EEUU contra Petrocaribe
- Opinión
Estados Unidos es un zorro estratégico que mueve sus fichas para aprovechar la coyuntura y volver a recuperar parte del poder perdido en Latinoamérica en los últimos 15 años. Antes de contarles la última de sus artimañas, debo ponerlos en contexto.
En 2005, Venezuela firmó un acuerdo llamado Petrocaribe, que literalmente le salvó la vida a decenas de miles de caribeños y centroamericanos. Las naciones integrantes han recibido petróleo venezolano con un financiamiento del 60- 40% (a 17-25 años) y con un tipo de interés del 1-2%. Esto produjo que los países receptores pudieran solventar las crisis económicas mundiales y preservar su soberanía sin tener que acatar medidas de austeridad impuestas por el FMI o el Banco Mundial, sobre todo en momentos en que el barril de petróleo superaba los USD 100. En algunos casos, la financiación de Venezuela era tan crucial que podía comprender el 20% del PIB, como lo fue en el caso de Haití.
Pero hoy, como ustedes saben, Venezuela atraviesa una profunda crisis económica y, aunque ha mantenido los suministros, EE.UU. apunta a que no será así por mucho más tiempo.
La semana pasada, el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, organizó una Cumbre de Seguridad Energética para países de Centroamérica y el Caribe (excluyendo a Venezuela). En el encuentro se instó a estas naciones a retirarse de Petrocaribe (alegando un posible colapso del programa) y a empezar una transición hacia ‘energías limpias’, especialmente hacia el gas natural, del que empresas estadounidenses tienen excedentes gracias al ‘novedoso’ método de extracción por fracturación hidráulica. El también llamado ‘fracking’ cuenta con la oposición de todos los ambientalistas del planeta, pues además de contaminar las fuentes de agua y utilizar mezclas de perforación con productos cancerígenos, tiene consecuencias impredecibles en el subsuelo: sismos.
Siguiendo con el patrón histórico, Estados Unidos vela por sus intereses geopolíticos y empresariales. Por un lado, buscar hundir más a Venezuela –arrancándole además a sus aliados– y, por el otro, intenta que sus compañías millonarias vendan todo su gas ‘limpio’, pero producto de la destrucción del planeta. Mientras Petrocaribe es un plan regional de integración donde primaba la solidaridad, EE.UU. plantea un plan de ‘seguridad energética’ donde los intereses de los pueblos de nuestra región no tienen cabida.
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