Aún está vivo el recuerdo de la II Guerra Mundial. Adolph Hitler se autonombró el III Reich, como continuidad del Gobdeustches Reich, o mejor conocido como el imperio alemán en su tercera etapa histórica. El contexto donde este fascista levanta su poderío estuvo marcado por una economía en bancarrota de Alemania, después de la primera guerra mundial, donde la hiperinflación arrastraba los precios a cada hora, lo cual era insoportable para el pueblo. Alemania tenía que reparar a países como Inglaterra parte del compromiso adquirido por la destrucción de una parte de Europea a causa de la Guerra. Esta coyuntura la aprovechó Hitler para anclarse en una política de nacionalismo que posteriormente conduciría al fascismo.

Hitler, con su gran ministro de comunicación y propaganda, Joseph Goebbels, quien era miembro de la dirección nacional del Partido Nacional Socialista alemán, lograron imponer el nazismo sobre la base del racismo (la raza aria como raza superior al resto del planeta). Cuatro elementos constituyeron los aspectos esenciales del III Reich. Primero la creación de una conciencia nacional fascista, la cual prendió en la raza blanca (aria), despreciando a negros blancos empobrecidos, judíos y extranjeros, generando lo que conocemos hoy como racismo y xenofobia. Segundo, una poderosa maquinaria de guerra conformada por una avanzada tecnología y millones de hombres y mujeres disciplinados en número cerca de 10 millones de militares bien entrenados. La construcción de un poder geopolítico haciendo una alianza estratégica conocido como Pacto Tripartito (1940): Japón, Italia y Alemania.

Aun con todo ese poderío que lo llevó a un expansionismo por la mitad del continente europeo, donde los gobiernos y países del viejo continente caían a sus pies y se convertían en títeres, aun así el fascismo comenzó a derrumbarse ante la resistencia y ofensiva del ejército rojo (Rusia), luego la alianza entre Inglaterra, Estados Unidos y Rusia para acabar con el nazismo y repartirse el mundo con la llamada guerra fría.

La caída del IV Reich

Al llegar al poder, el saliente presidente Donald Trump, inició una serie de medidas tanto en lo nacional como en la geopolítica similar a las aplicadas del III Reich en Alemania y la vieja Europa. Trump ofreció salir de la crisis económica que aquejaba y aqueja a Estados Unidos y para ello estimuló a las grandes empresas estadounidense, por otro lado inició una composición geopolítica enfrentándose a China, Rusia e Irán como las grandes potencias que le hacían contrapeso.

Reactivó la vieja alianza con un sector europeo, sometiéndolos a sus caprichos y por ultimo retomó a América Latina como su patio trasero donde países como Colombia, Brasil, Ecuador, Costa Rica, Perú, Argentina, Chile, Honduras, entre otros, obedecían como perros a su amo.

Agudizó las medidas de bloqueo contra la República Bolivariana de Venezuela imponiendo un gobierno paralelo como hacía Hitler cuando sometía a países europeos como Polonia, Francia, Checoslovaquia, entre otros.

Unas de las políticas que Trump reivindico de Hitler fue el poderío de la raza aria (KKK) expresado en el surgimiento de la xenofobia y asesinatos permanentes contra afroamericanos, indígenas, latinos, árabes, africanos, entre otros. Trump, pro otro lado, “ignoró su propia ignorancia” del factor sorpresa de la pandemia, nunca creyó que este Covid 19 era una realidad y no tomó las medidas a tiempo para preservar la vida de millones de estadounidense. Hoy Estados Unidos, por error del IV Reich, es el primer país con el más alto índice de muertos y contagiados por COVID, seguido de Brasil liderizado por otro Hitler o Mussolini llamado Bolsonaro.

Como Hitler, pero sin una confrontación bélica abierta y con una diplomacia agresiva, Trump cayó en las pasadas elecciones…pero, no olvidemos, Trump dejó un sentimiento fascista, xenofóbico, y racista en 74 millones de sus seguidores, que votaron a su favor (la mayoría blancos racistas ) ahora más que nunca se pondrán sus máscaras de KKK…La lucha continua.