Cumbre: América Latina, el Caribe y la UE
Palabras, firmas y poco más en Perú
18/05/2008
- Opinión
La reunión no aportó acciones concretas en los temas más urgentes, sólo declaraciones formales. Organizaciones sociales llevaron a cabo la Cumbre de los Pueblos.
Lima fue el escenario de la V Cumbre de presidentes y jefes de estado de América Latina, el Caribe y la Unión Europea (UE). La capital peruana tuvo durante toda la semana una fachada totalmente anormal. 50.000 efectivos de las fuerzas de seguridad sitiaron la ciudad y desplegaron el operativo necesario para la llegada de los mandatarios.
En ese contexto, el viernes fue el día clave de la reunión. Allí estuvieron los presidentes que se prestaron a debatir los temas que cancilleres y expertos desarrollaron en los días anteriores. Sin embargo, el debate no fue tal ya que apenas se oyeron las voces de algunos gobernantes que expusieron las conclusiones de las mesas temáticas que se llevaron a cabo.
Esta situación ofusco a algunos de los asistentes, por ejemplo al mandatario boliviano, Evo Morales, quien aseguró a la prensa que "estaba bien organizado, bien planificado para que ningún presidente que tiene diferencias ideológicas, culturales, programáticas, en temas financieros, pueda participar".
Las conclusiones que aportó la Cumbre fueron plasmadas en la Declaración de Lima, un documento de 57 puntos que ocupa 17 páginas de buenas intenciones y escasos acuerdos concretos. Lo que se conoce como “mucho ruido y pocas nueces”.
Las cuestiones centrales que concentra la declaración final se encierran en tres ejes centrales: las relaciones entre América Latina y la UE; pobreza, desigualdad y exclusión; y protección del medio ambiente, cambio climático y energía.
Entre los temas salientes que abordó el cónclave intercontinental, la crisis alimentaria ocupó el lugar primordial. Los jefes de estado se mostraron “profundamente preocupados” por el alza en los precios de los alimentos y se comprometieron a adoptar medidas inmediatas. Sin embargo, no se informó acerca de cuáles serán esas medidas.
Entre las propuestas, figuran la del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien planteó la necesidad de crear un fondo internacional para asegurar la provisión de alimentos y luchar efectivamente contra el hambre. La idea es apoyada por el anfitrión Alan García quien además sugiere aumentar la productividad agrícola. Por su parte, Evo Morales sugirió que se otorguen créditos sin intereses a las naciones latinoamericanas más vulnerables para que puedan adquirir los alimentos más costosos.
Como era de esperar, no se avanzó formalmente sobre ninguna propuesta concreta.
Algunas de las cuestiones que se mencionan en el documento final son la erradicación de la desnutrición y malnutrición infantil, del analfabetismo, el mejoramiento del acceso al agua potable y el saneamiento. También se hizo hincapié en la necesidad de incrementar las tasas de empleo, de mejorar las condiciones de vivienda de los grupos más vulnerables y superar la desigualdad y la exclusión.
Puede resultar reiterativo pero vale la pena aclarar que estas expresiones no superaron el ámbito meramente formal.
En relación al tema de los alimentos, se generó durante los días de la Cumbre una discusión acerca del tema de los biocombustibles. Desde algunos sectores europeos se lanzaron críticas a la producción de estos combustibles, se aseguró que ponían en peligro la naturaleza y que eran causantes del aumento del precio de los alimentos.
Esto produjo la reacción del presidente de Brasil, Lula da Silva, quien dijo que los europeos “quieren descontaminar el planeta, combatir el calentamiento global, firman el protocolo de Kyoto, y cuando Brasil ofrece un combustible no emisor de CO2, prefieren usar uno que lo emite; eso es una contradicción". Lula defendió férreamente la producción de biocombustibles y apuntó sus cañones hacia el petróleo. El brasilero dijo que no escuchó a ningún europeo quejarse de la suba del precio del oro negro.
Por otro lado, uno de los temas centrales de la agenda fue la cuestión de la integración entre los continentes. Representantes europeos mantuvieron sendas reuniones con representantes de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y del Mercado Común del Sur (Mercosur).
Por el lado de la CAN, las posiciones se acercaron entre Europa y los gobiernos de Perú y Colombia mientras que Bolivia y Ecuador se mantienen distantes de la propuesta de firmar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con la UE.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, aseguró que su país no firmará un TLC con la UE ni con Estados Unidos mientras se mantengan las propuestas actuales y mientras “en la otra parte haya obstáculos a la migración y a la libre circulación de personas”. Por su parte, Alan García aseguró que si fuera por Perú, firmaría el acuerdo "mañana". En conclusión puede decirse que difícilmente el acuerdo se concrete con la CAN pero posiblemente la UE firme un TLC con Colombia y Perú.
Por el lado del Mercosur, las negociaciones con la Unión Europea se encuentran estancadas desde 2004 a la espera de un acuerdo con la Organización Mundial de Comercio (OMC) sobre la cuestión del proteccionismo agrario e industrial europeo.
Ambos bloques enfatizaron la importancia de alcanzar un acuerdo de asociación “ambicioso y equilibrado”, durante una reunión el sábado. Según se supo en dicha reunión la única coincidencia fuerte fue la necesidad de alcanzar un acuerdo. El resto de las cuestiones siguen paralizadas.
Finalmente, otros temas importantes debatidos en el cónclave fueron el respeto por los derechos de los migrantes, la lucha contra el tráfico ilícito de personas, la xenofobia y el racismo y el lanzamiento de un programa conjunto llamado Euroclima, en el marco de la cooperación medioambiental entre ambas regiones.
Por último, América Latina y la Unión Europea volvieron a condenar el brutal bloqueo económico impuesto por Estados Unidos a Cuba. "Rechazamos con firmeza todas las medidas coercitivas de carácter unilateral y efecto extraterritorial que sean contrarias al Derecho Internacional y a las normas generalmente aceptadas del libre comercio”, expresa la declaración final que desaprueba la Ley Helms-Burton sancionada por Estados Unidos.
Por otro lado, paralelamente a la V Cumbre de presidentes, se llevó a cabo en Lima la “Cumbre Social de los Pueblos: enlazando Alternativas III”. Durante su realización, el llamado Tribunal de los Pueblos emitió una condena moral contra las prácticas de 24 empresas transnacionales de origen europeo y los Estados que permiten esas prácticas.
Repsol YPF, Shell, BBVA, HSBC, Santander, Telecom y Telefónica son algunas de las transnacionales condenadas. Estas serán demandadas en diferentes ámbitos internacionales como la Corte Penal Internacional, y el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas por “graves, claras y persistentes violaciones a los derechos humanos” de los pueblos de América Latina y el Caribe.
En este sentido, la contracumbre elaboró un documento en el que se condena la estrategia de la UE de perpetuar el sistema de dominación impuesto sobre Latinoamérica. También se rechazó el proceso de militarización en Colombia, la posibilidad de un TLC con Europa y planteó la necesidad de que los gobiernos de la región garanticen la “la soberanía y dignidad de los pueblos antes que los intereses económicos de los sectores privados” y que impidan la privatización de recursos fundamentales para la vida como el agua, el aire, la tierra, las semillas y aseguren el acceso universal a los servicios públicos.
Por último, la declaración expresa su apoyo a la gestión del gobierno de Evo Morales e incorpora una referencia especial a los derechos indígenas y a la deuda histórica de los países con ese sector de la población en América Latina.
En conclusión, queda preguntarse acerca de la importancia o no de las declaraciones formales en el contexto de este tipo de cumbres. ¿De que sirven 57 puntos de buenas intenciones si prácticamente no tienen repercusión en las prácticas concretas?
La urgencia de algunas cuestiones –como la crisis alimentaria- requiere acciones certeras y no meros formalismos.
Queda esperar que esos 57 puntos tengan algún valor en la realidad cotidiana. Queda esperar la próxima cumbre donde seguramente se prometerán medidas concretas y nuevamente habrá que oír buenas intenciones.
Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Facultad de Periodismo y Comunicación Social, Universidad Nacional de la Plata, Argentina.
http://www.prensamercosur.com.ar
Lima fue el escenario de la V Cumbre de presidentes y jefes de estado de América Latina, el Caribe y la Unión Europea (UE). La capital peruana tuvo durante toda la semana una fachada totalmente anormal. 50.000 efectivos de las fuerzas de seguridad sitiaron la ciudad y desplegaron el operativo necesario para la llegada de los mandatarios.
En ese contexto, el viernes fue el día clave de la reunión. Allí estuvieron los presidentes que se prestaron a debatir los temas que cancilleres y expertos desarrollaron en los días anteriores. Sin embargo, el debate no fue tal ya que apenas se oyeron las voces de algunos gobernantes que expusieron las conclusiones de las mesas temáticas que se llevaron a cabo.
Esta situación ofusco a algunos de los asistentes, por ejemplo al mandatario boliviano, Evo Morales, quien aseguró a la prensa que "estaba bien organizado, bien planificado para que ningún presidente que tiene diferencias ideológicas, culturales, programáticas, en temas financieros, pueda participar".
Las conclusiones que aportó la Cumbre fueron plasmadas en la Declaración de Lima, un documento de 57 puntos que ocupa 17 páginas de buenas intenciones y escasos acuerdos concretos. Lo que se conoce como “mucho ruido y pocas nueces”.
Las cuestiones centrales que concentra la declaración final se encierran en tres ejes centrales: las relaciones entre América Latina y la UE; pobreza, desigualdad y exclusión; y protección del medio ambiente, cambio climático y energía.
Entre los temas salientes que abordó el cónclave intercontinental, la crisis alimentaria ocupó el lugar primordial. Los jefes de estado se mostraron “profundamente preocupados” por el alza en los precios de los alimentos y se comprometieron a adoptar medidas inmediatas. Sin embargo, no se informó acerca de cuáles serán esas medidas.
Entre las propuestas, figuran la del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien planteó la necesidad de crear un fondo internacional para asegurar la provisión de alimentos y luchar efectivamente contra el hambre. La idea es apoyada por el anfitrión Alan García quien además sugiere aumentar la productividad agrícola. Por su parte, Evo Morales sugirió que se otorguen créditos sin intereses a las naciones latinoamericanas más vulnerables para que puedan adquirir los alimentos más costosos.
Como era de esperar, no se avanzó formalmente sobre ninguna propuesta concreta.
Algunas de las cuestiones que se mencionan en el documento final son la erradicación de la desnutrición y malnutrición infantil, del analfabetismo, el mejoramiento del acceso al agua potable y el saneamiento. También se hizo hincapié en la necesidad de incrementar las tasas de empleo, de mejorar las condiciones de vivienda de los grupos más vulnerables y superar la desigualdad y la exclusión.
Puede resultar reiterativo pero vale la pena aclarar que estas expresiones no superaron el ámbito meramente formal.
En relación al tema de los alimentos, se generó durante los días de la Cumbre una discusión acerca del tema de los biocombustibles. Desde algunos sectores europeos se lanzaron críticas a la producción de estos combustibles, se aseguró que ponían en peligro la naturaleza y que eran causantes del aumento del precio de los alimentos.
Esto produjo la reacción del presidente de Brasil, Lula da Silva, quien dijo que los europeos “quieren descontaminar el planeta, combatir el calentamiento global, firman el protocolo de Kyoto, y cuando Brasil ofrece un combustible no emisor de CO2, prefieren usar uno que lo emite; eso es una contradicción". Lula defendió férreamente la producción de biocombustibles y apuntó sus cañones hacia el petróleo. El brasilero dijo que no escuchó a ningún europeo quejarse de la suba del precio del oro negro.
Por otro lado, uno de los temas centrales de la agenda fue la cuestión de la integración entre los continentes. Representantes europeos mantuvieron sendas reuniones con representantes de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y del Mercado Común del Sur (Mercosur).
Por el lado de la CAN, las posiciones se acercaron entre Europa y los gobiernos de Perú y Colombia mientras que Bolivia y Ecuador se mantienen distantes de la propuesta de firmar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con la UE.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, aseguró que su país no firmará un TLC con la UE ni con Estados Unidos mientras se mantengan las propuestas actuales y mientras “en la otra parte haya obstáculos a la migración y a la libre circulación de personas”. Por su parte, Alan García aseguró que si fuera por Perú, firmaría el acuerdo "mañana". En conclusión puede decirse que difícilmente el acuerdo se concrete con la CAN pero posiblemente la UE firme un TLC con Colombia y Perú.
Por el lado del Mercosur, las negociaciones con la Unión Europea se encuentran estancadas desde 2004 a la espera de un acuerdo con la Organización Mundial de Comercio (OMC) sobre la cuestión del proteccionismo agrario e industrial europeo.
Ambos bloques enfatizaron la importancia de alcanzar un acuerdo de asociación “ambicioso y equilibrado”, durante una reunión el sábado. Según se supo en dicha reunión la única coincidencia fuerte fue la necesidad de alcanzar un acuerdo. El resto de las cuestiones siguen paralizadas.
Finalmente, otros temas importantes debatidos en el cónclave fueron el respeto por los derechos de los migrantes, la lucha contra el tráfico ilícito de personas, la xenofobia y el racismo y el lanzamiento de un programa conjunto llamado Euroclima, en el marco de la cooperación medioambiental entre ambas regiones.
Por último, América Latina y la Unión Europea volvieron a condenar el brutal bloqueo económico impuesto por Estados Unidos a Cuba. "Rechazamos con firmeza todas las medidas coercitivas de carácter unilateral y efecto extraterritorial que sean contrarias al Derecho Internacional y a las normas generalmente aceptadas del libre comercio”, expresa la declaración final que desaprueba la Ley Helms-Burton sancionada por Estados Unidos.
Por otro lado, paralelamente a la V Cumbre de presidentes, se llevó a cabo en Lima la “Cumbre Social de los Pueblos: enlazando Alternativas III”. Durante su realización, el llamado Tribunal de los Pueblos emitió una condena moral contra las prácticas de 24 empresas transnacionales de origen europeo y los Estados que permiten esas prácticas.
Repsol YPF, Shell, BBVA, HSBC, Santander, Telecom y Telefónica son algunas de las transnacionales condenadas. Estas serán demandadas en diferentes ámbitos internacionales como la Corte Penal Internacional, y el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas por “graves, claras y persistentes violaciones a los derechos humanos” de los pueblos de América Latina y el Caribe.
En este sentido, la contracumbre elaboró un documento en el que se condena la estrategia de la UE de perpetuar el sistema de dominación impuesto sobre Latinoamérica. También se rechazó el proceso de militarización en Colombia, la posibilidad de un TLC con Europa y planteó la necesidad de que los gobiernos de la región garanticen la “la soberanía y dignidad de los pueblos antes que los intereses económicos de los sectores privados” y que impidan la privatización de recursos fundamentales para la vida como el agua, el aire, la tierra, las semillas y aseguren el acceso universal a los servicios públicos.
Por último, la declaración expresa su apoyo a la gestión del gobierno de Evo Morales e incorpora una referencia especial a los derechos indígenas y a la deuda histórica de los países con ese sector de la población en América Latina.
En conclusión, queda preguntarse acerca de la importancia o no de las declaraciones formales en el contexto de este tipo de cumbres. ¿De que sirven 57 puntos de buenas intenciones si prácticamente no tienen repercusión en las prácticas concretas?
La urgencia de algunas cuestiones –como la crisis alimentaria- requiere acciones certeras y no meros formalismos.
Queda esperar que esos 57 puntos tengan algún valor en la realidad cotidiana. Queda esperar la próxima cumbre donde seguramente se prometerán medidas concretas y nuevamente habrá que oír buenas intenciones.
Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Facultad de Periodismo y Comunicación Social, Universidad Nacional de la Plata, Argentina.
http://www.prensamercosur.com.ar
https://www.alainet.org/pt/node/127620?language=en
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