Destituido Alcalde Petro. “Triste papel el del Presidente Santos”

19/03/2014
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Bogotá.- Quienes acudieron la tarde de este miércoles a la popular Plaza de Bolívar de Bogotá aceptando la invitación para celebrar el triunfo jurídico del Alcalde Gustavo Petro en la CIDH, luego que le concediera -casi a la media noche del martes- las medidas cautelares de protección a sus derechos políticos que solicitaban al gobierno de Colombia mantenerlo  en su cargo, no se imaginaron que iban a estar ante su ex Alcalde.

 
En efecto, hacia las 3:00 de las tarde empezaron a llegar a la Plaza los primeros convocados por el Alcalde Petro para festejar el anuncio de la CIDH, que buscaba detener la implacable decisión del Procurador Alejandro Ordoñez de retirarlo de su cargo y condenarlo a la muerte política con una suspensión de quince años. El pasado nueve de diciembre, el Procurador había concluido un rápido proceso disciplinario contra el burgomaestre por implementar un sistema público de recolección de basuras cargado de algunas deficiencias calificadas por el Ministerio Público como “gravísimas” a punto de merecer la fulminante destitución. Fallo reiterado y ratificado por el aparato interno de justicia que le dio la razón a su colega la tarde del martes después de sortear varias instancias y acciones judiciales de defensa en pro del Alcalde. El veloz proceso disciplinario en su contra condujo al Alcalde a peticionar ante el Sistema Interamericano protección y justicia.
 
Sin embargo la ciudad había amanecido con la tensión propia de saber que la última palabra para que el Alcalde Petro permaneciera en su cargo la tenía el Presidente Juan Manuel Santos. La izquierda repetía, una y otra vez, que ningún presidente de Colombia se había atrevido a desconocer las medidas cautelares proferidas por la CIDH y este no sería el primer histórico y lamentable caso. El conjunto de la derecha a su turno, estaba absolutamente confiado en sus cálculos políticos en plena campaña y a pocos meses de la elección presidencial. Petro, la piedra en el zapato, parecía tener las horas contadas en la Alcaldía Mayor de Bogotá.
 
El resultado era medio predecible, pero incierto. Por lo menos, a muchos de los seguidores del Alcalde Petro los animaba la esperanza, la misma que rápidamente se esfumó hacia las 4:00 de la tarde cuando en un acto protocolario el Presidente Santos sin ruborizarse anunció desde su sede de gobierno la fulminante destitución del Alcalde Petro y el nombramiento de su remplazo temporal, el actual ministro de Trabajo, Rafael Pardo. El mismo artífice de la paz con el M-19, grupo insurgente que tomó la decisión de firmar la paz y hacer la política en la democracia de las urnas. Acuerdo que posibilitó que el ex guerrillero Gustavo Petro se posesionará el primero de enero de 2012 en el segundo cargo de elección popular más importante de Colombia.
 
Hacia las 6:00 de la tarde seguían llegando cientos de personas a la Plaza de Bolivar. Miles de pancartas de apoyo a Petro y rechazo a la decisión presidencial se vislumbran desde todos los costados, las consignas de apoyo a Petro y rechazo a Santos y al Procurador se coreaban con furia. Poco antes de las 7:00 de la noche salió Petro al balcón de la que hasta hace algunas horas había sido su sede de gobierno.
 
“El Presidente mintió” –repetió varias veces Gustavo Petro desde el balcón ante una apretada multitud que le coreaba desde la Plaza de Bolivar "Petro no se va". “El Presidente Santos le dijo al Alcalde que iba a respetar y acatar la decisión de la CIDH”, recordó con ira el ex Alcalde en su discurso de salida. Entre tanto, en las redes sociales circulaba una y otra vez, el viejo titular de prensa donde Santos anunciaba hace apenas unos días que aceptaría los designios de la CIDH. Latinoamérica entera vio pasar perpleja como -de un solo plumazo- un mandatario de la región privilegiaba sus intereses personales, su poder y su clase, exponiendo toda la democracia de un país y la propia fortaleza de protección del Sistema Interamericano.
 
Frente a sus seguidores Petro calificó la decisión de destitución como un “golpe de Estado”. Al Presidente le dijo que estaba dejando un “triste papel en la historia del Colombia”; al Procurador lo llamó “fanático”; al Alcalde encargado “impostor”; rechazó con vehemencia el poder corrupto que se atornilla a punta de "balas, intimidación y narcotráfico". Al pueblo lo invitó a reaccionar y organizar comités de apoyo a la democracia, y llamó a la construcción de una Asamblea Nacional Constituyente y un paro nacional.
 
Acompañado por su familia, sus colaboradores y su círculo de escoltas, se despidió desde el clásico balcón del Palacio Lievano, con el anunció de una vertiginosa agenda de encuentros con diferentes sectores populares. Llamó a la calma a la multitud enfurecida que gritaba "no pasarán", extendió la mano les dijo adiós y se amarró el corazón. Así fue el último discurso en el palacio municipal del ex guerrillero del M-19 que abandonó la lucha armada para negociar la paz y entrar en la contienda electoral y fue destituido como Alcalde por un proceso disciplinario sin sentencia penal por el representante de la clase política que históricamente ha segregado, discriminado y excluido. ¿Cuál paz se pregunta ahora el país?
 
 Marzo 19/14.
 
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