Académico italiano considera justos los planteos de Argentina en la Ronda de Doha

20/11/2008
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Para el académico italiano Attilio Celant, decano de la Facultad de Economía de la Universidad La Sapienza, de Roma, la postura del gobierno argentino en el debate sobre la Ronda de Doha es la más acertada para la defensa de sus intereses como de otros países “emergentes” que deben defender sus empresas y el trabajo de su gente.

Celant, de visita en la Argentina con motivo de unos acuerdos de colaboración entre la gran universidad pública de la capital italiana y la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) de la Universidad de Buenos Aires (UBA), mantuvo un diálogo con MERCOSUR Noticias durante el cual puntualizó la necesidad de que frente a la actual crisis internacional, además de simples medidas de coyuntura, se apliquen nuevos criterios estratégicos que apunten a dejar de lado las políticas de redistribución regresiva del ingreso.
 
-¿Cuáles son los temas de cooperación entre La Sapienza y la FCE-UBA que lo han traído a la Argentina?

-Son varios. Como recordará comenzamos a trabajar con motivo del Econ2007, el encuentro anual de la FCE-UBA. Ustedes han desarrollado el tema del turismo bajo la conducción del ex decano Juan Carlos Chervatin y nosotros tenemos mucha experiencia en ello aunque ahora en Italia hay problemas con el turismo. Pero ahora nos estamos centrando en los estudios sobre la cooperación entre el MERCOSUR y la Unión Europea (UE) y también en los futuros paradigmas energéticos en el mundo.
 
-Cuéntenos un poco sobre todo eso que después le voy a preguntar sobre algunos temas por fuera de esas cuestiones, por ejemplo, y como se debe imaginar, sobre la crisis mundial. Empecemos por el tema MERCOSUR-UE.

-Este es un trabajo en el cual la FCE-UBA empuja un proyecto conjunto con las Universidad de la República uruguaya;  en el Paraguay con la con la Universidad Nacional de Asunción; y en el Brasil con la Getulio Vargas. La idea es ir estudiando en profundidad todos los marcos de las estructuras del derecho público y privado que faciliten la integración. Hay que revisar finanzas, impuestos y llevar propuestas a los gobiernos. Y proponer parámetros comunes. Ahora mismo Italia ha hecho un cambio profundo de su código societario pero siempre dentro de las pautas que fija la UE. Nuestra idea es que las universidades pueden ser muy útiles para actuar como árbitros y como asesores frente a los problemas que se planteen y como fuentes creativas de nuevas soluciones para superar los retrasos de la sociedad civil.
 
-¿Incluye esa nueva política societaria italiana algún parámetro que apunte a frenar el avance de este capitalismo gerencial que como ya lo previera Adam Smith dos siglos y medio atrás es parte esencial de esta crisis?

-No, no dice nada, no está incluido. Se habla del capital mínimo, de la organización, de los balances, de la transparencia. Pero de eso que usted dice no y es importante porque hace a la pérdida de políticas sanas de largo plazo por parte de las empresas. El directivo no accionista piensa en el mínimo plazo y en la máxima ganancia. Se preocupa en presentar balances que permitan distribuir dividendos y llevarse él  enormes premios aunque a los cinco años la empresa esté envuelta en un caos. Sabemos ahora lo de los grandes bancos de inversión estadounidenses pero ocurre todo el tiempo sin tanta prensa. Lo que pasa es que ahora se han caído los más grandes. No hace mucho en Italia tuvimos el caso de la aerolínea Alitalia. Las cosas iban muy mal pero había una conducción que se hizo rica.
 
-Les pasó algo parecido con Parmalat. Pero vayamos a la energía. ¿Qué se proponen
?

-La crisis energética del último año muestra que hay que buscar soluciones. Muchas cosas que ya se hacen y otras que hay que proponer. Se busca ampliar las reservas detectadas y mejorar las tecnologías pero el eje sigue estando en los combustibles fósiles y se hacen necesarias también otras cosas como poner más énfasis en las energías alternativas y en la posibilidad de que se superen estrategias geopolíticas que han creado situaciones peligrosas como las amenazas de invasión estadounidense a Irán. Una propuesta académica de sustentabilidad energética tiene que tener en cuenta todas cosas, como también lo medioambiental. La Argentina es firmante del Protocolo de Kyoto, ¿no?. Tiene que ajustarse a una serie de normas.
 
-La crisis ha complicado las cosas también con la energía. Aunque parezca una paradoja con los precios del barril de petróleo a 150 dólares estadounidenses todo parecía más fácil para el sector aunque el mundo se hundía en un lodazal. Por ejemplo, ahora, a la tercera parte de ese precio, ¿será posible para el Brasil sacar petróleo a miles de metros de profundidad en el mar? Petrobras ya paró algunos proyectos, y así otras cosas.

-Probablemente el Brasil tenga problemas. La caída del precio ha modificado todas las ecuaciones. Para la economía estadounidense también la baja del precio del barril de petróleo tiene dos lecturas. Por un lado va a ahorrar en lo que importa y lo que importa le genera una dependencia de ese petróleo de baja calidad que tiene Venezuela, muy sulfuroso. Con el precio disparado por un lado se le complicaban los números pero al mismo tiempo le daba la posibilidad de ir independizándose en la materia de un país con el que tiene graves conflictos. Con un barril de u$s 150 era perfectamente rentable explotar las reservas que los Estados Unidos de América tienen en la zona de los Grandes Lagos, en Minnesota, por ejemplo; con 50 no. Por eso el camino es cambiar la matriz energética dando cada vez más importancia a las fuentes alternativas. Ustedes han avanzado con lo hidroeléctrico y eso está bien, y tienen proyectos nucleoeléctricos y, donde se pueda, hay que prestar atención a otras cosas como los parques eólicos.
 
-Attilio, ya habló de sus cosas. Ahora vayamos a las tapas de los diarios del momento: la crisis mundial. ¿Cómo le va a Italia en esta fiesta?

-Mal, pero no tanto. Digamos que está ligeramente mejor. Italia no tiene un problema financiero porque el sistema estuvo siempre más controlado, porque los bancos siempre se manejaron con garantías reales y no están descalzados, aunque le han crecido los problemas. No se hicieron locuras como las de las hipotecas en los Estados Unidos. El problema italiano es el de la recesión que no es nuevo. El freno ya venía de atrás, la actividad económica venía sufriendo un período de dificultades que ahora se va a agravar. Estábamos con un crecimiento casi nulo y ahora vamos a la recesión. La recapitalización de los bancos, por ejemplo, para que puedan jugar un rol positivo, es difícil por la gran deuda pública italiana que está entre el 100 y el 105 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Igual se acaba de anunciar una inyección de 80.000 millones de euros a la economía real con fondos de la UE. Esto incluye obras de infraestructura como autopistas.
 
-La inversión en infraestructura es otra cosa, pero ¿no cree que todos estos megafondos que se anuncian por todos lados para salvar bancos y seguir dando más créditos a los que no pueden pagar es más de lo mismo y que a no mucho andar profundizará el problema?. Me parece que el problema central es de distribución del ingreso. En los últimos 30 años se concentró la riqueza y para mantener el consumo se endeudó a los que se le redujeron los ingresos.

-Lo que dice es verdad, el problema central es la regresión distributiva pero hay que tener cuidado. Acá un problema grave que se juega en los próximos seis meses aunque la crisis dure mucho más. Si en estos seis meses se deja que todo se desmorone va a quedar el campo arrasado porque desaparecerá la mayor parte de las empresas. Entonces ahora hay que inyectar dinero y mantener esto como se pueda sosteniendo la demanda hasta donde sea posible, pero al mismo tiempo ir adoptando medidas estratégicas en esa dirección de mejorar la distribución del ingreso. Aunque no se puedan cumplir con los compromisos de Maastricht que fijan para la eurozona un déficit presupuestario no mayor el 3% del PIB, habrá que hacer cosas como disminuir los impuestos al trabajo y se abandonen criterios como los de la flexibilidad laboral. Es cierto que si no hay mejor distribución esto no tiene salida pero para llegar a eso hay que hacer algo entre tanto y ahí se entiende lo de estimular más créditos que sostengan el consumo.
 
-Acá lo dejamos. ¿Sabe de las diferentes posturas en el MERCOSUR sobre la Ronda de Doha? Y, si sabe, ¿qué opina?

-El tema da para muy largo. En síntesis lo que se puede decir es que el gobierno brasilero quiere firmar el acuerdo que proponen las grandes economías que, hoy, justamente, son que necesitan los mercados de los emergentes. En lo personal estoy de acuerdo con la Argentina que cuida lo suyo.

- Fernando Del Corro es
Periodista, historiador, docente en la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) de la Universidad de Buenos Aires (UBA) e integrante de la cátedra de Deuda Externa de la Facultad de Derecho (FD) de la UBA. De la redacción de MERCOSUR Noticias.

https://www.alainet.org/pt/node/130965?language=es
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