Mumbai: un Foro Social distinto

08/02/2004
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El Foro Social Mundial (FSM) reunió en Mumbai a más de cien mil personas en mil seiscientos seminarios, talleres, eventos masivos, danzas, conciertos, marchas, protestas y pinturas. Sin duda alguna, más de treinta eventos con una participación de por lo menos veinte mil personas, lleno de folklore y consignas, dieron una visión particular del subcontinente, y nos recordaron que más de mil millones de personas viven en la India, frecuentemente en condiciones difíciles. Como diferencia con los FSM de Porto Alegre, los eventos se llevaron a cabo en su mayoría en aulas improvisadas de yute, muchos de ellos en espacios solo con un piso cubierto precariamente. El llamado Nesco-Ground es normalmente un espacio de ferias y exposiciones, y no tuvo las condiciones óptimas para convertirse en un lugar de encuentro. En múltiples espacios se discutieron diariamente en cuatrocientos eventos temas relacionados con la globalización, sus alternativas humanizadoras, la deuda, el "libre comercio", la militarización, la paz, las transnacionales, los conflictos, la conciliación noviolenta de los mismos, la discriminación de las mujeres, la supervivencia de los indígenas, la subsistencia de los campesinos, políticas agrícolas, la destrucción, la conservación y la recuperación de los recursos naturales, las privatizaciones del agua, de los servicios básicos, la educación, la salud, la electricidad y el transporte, entre muchos otros temas. Desde antes del inicio, los problemas sociales marcaron la agenda. Una larga marcha de Dalits, también conocidos como "intocables" o "sin casta" llegó dos horas antes de la inauguración oficial desde diversos puntos de la India. Protestaron contra las políticas neoliberales del gobierno hindú, que habían agravado su condiciones de histórica marginalización. Saris transparentes, cientos de veces lavados, cubrieron apenas cuerpos huesudos de mujeres quienes durante años habían carecido de tres comidas al día. Cargaban niños cuya desnutrición crónica hizo resaltar unos ojos tristes, con poca esperanza hacia el futuro. La inauguración espectacular congregó sobre un tapete de yute a decenas de miles de organizaciones sociales, ONG's, intelectuales, curiosos, políticos y demás miembros de la sociedad civil mundial. Todos participaron en un espectáculo de bailes y cantos tradicionales, interrumpidos por discursos oficiales; todo ello dentro de un mundo pluricultural y multiétnico. Las personas reunidas primero bajo el sol y posteriormente bajo miles de estrellas, pusieron en acción a miles de policías, quienes trataron inútilmente a poner orden ante un caos, no sólo causado por más de cien lenguas. Esta Torre de Babel moderna se enfrentó al eficiente desempeño de cientos de interpretes voluntarios quienes defendieron el derecho de toda persona de expresarse en su lengua nativa. Jugaron una labor silenciosa pero muy eficiente para permitir un dialogo entre Norte- Sur, y sobre todo entre Sur- Sur. La posibilidad de reunir a decenas (cientos?) de miles de personas en un lugar de discusión y de protesta, produjo tensiones anteriores que dieron pie a diversos fora alternativos. Por una parte, el Comité de Derechos por la Tierra organizó el primer "Mela Festival" con la participación de miles de campesinos y campesinas, acampados al lado del foro oficial. Impactó ver como estos luchadores por la tierra viven en condiciones precarias: a cielo abierto, bajo una manta de yute o paja de trigo, resistiendo la política gubernamental anticampesina. Denunciaron ante la prensa y los visitantes extranjeros las represiones sufridas y reiteraron su lucha noviolenta a favor de los derechos campesinos por un pedazo de tierra, su subsistencia y una vida digna. Hay que recordar que en este momento existen en la India entre setecientos ochenta y ochocientos veinte millones de campesinos y campesinas. Ante esta cifra, el campamento atascado de gente, no obstante representaba apenas una muestra pequeña del problema agrario existente. Durante los intercambios quedo claro que el problema campesino no era sólo de este subcontinente, sino que abarcaba a todos los productores desamparados en el Tercer Mundo. Al escuchar sus largas marchas e intensas luchas, sintetizadas en la reivindicación Gandhiana de contar con una vida digna y respetuosa de sus creencias y sus culturas, se pone de manifiesto la contradicción desatada en el agro por transnacionales, Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, FAO y otros organismos multilaterales. ¿Por qué expulsar a estos millones de campesinos de sus tierras no sólo en la India sino en todo el mundo y dónde ubicarlos, dado que no existen nuevos continentes "por descubrir", ni fuentes de trabajo disponibles, ni ciudades capaces de absorber esta masas? Al recorrer por tren los alrededores de Mumbai, existen más de treinta kilómetros a la redonda, tapizados por ciudades perdidas, donde salta a la vista la pobreza, la suciedad y las enfermedades. Las autoridades locales informaron, que de seguir la política actual anti-campesina en el estado de Maharashtra, en dos décadas ochenta y cinco por ciento de la ciudad de Mumbai se convertirá en favelas sin acceso a agua, otros servicios y con graves problemas de seguridad. Otro movimiento que se deslindó del FSM fue "Mumbai Resistance" que agrupa campesinos vinculados al partido comunista. Se ubicaron frente al espacio oficial y denunciaron con pintas, marchas y eventos la cooptación de académicos, ONG's y líderes sociales por gobiernos y transnacionales provenientes de países industrializados. Hicieron ver cómo el Banco Mundial y el IMF estaban retomando los planteamientos de los FSM en Porto Alegre para manipularlos e integrarlos a sus intereses, obviamente sin perder la posibilidad de explotar aún más a los pobres. Se negaron a participar en el Foro oficial y reiteraron una lucha frontal contra el imperialismo, disfrazado a veces por ayuda al Tercer Mundo, préstamo y recientemente, por Asociaciones Publico- Privadas. Este último fue un invento del anterior director del FMI, Chamdessu, para compensar las perdidas que las transnacionales habían sufrido a raíz de las crisis económicas en países como Argentina, México, Nigeria o Tailandia. Aseguran a inversiones de capital foráneo efectuadas en sistemas de agua potable, alcantarillas, plantas de tratamiento, salud y educación, particularmente en municipios y comunidades. En caso de cualquier crisis económica, abrupta devaluación, mal manejo de fondos municipales u oposiciones por parte de la población, el Banco Mundial pagaría a la empresa su inversión y sus ganancias, mientras que obligaría al gobierno federal de pagar los compromisos contraídos por las autoridades locales. La presión se ejercería también a través del FMI y sus programas de ajuste, a la vez que estos compromisos se sumarían a las deudas externas contraídas por los países pobres. Este nuevo mecanismo de garantía a la inversión abre al capital transnacional las puertas para cubrir las necesidades básicas de mas de seis mil millones de habitantes en los rubros de agua y saneamiento, alimentación, vestimenta, salud y recreación. No solo se trata de un mercado gigantesco, sino que también de necesidades que cualquier ser humano requiere tener cubiertas. Hubo fuerte oposición contra este tipo de protección, donde se socializaban las pérdidas y se privatizaban las ganancias. El tercer grupo fuera del FSM eran los movimientos sociales quienes contaron con un espacio propio para reunirse libremente y afinar las actividades de resistencia y lucha. En este espacio se vieron con mayor claridad los intentos de cooptación y soborno a líderes sociales. Por una parte ciertos grupos obtuvieron en el FSM oficial amplios espacios para exposición, excelentes horarios y traducción. Eran intentos de dividir el frente mundial contra de la globalización anti- humana y crear facciones que se desgastaban en discusiones estériles y protagonismos personales. No faltaban líderes, básicamente hombres, que se dejaron seducir por el canto de sirenas pero ante a la firme decisión de conservar el espacio conquistado a partir de Seattle, los movimientos sociales lograron a controlar sus líderes y reiteraron su voluntad de luchar por un mundo alternativo. Finalmente, Vía Campesina tuvo su propio espacio de discusión en el JJ Hospital Nursing Association, en una playa llena de cocoteros. Mediante creativos mecanismos de traducción, campesinos de Bangladesh, Vietnam, Tailandia, Corea, Indonesia, Sri Lanka e India, intercambiaron sus experiencias con jornaleros y campesinos de Bélgica, Francia, Italia, España, País Vasco, Portugal, Alemania, Países Bajos e Inglaterra en Europa; Canadá, Estados Unidos, México, Centroamérica, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Venezuela, Argentina, Chile, Uruguay y Brasil en el continente americano; y Mozambique, África del Sur, Senegal y diversos países Árabes en África. El proceso de aprendizaje mutuo y exposiciones acerca de experiencias alternativas, permitieron establecer alianzas estratégicas que ofrecen alternativas al neoliberalismo. Éstas garantizaría a jóvenes y mujeres rurales y campesinos el acceso a agua limpia, biodiversidad y semillas propias. Estos intercambios facilitaron entender que el proceso de transnacionalización en la agricultura estaba relacionado con el militarismo y la violencia desarrollada por el gobierno de Estados Unidos de Norteamérica y sus aliados. Al compartir sus experiencias con otros movimientos sociales y dentro del foro FSM con grupos solidarios, recibieron apoyo en su demanda básica "OMC fuera de la agricultura" y "OMC fuera del agua y de las semillas: la vida no está en venta". Cuando entendieron que su campaña lanzada en Porto Alegre "Semillas, patrimonio de la humanidad" fuese aprovechada por transnacionales como Monsanto para patentar las semillas, decidieron buscar una visión más integral: "Semillas de los pueblos, patrimonio de la humanidad". Al recordar la victoria obtenido en Cancún y Lee quien sacrificó su vida en protesta contra las prácticas inhumanas y anti- campesinos de la OMC, Vía Campesina aportó nueva energía y esperanza a los pueblos del mundo y apoyó la alianza que unió diversos movimientos. Como interlocutor válido, Vía Campesina concilió entre posiciones opuestas y su capacidad de negociación puso mas claramente al descubierto las prácticas de manipulación que no faltaron en Mumbai. La declaración final fue endosada por miles de movimientos sociales y ONG's provenientes de todos los continentes. Permitió afianzar las estrategias de resistencia y de oposición. Al mismo tiempo ante la agudización de los efectos negativos del modelo neoliberal representó una alternativa digna y llena de esperanza para más de cinco mil millones de personas en el mundo que se ven crecientemente excluidas y explotadas por dicho sistema. Por eso se han sumado a la tarea: "Globalicemos la lucha. Globalicemos la esperanza". * Úrsula Oswald, CRIM-UNAM
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