Escenarios posibles en la economía regional

29/09/2012
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  • Opinión
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La crisis económica que golpea duramente las economías industrializadas, representa una fuerte amenaza para la región. No es verdad que estemos blindados en el ámbito macroeconómico. Y la hipótesis más responsable en tal sentido, es asumir que los problemas fiscales y en cuentas externas que afrontan Europa y Estados Unidos, llegarán a América del Sur, Centroamérica y El Caribe posteriormente.
 
Si bien, América Latina viene creciendo en el contexto de la crisis, sus bases económicas productivas son precarias y dependientes.
Según cifras del propio Fondo Monetario Internacional (FMI), las exportaciones de la región continúan siendo tan dependientes de la extracción de recursos naturales como desde hace cuarenta años.
Y precisamente, debido a que los precios de las mismas, han experimentado un boom desde el 2002 en adelante –salvo por cuatro meses durante el 2009- es que los golpes de la crisis, han sido superados con planes de estímulo y otras políticas contra cíclicas.
En la actualidad, no hay déficits fiscales, ni de las cuentas externas en la mayoría de países de la región. Pero esa situación puede cambiar bruscamente en los próximos años, si es que no hay una apuesta decidida por promover y articular los mercados internos, diversificando la producción, y al mismo tiempo, construyendo una sólida institucionalidad financiera regional.
El descalabro fiscal de la periferia europea es una muestra de lo que nos puede pasar, cuando la crisis se traslade al sur. Y esa posibilidad se acerca en la medida en que los precios de las materias primas regresen a sus niveles pre boom.
Ello no depende de la voluntad de los gobiernos del subcontinente, sino de las decisiones de política monetaria, fiscal y financiera que se adopten en Europa y Estados Unidos.
 
Tasas y especulación
Si observamos las causas reales del boom de los precios de las materias primas, encontraremos dos factores que poco tienen que ver con la ley de la oferta y la demanda en una economía de mercado. Más bien están relacionados con la tasa de interés de referencia de la Reserva Federal estadounidense y del Banco Central Europeo. Todas ellas, cercanas a cero desde inicios del siglo XXI, lo que alienta a que la inversión se traslade a otros territorios y a actividades especulativas.
En la actualidad, no hay déficits fiscales, ni de las cuentas externas en la mayoría de países de la región. Pero esa situación puede cambiar bruscamente en los próximos años, si es que no hay una apuesta decidida por promover y articular los mercados internos, diversificando la producción, y al mismo tiempo, construyendo una sólida institucionalidad financiera regional.
A consecuencia de ello, se ha producido una profundización de la especulación financiera en los mercados de futuros y derivados de commodities.
Desde el 2002 en adelante, masivamente, fondos de índice (Index Funds) y otras inversiones, han ingresado a negociar el precio de los minerales, el petróleo y los alimentos, sin mayor regulación, afectando los precios actuales al mejor estilo de un juego de póker. Paradójicamente, podemos afirmar que dicha práctica está a la base de la crisis del norte y de la bonanza del sur.
Esa es precisamente la fragilidad económica de la región. Basta que las tasas de interés del norte regresen a sus niveles, para que los precios de las materias primas empiecen a descender, lo que pondría en riesgo la estabilidad macroeconómica. Según diversos informes de prensa, la tasa de referencia de la FED subirá en el 2015.
 
Arquitectura financiera
Y si en ese momento no hay una arquitectura financiera regional operativa que responda con un fondo de estabilización de las balanzas de pago, una banca de desarrollo propia sin condicionamientos de liberalización económica, y un sistema de compensación en monedas locales para aislar las distorsiones del dólar en el comercio intraregional, junto con un grupo de políticas fiscales y de generación de demanda; América Latina nuevamente estará a merced de las Instituciones Financieras Internacionales como el FMI y el Banco Mundial.
Con eso, habremos retrocedido de manera sustancial respecto de los márgenes de soberanía ganados por varios países de la región. Ello afectará sin duda los nuevos enfoques maximalistas de integración como los que han dado vida al Unasur y la Celac.
 
Escenarios posibles
A continuación, posibles cuatro escenarios para los próximos años en América Latina, usando dos variables: la estabilidad fiscal y de las cuentas externas (eje x), y la institucionalidad financiera (eje y):
 - Carlos Alonso Bedoya es Abogado y periodista, asesor de la red Latinoamericana sobre Deuda, Desarrollo y Derechos (Latindadd). Columnista del diario peruano La Primera. Este texto sirvió como insumo para preparar un documento de posicionamiento político en el marco del VI Foro Euro-Latinoamericano y Caribeño de Sociedad Civil realizado en Santiago de Chile en septiembre de 2012.
https://www.alainet.org/fr/node/161391
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