Día Internacional de las personas con discapacidad: entre luces y sombras
03/12/2006
- Opinión
En este día tan particular, el panorama existente en Latinoamérica y el mundo con respecto a un colectivo vulnerable, sistemáticamente excluído mediante los procesos de invisibilización y de estigmatización en un círculo vicioso que se manifiesta en la sociedad y en el Estado, continúa ensombrecido sin otra luz que la de las voces que, en forma solitaria o colectiva, siguen bregando por sus Derechos Humanos.
El desinterés social y la apatía estatal contribuyen a acentuar las sombras sobre hombres, mujeres, niñas y niños, cuyo único delito es ser distintos, diferentes en su condición psicofísica, mientras el paradigma de la diversidad apenas va tomando cuerpo en algunas legislaciones nacionales a pesar de los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos.
Así, en Latinoamérica, las problemáticas de la discapacidad se han visto reflejadas en el Plan Nacional de Discapacidad que se ha implementado en la Bolivia de Evo Morales y en la Ley Nacional de Discapacidad, sancionada y promulgada por la Revolución Bolivariana, de la mano de Hugo Chávez Frías. Sin embargo, todavía subsisten las condiciones que llevan a la exclusión social a perpetuidad de millones de latinoamericanos, los que todavía siguen buscando esa lucecita de esperanza que los lleve a recuperar la dignidad humana, la misma que perdieron junto a la disminución de sus capacidades físicas o mentales.
En el resto del mundo, salvo Europa y Estados Unidos, podemos afirmar que la situación resulta similar. El hambre y las enfermedades prevenibles son las causantes, junto a las guerras, de la mayoría de las discapacidades en África, Asia y Oceanía para generar una población que ve deteriorarse, día a día, sus posibilidades de una vida digna en el marco de una plena autonomía e igualdad de oportunidades.
Sin embargo, en el Imperio, habida cuenta de las reducciones en el sistema de Seguridad Social, ha comenzado un proceso tendiente a la supresión de beneficios para el colectivo de las personas con discapacidad. Las limitaciones en la cobertura sanitaria del Medicare son el indicador de la voluntad del gobierno de George Bush, lo que contrasta con la gran accesibilidad física alcanzada en muchas ciudades de EE. UU. , desde el transporte a lo arquitectónico. Pero no cabe duda que vuelve a imperar el viejo principio neoliberal del “quien no produce, no debe vivir” en la primera economía mundial.
Entre las luces de Evo Morales y Hugo Chávez y entre las sombras del neoliberalismo imperante en Chile, de la mano de Bachelet,; en Uruguay, de la mano de Tabaré Vázquez; en Paraguay, de Duarte Frutos; en Colombia, de Álvaro Uribe y en Argentina, de Néstor Kirchner, con la excepción de Cuba, con su Operación Milagro, de la mano de Fidel Castro y su hermano Raúl, las personas con discapacidad siguen peregrinando en la búsqueda de soluciones que los lleven a superar el actual síndrome de irrelevancia social y estatal.
Entre las luces de la moderna legislación europea y las sombras existentes en el Imperio, el genocidio se hace evidente en un colectivo sistemáticamente excluído, al igual que en Esparta.
Solamente la voluntad decidida de la sociedad civil, de las personas con discapacidad y de las organizaciones que las representan pueden convertirse en los instrumentos para exigir la devolución de la dignidad perdida a un colectivo empobrecido e invisibilizado.
Y es hora de asumir el desafío de esta cruzada particular por esos seres que forman parte de nuestra realidad cercana y lejana, de nuestra propia cotidianeidad, si queremos construir un mundo con plena igualdad de oportunidades para todas y para todos los habitantes de este planeta.
- Prof. Juan Carlos Sánchez, Cs. Jurídicas, Políticas y Sociales (I. S. P. "Dr. Joaquín V. González")
El desinterés social y la apatía estatal contribuyen a acentuar las sombras sobre hombres, mujeres, niñas y niños, cuyo único delito es ser distintos, diferentes en su condición psicofísica, mientras el paradigma de la diversidad apenas va tomando cuerpo en algunas legislaciones nacionales a pesar de los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos.
Así, en Latinoamérica, las problemáticas de la discapacidad se han visto reflejadas en el Plan Nacional de Discapacidad que se ha implementado en la Bolivia de Evo Morales y en la Ley Nacional de Discapacidad, sancionada y promulgada por la Revolución Bolivariana, de la mano de Hugo Chávez Frías. Sin embargo, todavía subsisten las condiciones que llevan a la exclusión social a perpetuidad de millones de latinoamericanos, los que todavía siguen buscando esa lucecita de esperanza que los lleve a recuperar la dignidad humana, la misma que perdieron junto a la disminución de sus capacidades físicas o mentales.
En el resto del mundo, salvo Europa y Estados Unidos, podemos afirmar que la situación resulta similar. El hambre y las enfermedades prevenibles son las causantes, junto a las guerras, de la mayoría de las discapacidades en África, Asia y Oceanía para generar una población que ve deteriorarse, día a día, sus posibilidades de una vida digna en el marco de una plena autonomía e igualdad de oportunidades.
Sin embargo, en el Imperio, habida cuenta de las reducciones en el sistema de Seguridad Social, ha comenzado un proceso tendiente a la supresión de beneficios para el colectivo de las personas con discapacidad. Las limitaciones en la cobertura sanitaria del Medicare son el indicador de la voluntad del gobierno de George Bush, lo que contrasta con la gran accesibilidad física alcanzada en muchas ciudades de EE. UU. , desde el transporte a lo arquitectónico. Pero no cabe duda que vuelve a imperar el viejo principio neoliberal del “quien no produce, no debe vivir” en la primera economía mundial.
Entre las luces de Evo Morales y Hugo Chávez y entre las sombras del neoliberalismo imperante en Chile, de la mano de Bachelet,; en Uruguay, de la mano de Tabaré Vázquez; en Paraguay, de Duarte Frutos; en Colombia, de Álvaro Uribe y en Argentina, de Néstor Kirchner, con la excepción de Cuba, con su Operación Milagro, de la mano de Fidel Castro y su hermano Raúl, las personas con discapacidad siguen peregrinando en la búsqueda de soluciones que los lleven a superar el actual síndrome de irrelevancia social y estatal.
Entre las luces de la moderna legislación europea y las sombras existentes en el Imperio, el genocidio se hace evidente en un colectivo sistemáticamente excluído, al igual que en Esparta.
Solamente la voluntad decidida de la sociedad civil, de las personas con discapacidad y de las organizaciones que las representan pueden convertirse en los instrumentos para exigir la devolución de la dignidad perdida a un colectivo empobrecido e invisibilizado.
Y es hora de asumir el desafío de esta cruzada particular por esos seres que forman parte de nuestra realidad cercana y lejana, de nuestra propia cotidianeidad, si queremos construir un mundo con plena igualdad de oportunidades para todas y para todos los habitantes de este planeta.
- Prof. Juan Carlos Sánchez, Cs. Jurídicas, Políticas y Sociales (I. S. P. "Dr. Joaquín V. González")
https://www.alainet.org/pt/node/118552
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