El presidio político en Estados Unidos (XII)

O-22 y las vidas robadas

24/10/2013
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Este 22 de octubre, por décimoctavo año consecutivo, el conjunto de organizaciones que integran la “Coalición 22 de octubre para detener la brutalidad policíaca, la represión y la crimininalización de una generación” (1) conocida como “O-22”, produjo manifestaciones en medio centenar de grandes ciudades norteamericanas.
 
El primer Día Nacional de Protesta tuvo lugar el 22 de octubre de 1996. La fecha no tenía una significación especial. Se escogió de común acuerdo entre los líderes porque era importante realizar manifestaciones masivas antes de las elecciones de noviembre y porque, además, era necesario contar con la participación de los estudiantes, que estarían ya de regreso a clases.
 
La Coalición se formó con organizaciones que han hecho historia en las luchas sociales norteamericanas y con dirigentes legendarios, como Pam Africa (Jeanette Knighton), mujer frágil y de pequeña estatura pero de enorme coraje y discursos encendidos, que desempeñó un papel protagónico en el movimiento de masas que logró en 2012 la conmutación de la pena de muerte que pesaba sobre Mumia Abu-Jamal y ha participado en la lucha contra todas las formas de injusticia nacionales e internacionales.
 
Akil Al-Jundi (Herbert Scott Dean), del “Community Self Defense Program” (Programa Comunitario de Autodefensa) es uno de los casos, no raros, de dirigentes o integrantes de movimientos sociales estadounidenses que, con un pasado delincuencial, experimentan en la cárcel un proceso de concientización, rectifican y se convierten en modelo a seguir para sus comunidades. El caso más conocido es el de Malcolm X pero hay otros muchos.
 
Akil cumplió 15 años de prisión pero en ese tiempo abrazó las ideas del nacionalismo negro, se convirtió al Islam y dedicó todo su tiempo al estudio. Participó en la rebelión de la prisión de Attica, situada cerca de Búfalo, que terminó el 13 de septiembre de 1971 cuando policías estatales, a las órdenes del gobernador Nelson Rockefeller, la sofocaron a sangre y fuego, matando a 10 rehenes y a 39 presos, y dejando cientos de heridos.
 
Cuando recibió la libertad condicional en 1975, Akil había realizado ya estudios secundarios y superiores y se dedicó a la defensa legal de los negros y pobres acusados de crímenes. Al-Jundi fue la voz principal en la demanda conjunta interpuesta en nombre de más de 1,200 presos golpeados, torturados y privados de asistencia médica en ocasión del asalto a la prisión de Attica. Trabajando con el “Attica Brothers Legal Fund” contribuyó sustancialmente a lograr un veredicto en 1992 que hizo responsable al Estado por las atrocidades cometidas. Al-Jundi murió el 13 de agosto de 1997 en Nueva York.
 
Carl Dix, otro de los cofundadores de O-22 fue en 1970 uno de los seis reclutas que se negó a marchar a la guerra de Vietnam. Por esta causa sufrió dos años de prisión en la penitenciaría militar de Leavenworth, donde se transformó en revolucionario. De regreso a Baltimore, Maryland, fue miembro activo del “African Liberation Support Committee” y del “Black Workers Congress”. En 1975 fundó con Bob Avakian el “Revolutionary Communist Party”.
 
En las elecciones presidenciales de 1984, Dix recorrió las universidades presentándose como “anticandidato”, manifestándose “contra la noción de que algo fundamentalmente bueno para el pueblo oprimido pueda obtenerse en la arena electoral”. Desde “Revolution”, el periódico del partido, libró muchas campañas revolucionarias, como las denuncias por el trato a la población negra de New Orleans tras el paso del huracán Katrina en 2005. En las elecciones de 2008, Dix advirtió a los ilusos que veían en Obama la oportunidad para hacer avanzar una agenda progresista, que se trataba de una trampa del sistema para recuperar el apoyo de las masas descontentas.
 
Recientemente, Dix dio impulso a la creación de una red social contra el encarcelamiento masivo (“Stop Mass Incarceration Network”) y a una campaña (“Stop-Stop & Frisk”), contra el programa de detenciones arbitrarias “Stop & Frisk” (Detén y Cachea) de la policía neoyorquina, que servía para acosar a los afroamericanos y a otras minorías. El 21 de octubre de 2011 fue arrestado junto con otras 30 personas por participar en un acto no violento de desobediencia civil.
 
Otros líderes y organizaciones cofundadoras de O-22 fueron Angel Cervantes (“Four Winds Student Movement”), Omowale Clay (“December 12th Movement”), Keith McHenry (“Food Not Bombs”), Robert Rockwell (“Refuse and Resist) y Jim Lafferty (“National Lawyers Guild”). Con posterioridad se unieron otras muchas organizaciones e importantes dirigentes comunitarios.
 
La Coalición Octubre 22 tiene a su cargo también el “Stolen Lives Project” (Proyecto Vidas Robadas) que documenta los casos de homicidios por uso indebido y letal de la fuerza por agentes de las fuerzas represivas. En su segunda edición, el libro “Stolen Lives” documenta más de 2,000 casos ocurridos durante la década del 90 y está en preparación un segundo volumen con las muertes ocurridas posteriormente. La cifra de los casos publicados hasta ahora y las circunstancias de prepotencia y desprecio por la vida humana que los rodearon es impresionante. No es posible a las autoridades justificar una cifra tan alta de homicidios ni tampoco su claro perfil clasista y racista, pues la mayoría de los muertos son negros e hispanos.
 
La Coalición exige la liberación inmediata de todos los presos políticos y, en especial, de los que están gravemente enfermos, como la abogada Lynn Stewart, Maumin Khabir (Melvin Mayes), y Mondo We Langa (David Rice).
 
Este año, las manifestaciones por el 18° Día Nacional de Protesta transcurrieron sin que se reportasen incidentes de importancia y la repercusión mediática fue escasa. Una extraña paradoja ocurre con los medios y las manifestaciones: si transcurren pacíficamente y no ocurren choques con la policía, la cobertura es muy pobre o nula; si, por el contrario, tienen lugar incidentes graves, la cobertura es total y se pone énfasis no en la brutalidad de la policía sino en el supuesto carácter violento de los manifestantes. En otras palabras: si se comportan pacíficamente los ignoran, y si se defienden de la violencia policíaca los denigran.
 
Se estima que hay en estos momentos seis millones de jóvenes estadounidenses, entre 16 y 24 años de edad, que ni trabajan, porque no hay empleos para ellos; ni estudian, porque no pueden costear sus estudios (2). En Chicago, Houston, Dallas, Miami, Filadelfia, Nueva York, Los Angeles, Atlanta, Riverside y otras ciudades, hay en cada una de ellas más de 100,000 jóvenes ociosos, de acuerdo a un informe de “Oportunity Nation”.
 
Aunque algunos analistas, sin tener en cuenta cifras como éstas, estiman que los movimientos de protesta han ido perdiendo fuerza desde las grandes jornadas de “Occupy Wall Street” en 2011, pienso, por el contrario, que estos movimientos se encuentran actualmente en un periodo de reorganización, de revisión de las estrategias y métodos de lucha, de perfeccionamiento de las comunicaciones entre las redes sociales, de fortalecimiento de las alianzas y de precisión de objetivos comunes como puentes entre las organizaciones y que, no importa con que nombre, grandes masas, principalmente de jóvenes, saldrán a las calles, probablemente antes de las elecciones de 2014, a expresar su voluntad de barrer con la corrupción y los abusos del sistema.
 
Se percibe en el aire el desencanto, frustración y alienación de la juventud estadounidense. Un “ethos anti-establishment” que pronto habrá de exigir profundos cambios sociales.
 
NOTAS
 
(1)    “October 22 Coalition to Stop Police Brutality, Repression and the Criminalization of a Generation”
 
(2)    Press TV: “Massive riots, huge crimes expected in many US cities”, Oct. 22, 2013.
 
https://www.alainet.org/fr/node/80384?language=es
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