Una de las propuestas de Rafael Correa, en la última campaña presidencial, fue impulsar y acelerar el proceso de cambio de matriz productiva, entendida como la transformación del eje productivo del país, concentrado en la explotación petrolera y la exportación de materias primas.
La apuesta más ambiciosa del gobierno es el cambio de la matriz energética, que espera hasta 2016 construir ocho plantas hidroeléctricas, con un aumento de la producción de 3700 MW a casi 7000MW, con la finalidad de terminar la dependencia de la energía termoeléctrica e incluso iniciar la exportación de energía eléctrica a países vecinos.
Se pretende construir y potenciar las plantas de explotación, almacenaje y traslado de Gas Natural como fuente de energía alternativa; de igual manera, se trabaja en la edificación de la Refinería del Pacífico, un proyecto petroquímico emblemático, con una inversión de alrededor de 12 mil millones de dólares, que al momento busca financiamiento internacional.
El cambio de la matriz productiva también se involucra con procesos de creación de industrias “industrializantes” a todo nivel (madera, vidrio, alfarería, alimentos, zapatos y vestimenta, electrodoméstica, siderurgia, entre otros) que permitan crear cadenas productivas amplias y generadoras de mayor valor agregado, como estrategia para revertir la balanza comercial negativa con nuestros principales socios comerciales.
Finalmente, otro aspecto del cambio de matriz productiva apunta a la tecnificación e industrialización de la agricultura y ganadería en el país, para lo cual se ha invertido hasta el momento mil millones de dólares y en los próximos años se espera incrementar 200 mil hectáreas a la producción agrícola nacional.
Ahora bien, el gobierno ecuatoriano apunta a diversificar la matriz productiva, sin embargo, es un proceso que toma varios años, mientras tanto el Ecuador no puede dejar su modelo primario-extractivista, es más se ha dado a entender que el cambio de matriz depende de la explotación de los recursos naturales.
Actualmente, se negocia la XI Ronda Petrolera que busca concesionar para exploración y explotación de pozos petroleros en el Sur-oriente del Ecuador, casi tres millones de hectáreas de la Amazonía ecuatoriana, sin considerar la explotación del Yasuní ITT que aún tiene un futuro incierto. Adicionalmente, debemos señalar los proyectos mineros, especialmente, de oro, plata y cobre en varias regiones del país, que al momento se encuentran en fase de exploración y negociación con compañías transnacionales.
Ecuador vive un proceso de modernización y dinamización de su economía, que es beneficioso y necesario, empero, no puede repetir históricos de países como Argentina, México o Brasil, que enfrentaron procesos modernizantes basados en: antagonismos de “civilización o barbarie”, o industrias transnacionales irrespetuosas con toda normativa jurídica y laboral, o con un desarrollo económico extraordinario sustentado en la destrucción de la naturaleza.
Por ejemplo, la construcción de plantas hidroeléctricas en Brasil, en la cuenca del Río Paraná, como la Represa Itaipú, provocó gran afectación al ecosistema de la selva tropical con constantes inundaciones por su funcionamiento; de igual manera las hidroeléctricas han significado el desplazamiento y afectación de poblaciones y nacionalidades, una temática que en el Ecuador no se ha abordado seriamente, por citar, tenemos el caso de la comunidad San Pablo de Amalí de la provincia de Bolívar, afectada por el proyecto hidroeléctrico San José de Tambo.
El desarrollo agrícola e industrial debe ir de la mano del respeto a los derechos de la naturaleza y de la ciudadanía misma, para algunos sectores del gobierno, el cambio de la matriz productiva debe involucrar: el debate sobre el ingreso de transgénicos, minería a gran escala, industrialización masiva y agresiva, aumento de productividad agrícola, entre otros aspectos que se contradicen con una noción de “buen vivir” si siguen los paradigmas hasta ahora pregonados por los países industrializados.
El Ecuador requiere un cambio de matriz, pero no sólo productiva, sino integral, no podemos hablar de una verdadera transformación de una nación si mantiene la lógica de acumulación de capital a cualquier precio y condición; la matriz productiva beneficiará a todas y todos cuando exista una verdadera redistribución de los recursos, caso contrario tendremos una industrialización que beneficie a los sectores “elitizados” que tuvieron el capital para invertir y cambiar la matriz productiva.
Para modificar, a su vez, la lógica de acumulación de capital, la matriz del conocimiento y la educación debe cambiar; en estos momentos vivimos una preponderancia de las ciencias técnicas, en detrimento de las ciencias sociales y de los saberes ancestrales y autóctonos; la academia ecuatoriana tiene la obligación de vincularse en el cambio de matriz productiva, pero siguiendo modelos alternativos de educación y desarrollo.
El “mítico progreso” ha desechado siempre las expresiones alternativas sean sociales, culturales, económicas, epistemológicas, científicas, en general todas por considerarlas inferiores o fútiles, éste es un error que Ecuador no puede repetir, al contrario debe primar un diálogo de saberes y tradiciones que permitan una verdadera articulación intercultural del país.
De la misma manera, el cambio de matriz productiva no debe ignorar pequeñas alternativas sustentables como son: turismo comunitario, agroecología, pesca y ganadería artesanal, producción de artesanías, emprendimientos patrimoniales e incluso la educación misma.
Cualquier modificación al patrón de acumulación de capital y destrucción de la naturaleza, es un cambio de matriz productiva.
Marco Ambrosi de la Cadena
@Marco_Ambrosi1