Reclamos por la nueva Ley de Seguridad
18/05/2004
- Opinión
Mientras se
debate la nueva Ley de Seguridad en el Congreso Nacional,
como parte del Plan Estratégico de Justicia y Seguridad
2004-2007, desde la sociedad comienzan a elevarse voces
críticas hacia un plan de gobierno que presenta varios
aspectos preocupantes.
El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), una de las
organizaciones de derechos humanos de la Argentina nacidas
en plena dictadura militar, sostiene que, en líneas
generales, la orientación del plan es incorrecta y que la
implementación de algunas de las medidas podría acarrear un
agravamiento de la situación de violaciones a los derechos
humanos.
El CELS ve cuatro aspectos negativos en el plan (1):
1. El Plan mantiene la dicotomía entre eficiencia y
garantías: considera que sólo es posible dar
respuestas eficientes a los problemas de seguridad
ciudadana limitando garantías constitucionales e
intensificando el poder punitivo;
2. La única respuesta a la seguridad es la represión del
delito: no da respuestas integrales al tema de la
seguridad, como garantizar el derecho a la educación
de los jóvenes, sino que continúa viendo al problema
de la seguridad ciudadana desde la óptica penal;
3. Las instancias de control y transparencia sugeridas
son débiles: en un contexto de ampliación de la
estructura policial y del poder punitivo, las
propuestas de mayor transparencia o control civil
sobre las fuerzas de seguridad podrían terminar
legitimando una política fundamentalmente punitiva.
4. La participación ciudadana tendría que abarcar también
el diseño de políticas públicas. Tal como se presenta
el Plan podría terminar por erigir un sistema penal
que gire en torno a la privación de la libertad, con
más presos pobres y mayor debilitamiento de las
garantías constitucionales.
En los primeros debates de la ley en el Congreso se
destacaron los conceptos de la diputada socialista María
Elena Barbagelata, quien en su crítica a la nueva
legislación penal se encargó de señalar que las
experiencias muestran que la disminución de la delincuencia
se encuentra relacionada con la reducción de la pobreza.
En su intervención en el debate parlamentario, denunció que
"quienes hoy glorifican el Estado penal son los mismos que
ayer exigían menos Estado en materia económica y social. A
la atrofia deliberada del Estado social corresponde la
hipertrofia del Estado penal": Manifestó también su
preocupación porque "ya no se trata de prevenir el crimen
ni tratar al delincuente con vistas a su eventual
reinserción social una vez cumplida la pena, sino aislar a
grupos percibidos como peligrosos". Además, consideró un
error que se discuta cómo bajar la edad de imputabilidad de
los menores de 16 a 14 años en lugar de crear más escuelas
y desarrollar vigorosos programas de apoyo a los jóvenes de
sectores desfavorecidos. La diputada también señaló una de
las principales preocupaciones de la ciudadanía: la
corrupción policial y la impunidad de los grandes delitos
que son llevados a cabo bajo sistemas de gran corrupción y
protección, como el narcotráfico, el tráfico de armas y de
personas. "En una sociedad democrática, la legislación
debe estar al servicio de la prevención y de la lucha
contra la corrupción y la impunidad. Si estos objetivos no
se garantizan, ninguna ley tendrá eficacia para combatir el
delito, porque no habrá ni verdad ni justicia", aseguró.
Un grupo de militantes cristianos, encabezados por cuatro
religiosas y religiosos conocidos por su trabajo por los
derechos humanos en el país (Hnas Marta Pelloni y Margarita
Goddard, y P. Miguel Haag y Luis Guzmán), dieron a conocer
un documento(2) en el que enfatizan que una sociedad sin
violencia y sin víctimas de ninguna clase "será fruto de la
justicia y no fruto del castigo". Para estos militantes
cristianos, el debate fundamental que debe darse la
sociedad argentina es sobre la desigualdad profunda y la
pobreza masiva y la necesidad de devolverle valor a la vida
y de trabajar por una seguridad para la vida. "Si no
juntamos todas nuestras energías para rescatar a los
millones de hombres y mujeres que están sumergidos en la
pobreza, de nada valdrá que nos amurallemos, que pidamos
más castigos, más cárceles. Terminaremos siendo cómplices
de la seguridad del orden establecido, que condena a la
mitad de la población", aseguran.
Desde las víctimas de la inseguridad, surgió una iniciativa
interesante a partir de un medio estatal. Se trata del
programa "Diálogos de Paz" que se transmite semanalmente
por Radio Nacional. Es conducido por una mujer cuyo hijo
fue víctima de la violencia policial y la productora es la
madre de otro joven asesinado por un vigilador al salir de
una estación de tren. El programa, de una hora de
duración, que cuenta con el auspicio del Programa Nacional
Antiimpunidad del Ministerio de Justicia, Seguridad y
Derechos Humanos de la Nación, reúne a familiares de
víctimas de la inseguridad. La participación de personas
que han sufrido profundas heridas en sus familias por la
violencia, tanto policial como de la delincuencia, y que
luchan por la justicia y la convivencia sin impunidades
permite reflexionar sobre la necesidad de trabajar en la
creación de políticas públicas que den sustento a una
sociedad donde los derechos y las garantías cuenten para
todos y todas por igual.
Se depuran las fuerzas policiales
En tanto, el gobierno nacional y el de la provincia de
Buenos Aires apuran la depuración de las filas policiales,
quitando de sus cargos a cientos de uniformados. La semana
pasada fueron 107 los jefes pertenecientes a la Policía
Federal, con jurisdicción en todo el país, los que debieron
abandonar sus cargos. El 30% está sospechado de haber
tenido algún tipo de connivencia con el crimen organizado.
Esta semana, fueron 300 miembros de la policía de la
provincia de Buenos Aires los que debieron abandonar sus
cargos. Muchos son investigados por enriquecimiento
ilícito y otros también por estar sospechados de tener
trato con delincuentes y por haber perpetrado diversos
tipos de delitos.
No es sencillo para las autoridades gubernamentales formar
una nueva fuerza policial. La provincia de Buenos Aires
pretende tomar a 4000 nuevos efectivos, seleccionados entre
gente joven, con buen nivel educativo. Pero la afluencia
de candidatos para cubrir los cargos parece no ser
suficiente. Los salarios que se ofrecen son regulares y no
alcanzan para cubrir las expectativas de muchos posibles
candidatos, tanto varones como mujeres, quienes a su vez
tienen en cuenta lo peligroso de la labor que les tocaría
desempeñar.
No obstante, algunos pasos importantes se están dando en
materia de formación de las nuevas fuerzas. Los jóvenes
fueron citados a presentarse en una de las universidades
nacionales que tienen su sede en el conurbano bonaerense,
ya que se pretende que los nuevos oficiales de la fuerza
reciban parte de su formación en la universidad pública,
compartiendo las aulas con el resto de los estudiantes.
Otras medidas innovadoras incluyen transparentar los
ascensos dentro de la fuerza, con el fin de terminar con la
"dedocracia", como lo señalaron a la prensa fuentes del
Ministerio de Seguridad provincial. Se prevé llamar a
concurso abierto para ocupar cargos y calificar a los
comisarios con participación de foros vecinales de
seguridad.
En al actualidad, existen 165 foros vecinales de seguridad,
65 foros municipales y 22 defensores de la seguridad en
toda la provincia de Buenos Aires. Si bien muchos de los
participantes en estos foros se entusiasman con la idea de
poder evaluar la tarea de la comisaría local y de los jefes
policiales a su cargo, en general consideran que para poder
dictaminar sobre estos temas es necesario que las personas
que intervengan tengan buenos conocimientos del tema para
no cometer injusticias ni equivocaciones que luego
repercutan negativamente en la comunidad.
Pero, como manifiestan las organizaciones y personas
citadas en este artículo, no se trata de un monitoreo
ciudadano para legitimar acciones punitivas. El profesor
Carlos Eroles, de la Universidad de Buenos Aires, agrega
que nadie debería dejarse envolver por "discursos
perversos", que marcan una realidad fragmentada en términos
de poder, sino trabajar por una práctica de derechos
humanos dentro y fuera del Estado. La ciudadanía debería
involucrarse más activamente para construir una seguridad
integral, con justicia y equidad para todos y todas, sin
distinciones.
Notas:
1. CELS, documento "¿Qué es seguridad? ¿Qué es justicia?",
abril 2004, www.cels.org.ar
2. Documento "Fruto de la Justicia", mayo 2004,
www.nuevatierra.org.ar
https://www.alainet.org/pt/node/109942
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