Riqueza escondida: el expediente Swissleaks

03/03/2015
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El último escándalo financiero más conocido con el nombre de Swissleaks, que revela cómo los bancos más grandes son vías para la evasión de impuestos, el lavado de activos y otros flujos financieros ilícitos, pone nuevamente la mira en la necesidad de una fuerte regulación de capitales a nivel global.
 
Sin duda, el sistema financiero debe ser reformado y eso lo sabemos desde antes que explotara la crisis económica mundial. Peor aún cuando cada vez más seguido se destapan escándalos financieros que desnudan cuentas pertenecientes a personas – algunas conocidas y otras no tanto – que esconden su riqueza haciendo uso de la opacidad financiera y el secretismo bancario. Con ello, se comprueba una y otra vez que los flujos ilícitos son parte natural de los engranajes del sistema financiero internacional vigente.
 
El expediente Swissleaks se construyó a partir de la información entregada por un extrabajador del banco HSBC al consorcio de periodistas que se especializan en estos temas (ICIJ), la misma que ha revelado la existencia de más de cien mil clientes registrados en un periodo que va de 2006 al 2007, muchos de los cuales están involucrados en maniobras de fraude fiscal y otro tipo de delitos que tienen que ver con la corrupción, el tráfico de armas y drogas, terrorismo, entre otros.
 
El gigante bancario se encargaba de facilitar la entrada del dinero sucio, ocultando la información sobre los dueños o beneficiarios reales de las cuentas que no habían sido declaradas a las autoridades tributarias de sus países de origen, lo que incluía la apertura de cuentas a nombre de sociedades offshore.
 
América Latina
 
Son más de 100 mil millones de dólares los que se han registrado en estas cuentas pertenecientes a individuos ricos de todo el mundo, incluyendo personalidades, políticos y criminales. Según los territorios de origen, de América Latina han salido US$ 31 mil millones que han ido a parar al HSBC, encabezando la lista países como Venezuela, Argentina, Brasil y México.
 
La magnitud de las cifras nos muestra que los recursos que han dejado de percibir los fiscos de los países de América Latina no son pocos, más aun considerando que esto es solo la punta de una madeja que involucra a muchos más bancos que realizan este mismo tipo de operaciones.
 
Algunas autoridades fiscales están empezando a tomar acciones legales para que los malos contribuyentes se pongan a derecho y así poder recuperar el dinero fugado. La administración tributaria de Argentina por ejemplo, ha iniciado un proceso contra el HSBC pidiendo la repatriación de los US$ 3 mil millones que estarían ocultos en las más de 4 mil cuentas detectadas de ciudadanos argentinos.
 
Acceso a información
 
Los flujos financieros ilícitos constituyen uno de los problemas más graves que enfrentan las economías porque merman los recursos que podrían utilizarse para mejorar los servicios públicos y ampliar su cobertura. Gran parte de estos flujos están relacionados a las operaciones comerciales de las empresas multinacionales. En buena cuenta se trata de la elusión de impuestos gracias a mecanismos como los precios de transferencia, la capitalización delgada, la triangulación, entre otras sofisticaciones de la planificación tributaria corporativa.
 
Precisamente, el ocultamiento de la información es lo que permite que las personas y empresas, en complicidad con los facilitadores –bancos, estudios de abogados, contadores- trasladen sus riquezas hacia paraísos fiscales.
 
Si se tuviera acceso a la información -sin necesidad de esperar que le remuerda la consciencia a algún banquero- sobre los titulares de las cuentas, así como de los verdaderos beneficiarios que están detrás de las empresas y fideicomisos, y detalles de la presencia de subsidiarias en guaridas fiscales, sería posible evitar la fuga de recursos que representa un monto importante para los países en desarrollo y que aumenta preocupantemente cada año.
 
En efecto, el Global Financial Integrity (GFI), think tank estadounidense, calcula que en el 2012 salieron casi 1 billón de dólares de los países en desarrollo, de los cuales 113 mil millones corresponden a América Latina. Ello representa el 3.7 por ciento de su producto interno bruto (PIB).
 
¿Luz en el túnel?
 
Algunos avances se han producido a fin de reformar el marco internacional de transparencia tributaria y financiera. La iniciativa ‘BEPS’ por ejemplo (Base Erosion and Profit Shifting) es una muestra de ello, pues se está discutiendo un plan que involucra una serie de acciones para evitar la erosión de las bases tributarias de los países. Sin embargo, la discusión se está dando a puertas cerradas entre los países ricos de la OCDE y los del G-20, mientras que unos pocos países en desarrollo son “consultados”.
 
Lo ideal sería que la participación sea abierta a todos los países y la agenda incorpore los temas de preocupación para los países en desarrollo, tales como el sector extractivo, los acuerdos de doble tributación, los incentivos tributarios, entre otros. De igual manera, es necesario un ente multilateral en el marco de las Naciones Unidas sobre tributación internacional que impulse las reformas.
 
Mientras eso ocurre, prácticas como las que evidencias los swissleaks seguirán ocurriendo.
 
- Rodolfo Bejarano y Carlos Bedoya son analistas de Latindadd
 
 
https://www.alainet.org/fr/node/167922

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