El Valle de Tambo y la Amazonía, son la patria

15/07/2019
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Suele decirse que en la proximidad de las Fiestas Patrias, los peruanos pensamos más en el país, en sus dificultades y avances; en sus tareas y retos. Pero también en sus aspiraciones, y en sus luchas. Y es que, en este mes, suele acerarse la conciencia nacional, lo que importa vivamente al común de los ciudadanos de un país que ostenta precursores.

 

Túpac Amaru fue el Precursor de la Independencia de América del yugo español. José Carlos Mariátegui fue el Precursor de un pensamiento propio, en la voluntad de construir una sociedad socialista “sin calco ni copia”. Y Juan Velasco, fue el Precursor del rol patriótico de nuestra Fuerza Armada, empeñada en la lucha por un destino superior para el Perú

 

Una somera mirada al escenario nacional nos permite, no obstante, percibir el gris que azota nuestro cielo; y que deriva no tanto de las dificultades de orden climático siempre en boga; sino, sobre todo, en una realidad lacerante, que nos acosa intermitente, y que se expresa en variadas modalidades. Para nuestro análisis, escogeremos dos:

 

Desde hace varias décadas el Perú registra una alta ola de corrupción, delincuencia y desgobierno. En el fondo, allí subyace el drama peruano, que se explica porque la clase dominante -y no dirigente- de la sociedad, ha vivido ensoberbecida, y perpetuamente alejada de la gran mayoría ciudadana.

 

A los gobernantes, desde inicios de la República, y con muy escasas excepciones, sólo les ha interesado su propia economía, y su fastuoso bienestar Si en el marco de la sociedad capitalista la ley que regula la vida económica es siempre la de la máxima ganancia; ella se ha enseñoreado en el Perú, con creces. La oligarquía no ha tenido más propósito que robar a manos llenas; y sus representantes han desmantelado las arcas de Estado con absoluta impunidad.

 

El grotesco escenario, signado por la desmedida voracidad de los explotadores; se ha mostrado con más evidencia que nunca en las última tres décadas. En todo este aciago periodo de la vida nacional, una mafia siniestra alentada por el capital financiero, se ha apoderado a la mala de los resortes del poder y ha consumado la más alta suma de latrocinios que conoce la historia patria, y que ha servido para desmoralizar a la ciudadanía entera.

 

El otro gris al que haremos referencia, tiene que ver con la sumisión y el servilismo que caracteriza a “los de arriba” cuando se trata de su relación con el amo del norte. Una obsecuencia sin límites se registra en las más altas esferas del Poder cuando de lo que se trata es de cautelar los privilegios del Imperio y de las grandes corporaciones multinacionales, así como aplicar su “modelo” de dominación, el hoy siniestro neoliberalismo. La CONFIEP encarna todo.

 

Es conocido que cuando asume su función cualquier gobierno en cada una de nuestra republiquetas, la administración norteamericana apenas se preocupa de cautelar sus privilegios exigiendo tan sólo dos puestos en el equipo de gobierno en estos países: el Ministerio de Economía que les asegure una política domesticada por el Banco Mundial, el Fondo Monetario, el BID y otras entidades del mismo signo; y la Cancillería que confirme, por parte de los mandatarios, la voluntad de chulillos que les adjudica Washington en cada recodo del camino. Esto último lo conocimos los peruanos cuando se nos impuso la ruptura con Cuba, la prohibición de viajar a la URSS y a los países socialistas, o cerrar filas contra el proceso bolivariano de Venezuela, sumando nuestras voces al coro de áulicos del mismo signo.

 

Recordemos las palabras visionarias de Bolívar, hace más de 200 años –en 1815- cuando escribía desde Jamaica: “El Perú, por el contrario, encierra dos elementos enemigos de todo régimen justo y liberal; oro y esclavos. El primero lo corrompe todo; el segundo está corrompido por sí mismo. El alma de un siervo rara vez alcanza a apreciar la sana libertad; se enfurece en los tumultos, o se humilla en las cadenas”.

 

Hoy, como julio es un mes distinto –es el mes de la Patria- asoma en el horizonte con valerosa voluntad un pueblo que se levanta contra la adversidad, que enarbola banderas legítimas: la defensa de los recursos naturales, y la lucha por el suelo que lo vio nacer para impedir que se convierta en relave y en residuos minerales.

 

Las poblaciones de la Amazonía, -las olvidadas poblaciones originarias de la selva- afectadas por un oleoducto construido a espaldas de la voluntad de la gente, y mal hecho; han resuelto ocupar su territorio para preservar las aguas de sus ríos, sus bosques infinitos y su maravillosa biodiversidad; y notificar al gobierno y a las autoridades, asegurándoles que no les permitirán una ofensa más. Se trata de 54 Federaciones Indígenas y 12 cuencas amazónicas que desde Nauta, Marañón, Loreto, Requena y otros lugares, hacen sentir la Patria.

 

Bastante más al sur, los pobladores del Valle de Tambo –uno de los paraísos terrenales más prósperos y fecundos de Arequipa- han dicho NO a Tía María, un proyecto minero al que la Southern pretende convertir en una Toquepala lo que hace décadas, fue un hermoso valle de Moquegua. La empresa recibió la autorización del gobierno, sin Licencia Social y sin el diálogo, tantas veces cacareado. Arequipa –rebelde, heroica- no lo aceptará.

 

La respuesta del gobierno ha sido la conocida. 500 uniformados, entre efectivos policiales y militares, han sido trasladados a Loreto y Arequipa. Van, no a cuidar a la población, sino a proteger y cautelar los intereses de las empresas que succionan la riqueza de la patria. La crisis se agrava. Y es posible que la sangre de quienes nacieron en esos parajes lave -como antes- esa tierra.

 

La lucha de estos pueblos -y no solo las exitosas jornadas deportivas- son las que le devuelven dignidad a la patria; las que llenan de orgullo a los herederos de nuestra gloriosa historia.

 

 

https://www.alainet.org/fr/node/200985
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