los intereses nacionales.

 

Para Jesús de Nazaret, la permanente disyuntiva entre elegir por servir al imperio romano y sus representantes religiosos o caminar al lado de los desplazados y desplazadas de la sociedad civil, fue siempre una tensión entre la frágil separación que existe entre la opción político y ética. Jesús de Nazaret, políticamente podría haber optado por apoyar al Sanedrín[2] con toda su jurisprudencia excluyente y elitista a favor del Estado romano y la cúpula sacerdotal. Su opción política y ética fue denunciar toda práctica injusta - sea militar, religiosa o civil - que estuviera al servicio de los grupos de poder y por otro lado acompañar al pueblo desde sus experiencias cotidianas de negación a las fuerzas de la muerte y afirmación de la vida.

El ministerio de Jesús de Nazaret no fue ajeno a la praxis política. Entre su kerigma y la defensa del derecho a la vida no existió contradicción. El status quo violentó el derecho a la vida del nazareno, asesinándolo, siendo culpado por defender los derechos de los más pobres, por pensar que era una praxis que llevaría – indefectiblemente – a la insurrección del pueblo en contra del Imperio. En consonancia con el ministerio jesuánico, Vaticano II reafirmó la defensa del derecho a la vida como vocación eclesiásticamente ineludible: “La Iglesia, pues, en virtud del Evangelio a ella confiado, proclama los derechos humanos, a la vez que reconoce y estima en mucho el actual dinamismo que por doquier promueve tales derechos”[3]. Todo por el contario, al solicitársele información al Cardenal Cipriani sobre su ayuda al pueblo de Ayacucho (1994) no dudó en comparar su donación de 520 carpetas escolares y la construcción de 420 letrinas con la participación de la Coordinadora de DDHH calificándola de “cojudez” (tontería, gilipollez, estupidez).[4] Nos es doblemente ofensivo cuando el Cardenal – en la intención de auto-justificar su intolerante actitud – señaló:

Hablando de la situación de Ayacucho. Comenté al periodista que la Iglesia tenía en esa ciudad “varios programas de ayuda social y espiritual con los sectores más pobres”…Terminada la entrevista, acompañé al corresponsal a la puerta de mi casa y, off record, le dije: “Y durante ese tiempo no he visto a la Coordinadora de Derechos Humanos”. Refiriéndome a esa coordinadora –no a los derechos humanos, por supuesto– añadí, con el batalla fuerte de los deportistas: “esa cojudez”…[5]

 

El primado asume su rol político y no solamente religioso, esta actitud es coherente con la praxis política de Jesús. El problema medular radica en que su opción es éticamente antagónica a los principios fundamentales del reino de Dios proclamado por Jesús de Nazaret.

Dios y la historia lo juzgarán, Cardenal Cipriani, cuando usted salió repetidamente en defensa de un dictador y actual reo por crímenes de lesa humanidad como lo es Alberto Fujimori (1938), cuando – según el informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación – usted apoyó la pena de muerte a Abimael Guzmán Reynoso (1934) , cuando – según el informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación – apoyó la amnistía a favor del Grupo Colina, los cuales hoy pagan sus crímenes en la cárcel, cuando usted colgó en la fachada del Arzobispado en Ayacucho un letrero que decía: “No se aceptan reclamos sobre derechos humanos”, cuando tildó sin problema alguno de “terrorista” a un sacerdote jesuita por el solo hecho de enseñar en la Universidad de San Cristóbal de Huamanga. Usted hace política Cardenal Cipriani, pero a favor de amistades de su entorno, grupos de poder y programas políticos que benefician a grandes corporaciones financieras. Su feligresía no es la de las familias que no cuentan con agua, luz, trabajo y educación, aunque usted diga ser pastor de un rebaño llamado Perú.

El ex sacerdote Marco (1962) Arana líder del partido político Tierra y Libertad[6] sufrió en carne propia los ataques y acosos políticos del Cardenal Cipriani. Sostuvo el prelado frente a las labores políticas del ex sacerdote: "si quiere dar un paso a la política debe dejar el sacerdocio y así no confundir las obligaciones que asumió como sacerdote, para llevar a la gente a una cosa completamente ajena a su ministerio como es un planteamiento político […] Un sacerdote no puede revestirse de su autoridad sacerdotal para tener opciones opinables, por ejemplo como el padre Arana"[7]. El Cardenal - no contento con amonestar y denunciar al considerado Héroe Ambiental [8] por la revista Time y premio de la Paz de Aquisgrán – Alemania (2010)[9]- fue suspendido por El Obispo de Cajamarca José Carmelo Martínez quien le envío una carta que reza a la letra: “, el obispo de Cajamarca José Carmelo Martínez envió una carta a Marco Arana en la que señala: “Deberá usted alejarse de su actividad política que contradice la disciplina de la iglesia…”[10]. Por último, Arana señaló: “Mientras él me atacaba en los medios de comunicación y en las homilías, y me botaba de la Iglesia por meterme en política, él hacía política abiertamente”[11]

El voto electoral del Cardenal es político y no ético. La estigmatización del Sacerdote Marco Arana políticamente le convenía a la Minera Yanacocha y éticamente el beneficio sería de los poblados que se verían librados de la contaminación proveniente de la extracción del oro. Es por este caso y por tantos otros más que sostenemos que el rol del Cardenal, antes de religioso, es abiertamente político y no ético. Su explicita afinidad con actividades políticas desde las canteras de la iglesia lo convierten en un personaje que no tiene nada que envidiar la otrora relación del Sanedrín judaico con el status quo romano.

La pregunta que nos hacemos es si esa opción política se encuentra en sintonía social con las bienaventuranzas jesuánica o los favores desde la perspectiva del Opus Dei y los grupos de poder que representa. Para nosotros, si el Cardenal decidiera convertirse en un ser coherente – nunca es tarde – su voto político hasta ahora “no oculto” podría orientarse verso la propuesta política de Gana Perú, de esa manera su voto ético encontraría resonancia con los valores fundantes del reino de Dios del Jesús de Nazaret.

La propuesta de ampliar el criterio social de forma inclusiva, acabar con los privilegios de un modelo económico éticamente distorsionado, crear condiciones de reconciliación en donde el acuerdo de las parte pasa necesariamente por la defensa frontal de los derechos humanos y no su agravio y postergación en aras de un crecimiento económico pragmáticamente cuantitativo y no humanamente cualitativo. No llame “pensamiento único” a toda iniciativa nacional que pretende defender las necesidades integrales de los peruanos y peruanas y no solo los proyectos de inversión privada juzgados de inhumanos en su aplicación.

Para finalizar recordamos a los actores sociales fundantes del kerigma y la praxis de Jesús de Nazaret: los mansos, los que lloran, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los de limpio corazón, los que aman la paz, los perseguidos a causa de la justicia[12]. Para el Cardenal Cipriani “el pensamiento único que defiende a los pobres es mentira, eso solo defiende a las ONGs que se preocupan de ellos…”[13]. Nos preguntamos: ¿Cuál fue la causa por la cual Jesús fue perseguido, estigmatizado, torturado y finalmente asesinado? Pregunta para todos nosotros, Cardenal Juan Luis Cipriani.

- Lic. José Toledo Alcalde es teólogo



[1] Küng, Hans. La iglesia Católica. Barcelona: Editorial Mondadori, 2002, pág.13.

[2] Def. Hebr. rabínico sanhedrīn, y este del gr. συνέδριον, asamblea, de σύν, con, y ἕδρα, asiento. M. Consejo supremo de los judíos, en el que se trataban y decidían los asuntos de estado y de religión. Fuente: http://buscon.rae.es/draeI/.

[3] Concilio Ecuménico Vaticano II. Gadium Et Spes. Capítulo IV “Misión de la iglesia en el mundo actual”, 15 de Noviembre de 1965.

[4] Revista Caretas, Lima, 14 de Abril de 1994.

[5] Diario el Comercio, Lima 1 de Mayo de 2011. Cf: http://www.arzobispadodelima.org.

[6] Movimiento político fundado en Abril del 2009.

[7]Paola Ugaz. “Duelo de sotanas en Perú”. Diario La República, Lima 19 de Agosto de 2009.

[8]Lucien Chauvin. “Héroes del medioambiente. Marco Arana”. Revista Time, 22 de Septiembre de 2009.Fuente:http://www.time.com/time/specials/packages/article/0,28804,1924149_1924153_1924213,00.html#ixzz1NWLhMGq7.

[9] “Marco Arana es galardonado con el Premio de la Paz de Aquisgrán de 2010 por su ‘incansable y tenaz lucha para la defensa de los Derechos Humanos y el medio ambiente […] Debido a su trabajo social, Arana ha llegado a ser tachado por el Gobierno peruano y parte de la Iglesia Católica, los partidos conservadores e incluso los medios de traidor a la patria y marxista. Ha sido perseguido, espiado y amenazado de muerte’” Sostuvo el jurado que evalúo el mérito del sacerdote Marco Arana. Fuente: http://www.terra.com.pe/buenas-noticias/noticias/acc2346/peruano-marco-a....

[10] El 22 de diciembre del año 2009.

[11] Diario La República, Lima 24 de Mayo de 2011.

[12] Mateo 5, 1-12 y en Lucas 6, 20-26.

[13] Entrevista en el programa “Diálogo de fe” en la emisora radial Radio Programas del Perú (RPP), Lima 28 de Mayo de 2011, 10:00 a.m

https://www.alainet.org/fr/node/150063?language=en
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