El fantasma de Carajás todavía está vivo

19/04/2005
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El MST denuncia que la reforma agraria no avanza por la impunidad, violencia de los latifundistas y el modelo económico. Triste coincidencia. Pocos días antes del trágico aniversario del 17 de abril de 1996, cuando 19 trabajadores Sin Tierra fueron asesinados en El Dorado dos Carajás (Pará) la justicia difundió a los brasileños una noticia: el hacendado Adriano Chafik, reo confeso del asesinato de 5 trabajadores en Felisburgo (Minas Gerais), en noviembre de 2004, sería liberado para responder al proceso en libertad. No es sin motivo que, pasados nueve años de la bárbara masacre en el Pará, el 17 de abril continué siendo una fecha emblemática y que este caso todavía esté lejos de ser resuelto. En 2005, los signos de este día Mundial de Lucha por la Tierra continúan siendo la impunidad, la violencia contra los trabajadores rurales y la ausencia de una política masiva para democratizar el acceso a la tierra. A la par que el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) está concentrado en los preparativos de la Marcha Nacional por la Reforma Agraria (que comenzará el 2 de mayo en Goiania y llegará el 17 a Brasilia), lleva a cabo una serie de acciones para denunciar la permanencia de esa situación y discutir la necesidad de la reforma agraria con la sociedad brasileña. “Para nosotros, esa fecha tiene un fuerte contenido simbólico. Más allá de ser un día de hacer la lucha por la reforma agraria, es un momento de protesta contra la impunidad y la violencia en el campo”, explico João Paulo Rodrigues, de la coordinación nacional del Movimiento. Por la justicia El esfuerzo del MST para colocar este tema en la agenda pública, enfrenta la resistencia de la elite agraria. Los grandes medios de comunicación, financiados por el agronegocio, mantienen una campaña permanente para bautizar a la reforma agraria como una política retrógrada, incompatible con la actual situación del país. Ignoran, por ejemplo, que Brasil continúa siendo el líder en el ranking de la concentración de la tierra y que, si no hace la reforma agraria, no conseguirá acabar con el hambre y la miseria hasta el 2015, uno de los ocho compromisos asumido por Brasil con las Metas del Milenio, en el 2000, en la Organización de las Naciones Unidas, junto a 191 naciones. La actualidad del tema se reafirma, también, por el vigor de la movilización que los Sin Tierra continúan haciendo por el país. Solo en abril de 2004, fueron por lo menos 109 ocupaciones de tierras, de acuerdo con el gobierno federal. Desde que la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) comenzó a hacer un levantamiento estadístico del tema, en 1997, Brasil registra no menos de 109 ocupaciones anuales en el país, llegando, en 1999, a las 593 acciones. Situación explosiva Sin políticas públicas que respondan a la altura de esa demanda, Brasil está llamado, en pleno siglo XXI, a resolver los problemas derivados de los conflictos agrarios. Uno de ellos, es el cruel asesinato, también en el estado de Pará, de la Hermana Dorothy Stang, el 12 de febrero, incluso después de avisar a las autoridades públicas que había recibido amenazas de muerte. La religiosa de 73 años, asesinada por un hacendado, es otro síntoma de ese sentimiento de omnipotencia de la oligarquía rural. Casos como estos no faltan: de acuerdo con la CPT, entre 1985 y 2004, fueron asesinados 1379 “Sin Tierra”, pero solamente 75 casos fueron juzgados. Más aún: solamente 5 autores intelectuales y 64 autores materiales fueron condenados. Incluso, los propios autores de la masacre de El Dorado dos Carajás podrían ser liberados por la Justicia. Se encuentra en trámite en la 5° Sala del Tribunal Superior de Justicia (STJ) un pedido de habeas corpus para los autores condenados por asesinato, los oficiales Mário Pantoja y Raimundo Lameira. El proceso será analizado por el mismo ministro que liberó a Adriano Chafik, Gilson Dipp. Acciones “El Estado brasileño no está preparado para hacer una reforma agraria. El poder judicial y el Instituto Nacional de Colonización y Reforma agraria (INCRA) tienen una estructura conservadora y no ayudan para que la posición del ministro Miguel Rosetto (Desarrollo Agrario) y del presidente del INCRA sea cumplida”, señala Rodrigues, del MST. El Movimiento reivindica que el juzgamiento del crimen de El Dorado dos Carajás sea federalizado, como permite la reforma judicial, aprobada al final de 2004. La idea es que, distante de la influencia del poder local, la justicia tenga más imparcialidad en el análisis del caso. Otro debate que el MST quiere fomentar en la sociedad es con respecto del modelo económico del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. “Con esa política de superávit primario y pago de intereses no queda nada para la reforma agraria”, considera Rodrigues. Esa discusión implica una evaluación de los reales efectos que los grandes propietarios dicen que traen al país. “El agronegocio, a través de los medios de comunicación, dice que para resolver el problema en el campo es preciso aumentar la frontera agrícola y exportar más granos. Nosotros decimos lo contrario. Necesitamos distribuir la tierra y aumentar la producción para los propios brasileños y resolver el problema del hambre”, dice Rodrigues. El propio Congreso Nacional, reconoció la importancia de la fecha y marcó, a pedido del diputado federal Wasny de Roure (PT-DF), una sesión solemne para el día 14 para conmemorar el Día Mundial de Lucha por la Tierra. (Traducción ALAI) * Jorge Pereira Filho. Brasil de Fato.
https://www.alainet.org/pt/node/111807
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