Lula se desbordó

03/07/2003
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La reacción de diversos sectores de la sociedad especialmente de las entidades vinculadas a grandes propietarios rurales, los partidos de oposición al gobierno, en particular el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y el Partido del Frente Liberal (PFL) y de algunos medios de comunicación a la informalidad como el presidente Lula recibió a los sin tierra en el Palacio de Planalto, usando además un gorro del MST, tiene toda la razón de ser. El Estado Brasileño siempre vistió la camisa de los latifundistas y de los guardianes del poder económico. Siempre defendió sus intereses y castigó severamente a los trabajadores que, organizados, intentaron enfrentar su poder. Lula no podía romper esta tradición. El hasta podía recibir a los sin tierra, pero para darles un solemne llamado de atención por las acciones que están realizando. Ahora, abrir las puertas del Palacio de Planalto, recibirlos cordialmente, no hacerles ninguna advertencia pública, esto desbordó los límites de tolerancia de la elite brasileña que siempre comandó los destinos de nuestro país. ¿Será que ahora los trabajadores van a comenzar a ocupar los espacios antes reservados solamente a ellas? La indignación fue tan grande que el líder del PSDB del Senado, senador Arthur Virgilio, en pocas horas consiguió las firmas necesarias para abril una Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) sobre el MST y, en tiempo record, fue abierta. Con esto parece que el PSDB quiere eliminar de su historia lo que el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, empujado por las acciones de los movimientos del campo, fue obligado a hacer: el mayor número de asentamientos de familias sin tierra de la historia de Brasil. Aunque al final de su mandato el se redimió con Medidas Provisorias para castigar y criminalizar las acciones de estos movimientos y frenar así el ritmo de la Reforma Agraria. Esta CPI es muy importante. Debe ir a fondo. Los senadores deben visitar los campamentos esparcidos por todo Brasil, ir a los asentamientos. Buscar pruebas. Talvez encuentren millones de dólares que el movimiento esté juntando para engrosar sus cuentas en el exterior, o arsenales de armas importadas de uso exclusivo del Ejército Brasileño que serán utilizadas para hacer la revolución. Si no encuentran dólares, ni armas, por lo menos hallarán hombres y mujeres, niños, jóvenes y ancianos que en situaciones muy duras y adversas están luchando para defender su dignidad y su derecho a la tierra y al trabajo que la Constitución Federal les garantiza, pero que el Estado brasileño siempre les negó. Nuestra elite necesita comenzar a acostumbrarse a la idea de que si el pueblo brasileño eligió a Lula, fue para hacer cambios y cambios profundos, no simplemente para interpretar una representación teatral. La acogida calurosa a los sin tierra es un símbolo de esta nueva era que se implanta en Brasil. El Palacio de Planalto, lugar reservado a las elites, ahora es también espacio del pueblo. (Traducción ALAI) * Antonio Canuto. Periodista y secretario nacional de la Comisión Pastoral de la Tierra, CPT.
https://www.alainet.org/pt/node/107820

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