El presidente de la cámara de diputados de Brasil tenía dinero oculto en bancos suizos, en Guatemala el presidente y la vicepresidenta encabezaban una organización para estafar al estado, en China el antiguo hombre fuerte del Partido Comunista de China y político a cargo del poderoso aparato de seguridad del país investigado por corrupción… Es algo extendido, mundial.

La explicación por contexto tácito de los vicios particulares es una justificación mañosa de la corrupción estructural: son actos marginales durante el funcionamiento de la sociedad. Ilegalidades o faltas éticas puntuales repudiadas públicamente.

El resto está bien.

Pero no se trata de hechos aislados en los bordes de un conjunto mayor impoluto. El sistema es una estructura de competencia, lucha y explotación del otro donde lo normal es la trampa, el engaño.

Se nace transparente pero la sociedad de propietarios enriquecidos y trabajadores corrompe para reproducirse.

Para la lejana Roma del circo de fieras se acepta hablar de una sociedad corrompida. Para lo presente hay silencio. La izquierda debe explicar que los que aparecen como ciudadanos normales ajenos a escándalos a menudo o casi siempre son parte de la descomposición.

La clave está en lo que enseñan como natural.

Era natural en España el lujo del rey y la corte, la riqueza de los comerciantes, el poder refinado de los sacerdotes mientras un administrador de Potosí era corrupto si se había quedado con un trozo de plata extraído del cerro con trabajo forzado, enfermedad por el mercurio y muertes indígenas. Dos planos opuestos que en realidad son uno.

Nadie habla de corrupción en los medios hegemónicos sobre lo que se hace en Wall Street, los bancos, las transnacionales, las selvas en tala contra la fauna. Porque es el sistema.

El poder actual rechaza y combate el socialismo solidario porque no se funda en la corrupción. En la URSS los pequeños corruptos tuvieron que instalar el capitalismo para lograr hacerse dueños del patrimonio público.

Son corruptos los que denuncia la prensa pero no solos. Un grupo pequeño aparece con nombres mientras los otros quedan por contraste en el lado limpio. Así es en Turquía, Panamá, Colombia, Alemania, Grecia…

Un exgeneral en jefe del ejército chileno es investigado porque sus bienes no corresponden a su sueldo. El ministro de defensa aplicó el mecanismo justificador de las excepciones: “hay que separar los temas individuales con lo que es la institución”, "Si hay responsabilidades serán individuales", "él es un funcionario del Ejército que está retirado; por lo tanto, desde el punto de vista de su situación jurídica, él está fuera de la institución".

Pero como también el ejército compró con dinero público durante la gestión de ese general 4 millones de dólares en bebidas alcohólicas es claro que era un vicio colectivo.

Homar Garcés apunta al abuso del sistema cuando escribe Nuestro derecho a la vida frente a la lógica capitalista.

El papa Francisco expresó "Les pido, por favor, que recen también por mí. Para que el Señor me haga cada día más pobre", al recibir en el Vaticano a los miembros de la asociación "Médicos con África".

"En África, demasiadas mamás mueren durante el parto y demasiados niños no superan su primer mes de vida, debido a la malnutrición y las grandes endemias", lamentó.

Felicitó a los voluntarios de esta asociación, asegurando que daban la imagen de una Iglesia "que no es una 'súper clínica para (gente) VIP', sino más bien un 'hospital de campaña'".

Negar una corrupción generalizada es declarar que no existe un abuso sistemático contra la naturaleza y el hombre.

En el motor que mueve el capitalismo está la corrupción.

Por un Movimiento para una nueva civilización, sustentable-solidaria.

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