A un año de la muerte del Presidente Chávez:

Crisis en Venezuela y golpe de Estado (I de II)

03/03/2014
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El día 5 se cumplirá un año del fallecimiento del presidente de Venezuela Hugo Chávez y será recordado con actos oficiales, mientras ese país vive momentos difíciles debido a que cierta oposición dirigida le complicó la vida al gobierno de Nicolás Maduro, quien desde un principio denunció un intento de golpe de Estado y ahora busca la paz mediante diálogos a los que sus adversarios se niegan.
 
En tanto unos venezolanos siguen en sus marchas antigobiernistas y otros celebran el carnaval adelantado, es hora de glosar ciertos juicios y análisis tomados de una fuente alternativa, ya que las posiciones tanto oficiales como de los adversarios, según los medios tradicionales, son de todos conocidas.
 
Esa fuente es Argenpress, un servicio periodístico independiente con el espíritu de aquella lucha -abortada por Estados Unidos- que dieron hace cuatro décadas México y los países no alineados para el establecimiento de un nuevo orden informativo internacional.
 
A través de las páginas virtuales de Argenpress, el sociólogo estadunidense James Petras -quien hace años dejó de colaborar en La Jornada tras que le censuraron un artículo sobre el sionismo porque “los israelitas tienen un acceso incluso en los sectores progresistas de la prensa en México”-, estimó en una entrevista que las consecuencias de un golpe de Estado en Venezuela serían “terroríficas”, porque se desataría “una purga masiva y sangrienta”.
 
Por ello, propuso que “o se rompe la cabeza de esta oposición para permitir la democracia”, o pasará lo que en Chile con Salvador Allende y en “otros países democráticos, que toleraron demasiado”.
 
Igual opinó Homar Garcés: “Maduro tendría que convencerse que no hay más opción que ésta (profundizar el proceso revolucionario) en vista que su llamado al diálogo y a la paz” sólo ha servido para radicalizar a sus opositores “sin importarles los graves daños… al patrimonio público ni las diferentes muertes de ciudadanos venezolanos que han causado”.
 
Para dicho analista, “este plan de desestabilización… pudo evitarse” si el chavismo se hubiera “aprestado a contrarrestarlo a tiempo, a través de una amplia y sostenida movilización popular y manteniendo sin pausa alguna el avance revolucionario de los sectores populares”.
 
Otro colaborador de Argenpress, Juan Diego García, estimó que “los incidentes no son un hecho aislado; forman parte de una estrategia seguida por la oligarquía criolla desde el mismo momento en que Hugo Chávez llegó a la presidencia y se inició la Revolución Bolivariana. Tras bambalinas, por supuesto y como siempre, Washington”.
 
Se trata de “la aplicación del conocido manual de la contrarrevolución que se utilizó con tanto éxito contra la UP de Allende en Chile y es la misma estrategia que se lleva a cabo contra Ecuador y Bolivia”.
 
En su análisis, García identifica a la oposición “democrática” como el gran banquero, el terrateniente y los niños bien “que azuzan las acciones callejeras del matón de esquina, del camorrero de siempre o del lumpen que sirven de mano de obra para las tareas de la guerra sucia”, financiados “generosamente” por Estados Unidos, país donde el anterior candidato presidencial republicano propuso “invadir Venezuela para garantizar el suministro de petróleo” y a cuyo gobierno además le “preocupa sobremanera el proceso de integración regional en marcha y en el cual Venezuela juega un papel clave”.
 
Esa oposición reacciona “ante la pérdida de sus privilegios como parásitos que han sido siempre de la riqueza petrolera, practicando a gran escala la corrupción, la fuga de capitales y la financiación de un tren de vida de ostentación, lujo y despilfarro”. Y recuerda García que frente a ello la Revolución Bolivariana “dispuso que los recursos se dedicaran a satisfacer las necesidades más urgentes de las mayorías pobres del país y a fomentar cambios en el modelo económico para superar la condición de simples productores de materias primas”.
 
Por su parte Claudio Della Crocce elaboró un amplio análisis sustentado en un informe del Bank of America- Merrill Lynch para los inversionistas, según el cual “más allá de los denunciados y probados apoyos logísticos financieros de Estados Unidos y la derecha internacional a los movimientos golpistas en Venezuela, lo que va quedando claro es que el guión de la estrategia y de las intentonas está escrito y firmado por la banca trasnacional, en busca de apoderarse de las enormes riquezas del país”.
 
En fin, otros analistas, como Ernesto Carmona, coinciden también en que lo de Venezuela “no es casual, ni responde únicamente a la dinámica de la lucha de clases interna, o sólo a la iniciativa de los sectores fascistas de la burguesía y clase media alta local, sino a estrategias ‘no-violentas’ largamente elaboradas por el gobierno de Estados Unidos, pensadas en el siglo pasado y reiteradamente experimentadas y ‘mejoradas’ en diferentes países para derribar gobiernos”.
 
Y varios de estos analistas hacen notar que en esta crisis venezolana, el gobierno de México está con Washington y no con Caracas, aunque el Nobel Pérez Esquivel (para quien el conflicto no es “algo nuevo y sobre esto ya no quedan dudas”) asegure que “todos los países latinoamericanos a través de la CELAC, la UNASUR, el Mercosur y el ALBA han emitido pronunciamientos conjuntos reconociendo el intento de desestabilización de la democracia venezolana” y han expresado “su solidaridad y la necesidad de diálogo”. (Concluirá la próxima semana: Crisis en Venezuela y medios de información).
 
 
José Antonio Aspiros Villagómez, periodista y analista de México, miembro del Club Primera Plana
 
Fuente:
 
 
https://www.alainet.org/fr/node/83614
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