La paz, el presidente y el empresario

20/10/2016
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  • Opinión
plebiscito colombia
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Sobre la experiencia-teatro del plebiscito por la paz en Colombia

 

 

Primer acto

 

El pasado 2 de octubre se realizó en Colombia el plebiscito mediante el cual el gobierno sometió a votación ciudadana la aprobación o no de los acuerdos de paz firmados con la guerrilla de las FARC EP. La respuesta a la pregunta del plebiscito tenía dos opciones: SI o NO. El someter el acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla significó un paso político de inmensa importancia en el propósito de poner fin de la guerra interna[i], la cual por más de 50 años ha producido todo tipo de tragedias, no solamente humanas, físicas y psicológicas, sino también materiales, eco-ambientales, culturales, políticas y sociales. 

 

Los acuerdos de paz firmados entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y los líderes de las FARC, fueron entonces, el fruto de al menos 4 años de diálogos. Entendido está que los ni los acuerdos firmados ni el propio diálogo son la fórmula mágica para la superación de la profunda injusticia social que padece Colombia ni de la violencia, eso está claro. Sin embargo es y debe ser supremamente valorado el hecho de que dos históricos adversarios se hayan abierto al desarrollo de un diálogo y un diálogo entre diferentes, entre oponentes, entre --por decirlo de alguna forma--- combatientes; y hallan llegado a unos acuerdos para cerrar el capítulo del conflicto armado (la violencia política y armada). Y es que el diálogo entre diferentes es más complejo, por eso su valoración. Fácil resulta dialogar entre iguales y llegar a acuerdos. El desafío es dialogar entre diferentes y, más aún, entre enemigos. Ese es el reto. Y es que el diálogo es la exigencia más importante de nuestra época. Hoy en día el aprendizaje del diálogo es el elemento más importante para la supervivencia de la humanidad[ii].

 

Así entonces, dos antiguos adversarios llegaron a un acuerdo después de un complejo proceso de dialogo. De un lado las FARC (Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo FARC-EP), autodefinidas como un movimiento revolucionario de carácter político militar nacido en el año de 1964 en las montañas del sur del departamento del Tolima[iii] y surgida como reacción a las políticas latifundistas y monopolios económicos y políticos históricamente impuestos por los gobiernos en el país y sumada a la resistencia ejercida por aquellas colonias campesinas a las políticas ejecutadas en Latinoamérica como implementación de la doctrina de la seguridad nacional inspirada por el gobierno de los Estados Unidos[iv]. De otro lado estaba el estado colombiano por intermedio del gobierno nacional en cabeza del presidente Santos, quien a propósito es uno más dentro de la larga herencia de nefastos presidentes que siguen aplazando el sueño de una Colombia mejor, con justicia social y paz.

 

Y pese al perfil poco alentador del presidente Santos y su gobierno, y pese a que ha sido este gobierno fiel a sus antecesores; es justo y necesario resaltar que, a diferencia de sus antecesores, Santos dio un salto gigante en la búsqueda de la paz mediante el fin del conflicto armado con las FARC. El resultado lo conocemos hoy: se firmó el acuerdo de paz (el cese al fuego) y se llegaron a unos acuerdos de paz. El siguiente paso: someterlo a aprobación popular mediante un SI o un NO. La esperanza nacional e internacional era en general de alcanzar un SI. Sorpresivamente esto no fue así y el resultado de las votaciones fueron: por el SI 49,78% y  50,21% por el NO.

 

Para que el NO obtuviera el triunfo, bastó que así lo expresara un 12% de los ciudadanos del país, nada más. Fueron más o menos 6 millones de votos los que dijeron NO.  Colombia tiene 47 millones de habitantes. Indudablemente esto constituyó una muy triste sorpresa para millones y millones de personas en Colombia y el exterior. Fue un baldado de agua fría para las víctimas de la guerra, las organizaciones sociales, iglesias comprometidas con la paz y la comunidad internacional en general. Pero como decía, la desazón no se hizo esperar. Durante los siguientes días a la votación, la tristeza y la frustración general fueron evidentes. La pregunta sobre, "y ahora qué?" comenzó a surgir en todos los niveles de la sociedad colombiana. En la otra orilla, los vencedores del NO y sus financiadores festejaban su triunfo y sobaban con histeria sus manos llenos de grandes expectativas por las ganancias que el NO les traería. El gobierno colombiano no tardó mucho en reconocer la derrota públicamente.

 

Igual de sorpresivo e indignante además, fue notar que en general quienes han sido testigos de sofá de los efectos de la guerra, dijeron NO. Por su parte, las víctimas directas, es decir, quienes han sufrido la violencia de la guerra en carne propia, dijeron SI. Se trató de un acto clara re-victimización. Se trató de una re-victimización legalizada con el manto de la "democracia".

 

Una vez fue confirmada la victoria del NO, los impulsores del NO salieron con orgullo a reclamar su victoria y su derecho a decidir por los colombianos. El proceso de paz volvía por las sendas marcadas por los intereses económicos, políticos e ideológicos dominantes representados en algunos líderes políticos y actores del gran capital. El NO y ellos ganaron. El NO y ellos se constituían en un mismo ser, un mismo actor y un mismo espíritu. Ellos ganaron mediante el conteo del NO. El NO apareció como lo que es: la negación absoluta. El NO generó gran angustia para la gran mayoría y satisfacción para la gran minoría con poder. La angustia, la desesperanza parecían imparables. El NO fue retroceso. La esperanza sufrió un duro golpe.

 

Segundo acto

 

En las tinieblas que entre los pocos con poder y el NO generaron, algo inesperado sucedió. De repente algo iluminó el camino de la esperanza. No todo estaba perdido. El NO no ganaría impunemente. El NO no sería la última palabra. El NO no era tan absoluto. El NO de algunos estaba impregnado de ilegalidad[v] e ilegitimidad.

 

Pero qué sucedió para que ese NO ya no fuera absoluto? El día 5 de Octubre, es decir, tres días después de la aparente victoria del NO, el diario La República[vi] publicó una entrevista muy oportuna. En la misma, el gerente general de la campaña por el NO, señor Juan Carlos Vélez, abiertamente se refirió a la estrategia usada para ganar en el plebiscito mediante el NO.  

 

Frente a la pregunta:

 

-----"La campaña del Sí fue basada en la esperanza de un nuevo país, ¿cuál fue el mensaje de ustedes?

 

La respuesta del gerente de la campaña por el NO fue:

 

-------"La indignación. Estábamos buscando que la gente saliera a votar verraca".

 

En pocas palabras y en el contexto colombiano esto significa: juego sucio que apela no a un diálogo abierto y respetuoso ni a un debate con argumentos basados en estudios, análisis, propuestas, fórmulas de salida a la guerra para el beneficio general de la comunidad y no solamente para unos pocos con poder. Entonces, la estrategia implementada y mediante la cual obtuvieron la victoria a través del voto fue la de engañar a los ciudadanos, manipular sus sentimientos, generar odio y división. Todo esto en beneficio de un selecto sector de poder económico y político.

 

No pasó mucho tiempo entre las declaraciones del citado gerente general de la campaña por el NO y las reacciones de su jefe mayor y en general de los promotores ideológicos del NO. Desde regaños por no cuidar la boca y lo que dice, hasta la negación de lo expresado por su gerente. Esto pasando por respuestas como: no lo sabíamos, fue a nuestras espaldas, nunca nos informaron. En fin, estrategias de lanzar la piedra y esconder la mano tan utilizadas y con tan buenos resultados obtenidos en el pasado por parte de este selecto grupo de personajes políticos en Colombia.

 

Pero en la estrategia ganadora mediante el juego sucio, la mentira y la manipulación, sus creadores debían acudir a la ayuda de viejos conocidos. Esos viejos conocidos ofrecieron con gusto e interés su ayuda por intermedio de recursos económicos, de medios de comunicación y de acciones ideológicas baratas pero muy efectivas. En Colombia, entre la clase política tradicional, conseguir ese apoyo no es tarea difícil. Así se ha hecho desde el origen mismo. Obviamente que este tipo de prácticas, por muy antiguas y utilizadas que sean, no significan ni un milímetro de permiso para seguir usándolas. De esta forma la financiación (inversión) en el NO, no demoró en llegar.

 

Gran parte de la financiación de la campaña y triunfo del NO provino del ampliamente conocido Grupo Bolívar (propietario entre otros de uno de los principales bancos de Colombia, el Banco Davivienda así como de la Constructora Bolívar). Otra gran fuente de recursos tuvo origen en la organización Ardila Lule, propietaria entre otras, de uno de los dos canales de televisión más importantes en Colombia, el Canal RCN. Bueno, en Colombia el monopolio de la televisión está en dos canales: Caracol y RCN.

 

Pero hubo más financiadores de la campaña del NO. Personas naturales y jurídicas (empresas). Hay que decir además, que tanto el Grupo Bolívar como la organización Ardila Lule han salido a dar su propia versión del nivel y característica del apoyo ofrecido durante la campaña por el NO o por el SI. La situación concreta de juego sucio electoral está siendo investigada incluso por parte de la Fiscalía General de la Nación por tener serios indicios de la configuración de un delito (delito electoral de fraude al sufragante, tipificado en el Código Penal Colombiano).

 

Para terminar y, después de leer una entrevista hecha por la Revista Semana[vii] al actual director del grupo Bolívar, señor Miguel Cortés Kotal, me causó extraña sensación de complementariedad entre la filosofía del NO y lo que entiendo de la respuesta que el mencionado empresario ofreció.

 

Pregunta:

 

------ Ahora cuando ganó el No y predomina la incertidumbre sobre qué se le viene al país, ¿qué espera el empresariado?”

 

Respuesta:

 

---“Yo pienso que el que haya ganado el No puede dejar el país fortalecido porque va a exigir una unión más fuerte entre los distintos sectores del país. Entonces yo creo que si nos oímos los unos a los otros, podría salir incluso un mejor acuerdo. Y todo esto, sin duda, se puede demorar. Pero lo que sí no se puede demorar es la reforma tributaria”.

 

¿Por qué tanto interés de un empresario en una reforma tributaria sin demoras? ¿Qué tipo de reforma tributaria está gestando el gobierno del presidente Santos (alguna vez, Ministro de Comercio Exterior, Ministro de Hacienda y Ministro de Defensa) que tanta ansiedad despierta en el mundo del capital y los negocios? Dicen por ahí que recordar es vivir. Quizás recordar el rol que como funcionario público ha desempeñado el actual presidente de Colombia, los efectos de las habituales reformas tributarias y el papel de los empresarios representantes del gran capital,  nos ayude a descifrar lo que se cierne sobre la ya agobiada vida económica y social de la gran mayoría de colombianos y colombianas. Si lo veo desde ese punto de vista, el panorama es nada alentador. Quizás lo sea para el empresario que tiene su corazón puesto ahí: en la reforma tributaria.

 

Tercer acto…

 

Por un camino muy diferente, la actitud de millones de personas en Colombia seguirá siendo resiliente (esperanzadora), abierta y digna.

 


 

[i] Técnicamente tratada como conflicto armado interno, pero que sensiblemente en Colombia se expresa como guerra.

[ii] Estanislao Zuleta, “Colombia: violencia, democracia y Derechos Humanos”, Hombre Nuevo Editores, Fundación Estanislao Zuleta, Cuarta edición, Medellín 2005, P.18

[iii] Tomado de su sitio en internet http://www.farc-ep.co/nosotros.html

[iv]Id.

[v] En proceso de verificación judicial.

[vi] http://www.larepublica.co/el-no-ha-sido-la-campa%C3%B1a-m%C3%A1s-barata-y-m%C3%A1s-efectiva-de-la-historia_427891

[vii] http://www.semana.com/nacion/articulo/miguel-cortes-presidente-del-grupo...

 

Ciudad de México, sábado 8 de octubre de 2016

 

https://www.alainet.org/fr/node/181103?language=en
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