Once datos sobre armas y matanzas

13/01/2013
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Fue poco después de la masacre en el estreno de la última película de Batman (en Aurora, Colorado) cuando, por primera vez, empezamos a recopilar esta información. Se pedía no “politizar” la tragedia, lo que, en realidad, era una forma encubierta de decir “ni piensen en reformar nuestras leyes de control de armas”.
 
Seamos claros: eso es una forma de politización. Cuando ciertos actores políticos construyen un argumento político que amenaza con consecuencias políticas a otros actores políticos que persiguen algún tipo de objetivo político, eso equivale, ya casi por definición, a la politización de un asunto. Solo que se trata de una politización que favorece a los que prefieren el statu quo a la adopción de leyes más estrictas de control de armas.
 
Desde entonces ha habido más masacres; atroces y que han tenido una fuerte cobertura mediática. Jovan Belcher,linebacker de los Chiefs de Kansas City, asesinó a su novia y luego se suicidó. En Oregon, Jacob Tyler Roberts ingresó en un centro comercial con un rifle semiautomático gritando “soy el tirador”. Y, en Connecticut, al menos 27 murieron —incluyendo a 18 niños— después de que un hombre abrió fuego en la escuela primaria Sandy Hook.
 
Si las carreteras estuviesen colapsando a lo largo de los Estados Unidos, matando a decenas de conductores, seguramente lo veríamos como una oportunidad para hablar acerca de qué hacer para evitar que las carreteras colapsen. Si los terroristas estuvieran detonando bombas puerto tras puerto, tenga por seguro que el Congreso estaría fortaleciendo la aplicación de medidas de seguridad a nivel nacional. Si una plaga estuviese devastando comunidades, los oficiales de salud pública estarían trabajando febrilmente para contenerla.
 
Solo ante la violencia por armas de fuego es que respondemos a repetidas tragedias diciendo que el duelo es aceptable, pero que el conversar sobre cómo prevenir más tragedias no lo es. “Es demasiado pronto”, gritan los detractores de un mayor control de armas. Pero, tal como lo han observado otras personas, hablar sobre el cómo prevenir masacres después de una ristra de éstas no es “demasiado pronto”. Es, ya, demasiado tarde.
 
Lo que sigue aquí no es una agenda política. Es, simplemente, una sucesión de datos —muchos de los cuales complican una búsqueda de respuestas fáciles— que debería ayudar a fomentar el debate que, desesperadamente, necesitamos tener.
 
1. Las matanzas con armas de fuego no son poco comunes en los Estados Unidos.
 
Mother Jones ha recopilado y mapeado cada una de las matanzas ocurridas en las últimas tres décadas. “Desde 1982 ha habido al menos 61 masacres perpetradas con armas de fuego a lo largo del país, y los asesinatos ocurrieron en 30 estados desde Massachusetts hasta Hawái”, descubrieron. Y en la mayoría de los casos los asesinos obtuvieron sus armas ilegalmente:
 
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2. 15 de las 25 peores matanzas de los últimos 50 años ocurrieron en los Estados Unidos.
 
Time publicó la lista completa. En segundo lugar está Finlandia, con dos.
 
3. De las 11 matanzas más mortíferas de los Estados Unidos, cinco ocurrieron desde 2007.
 
Eso no incluye a la masacre de Sandy Hook, en Connecticut. Los primeros reportes indicaron que murieron al menos 27 personas, lo que convertiría a esa masacre en la segunda más mortífera de la historia de los Estados Unidos.
 
4. Estados Unidos es un país inusualmente violento. Pero ya no tanto como antes.
 
Kieran Healy, un sociólogo de la Universidad de Duke, elaboró este gráfico sobre “asaltos seguidos de muerte” en los Estados Unidos y otros países desarrollados. Nos ubicamos muy por encima de los demás.
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Tal como escribe Haley, “[…] las características más destacables de la data son (1) cuánto más violentos son los Estados Unidos que los demás países de la OCDE (con la posible excepción de Estonia y México, que no son representados aquí), y (2) el grado de cambio —y, recientemente, descenso [en materia de violencia]— que ha habido en los Estados Unidos, si lo consideramos por sí solo”.
 
5. El Sur es la región más violenta de los Estados Unidos.
 
En una entrada subsiguiente, Healy analizó las cifras con mayor detalle y desagregó los asaltos seguidos de muerte por regiones.
 
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6. La tenencia de armas en los Estados Unidos está decayendo.
 
“A pesar de toda la atención dirigida hacia la cultura de armas de fuego propia de los Estados Unidos, la tenencia de armas ha llegado —o está a punto de llegar— a niveles históricamente bajos”, señala el analista político Patrick Egan. El descenso se evidencia en el Sondeo Social General, y también en las encuestas de Gallup:
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Según Egan, las “[…] tendencias a largo plazo sugieren que, actualmente, la cultura de armas y violencia está experimentando un declive”.
 
7. Más armas tienden a significar más asesinatos.
 
El Centro de Investigación sobre el Control de Lesiones de la Universidad Harvard revisó la literatura existente sobre las armas de fuego y los homicidios. Descubrió evidencia que indica que a más armas, más asesinatos. Esto se confirma sea que se analice a diferentes países o estados.
 
8. Los estados con leyes más estrictas de control de armas registran menos muertes por violencia con armas de fuego.
 
El año pasado, el economista Richard Florida analizó las correlaciones entre las muertes por violencia con armas de fuego y otros tipos de indicadores sociales. Algunas de las cosas que halló fueron, se podría decir, imprevistas: altos índices de población, más estrés, más inmigrantes y más trastornos mentales no se correlacionaron con mayores números de muertes causadas por armas de fuego. Pero descubrió otra cosa que, tal vez, fue perfectamente predecible: los estados con leyes de control de armas más estrictas parecen registrar menos muertes relacionadas con armas de fuego. (Nota: Una correlación no es sinónimo de causa. Pero las correlaciones pueden ser sugerentes.)
 
“Este mapa superpone un mapa de muertes causadas por armas de fuego con las leyes de control de armas en cada estado”, explica Florida. “Resalta a los estados que poseen una de las tres restricciones: la prohibición de las armas de asalto, el uso requerido de gatillos con seguro y de determinados almacenamientos. El número de muertes por armas de fuego es significativamente más bajo en los estados con leyes más estrictas de control de armas. Aunque la muestra es reducida, encontramos correlaciones negativas sustanciales entre las muertes por armas de fuego y los estados que prohíben el uso de armas de asalto (-.45), requieren el uso de los gatillos con seguro (-.42) y establecen medidas específicas sobre el almacenamiento de armas (-.48)”.
 
9. El control de armas, en general, nunca ha sido un tema políticamente popular.
 
Desde 1990, la encuestadora Gallup pregunta a los estadounidenses si consideran que las leyes de control de armas de fuego deberían ser más estrictas. La respuesta, y cada vez más, es que no. “El porcentaje que está a favor de leyes ‘más estrictas’ sobre la venta de armas de fuego cayó de 78% en 1990 a 62% en 1995 y 51% en el 2007”, señala Gallup. “En su encuesta más reciente, en el 2010, Gallup registró un 44% a favor de leyes más estrictas. De hecho, en el 2009 y, otra vez, el año pasado, una ligera mayoría señala que las leyes deberían seguir tal cual o ser menos estrictas”.
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10. Pero políticas específicas de control de armas frecuentemente lo son.
 
En agosto, una encuesta de CNN/ORC preguntó a los encuestados si estaban a favor —o no— de una serie de políticas específicas de control de armas. A ese nivel, muchas políticas, incluyendo la prohibición de la fabricación y de la posesión de rifles semiautomáticos, son populares.
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11. Las matanzas con armas de fuego no tienden a afectar sustancialmente la percepción de la gente sobre el control de armas.
 
Eso es, por lo menos, lo que el Pew Research Center ha determinado:
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(Traducido del Washington Post por Annie Thériault.)
 
https://www.alainet.org/fr/node/163936?language=en

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