Bophal, 25 años después de la tragedia
03/12/2009
- Opinión
Bophal es la capital del estado indio de Madhya Pradesh. Se localiza a unos 580 kilómetros al sur de Nueva Delhi. En 1984 tenía poco más de un millón de habitantes –hoy la cifra asciende a millón y medio. La ciudad era prácticamente desconocida por la comunidad internacional, y más le hubiera valido seguir en el anonimato, dado que las circunstancias que la hicieron saltar a la fama son espeluznantes.
En la medianoche del 3 de diciembre, la planta de la empresa Union Carbide, productora de pesticidas, que se localizaba justamente en Bophal, liberó un gas a base de metilisocianato, sustancia de gran toxicidad. La cantidad de gas venenoso se estima en 40 toneladas. La pesadilla comenzó para los habitantes de la ciudad, muchos debilitados físicamente por las condiciones de pobreza y hambruna en que vivían.
En unos cuantos minutos, el metilisocianato deambulaba por las calles y al cabo de una hora, penetraba en los hogares, provocando la muerte instantánea de unas 2,259 personas en sus lechos, sobre todo, niños y ancianos, quienes suelen ser los más vulnerables. Los que pudieron ponerse de pie salían aterrados a las calles, respirando un veneno quemante que además los cegaba. Cientos de personas se tambaleaban en las avenidas, gritaban, se atragantaban, vomitaban, y finalmente caían muertas en las cunetas de las calles, si no es que su vida fue cegada al ser atropelladas por automóviles que, ante la densa neblina venenosa, perdían el control.
El gobierno de Madhya Pradesh confirmó un total de 3,787 decesos relacionados con el accidente de la planta-, si bien existen estimaciones de que en las siguientes 72 horas perecieron entre ocho mil y 10 personas, en tanto otras 15 mil más perderían la vida un poco después, debido al daño que a sus vías respiratorias y a su salud en general causó el accidente.
Una historia de irresponsabilidad corporativa
Union Carbide Corporation (UCC) es una de las empresas productoras de químicos más longevas en Estados Unidos. Fundada en 1917, tiene su sede en Houston, Texas, y en 2008 se estima que tuvo ingresos del orden de los siete mil 330 millones de dólares. En el 2001 se convirtió en subsidiaria de la Dow Chemical Company. Cabe destacar que la empresa mantiene operaciones en todos los continentes y, por supuesto, también en México.
Hace 40 años (1969), Union Carbide India Ltd. inició operaciones en Bophal. El capital de la empresa correspondía en un 50.9% a la UCC, en tanto el restante 49.1% pertenecía a diversos inversionistas indios y al sector público del país. El principal producto que elaboraba era el pesticida carbaryl. Diez años después se desarrolló una planta productora de metilisocianato, la cual simplemente se anexó a la infraestructura ya existente. En el momento del percance, la planta de Bhopal daba empleo a unas 650 personas y producía alrededor de 2,500 toneladas de pesticidas al año. El metilisocianato es un componente importante de los pesticidas y es incoloro y fuertemente inflamable, además de muy tóxico. De hecho, el metilisocianato vino a sustituir al DDT sobre la base de que los pesticidas elaborados con aquella sustancia son menos nocivos para la vida humana.
A fin de evadir responsabilidad legal en lo sucedido, la UCC nunca proporcionó información acerca de la composición exacta del gas liberado, como tampoco sobre sus efectos en la salud humana, lo que evitó que los médicos pudieran dar un tratamiento adecuado a las personas afectadas. De hecho, la empresa se escuda desde hace 25 años en que la composición del gas es un secreto de fabricación.
Factores que contribuyeron al desastre
En 1985 se dio a conocer un informe, que identificó, como causas del desastre, las siguientes:
· El uso de químicos peligrosos en lugar de otros menos tóxicos –esto contradice el argumento de que el DDT es más tóxico que el metilisocianato;
· El almacenaje de productos químicos en tanques, en lugar de confinarlos en depósitos de acero;
· La posible corrosión en los depósitos en que se almacenaban los químicos;
· Poco mantenimiento en la planta;
· Medidas de seguridad escasas;
· La idea de ahorrar a costa de la seguridad, en particular en los sistemas de enfriamiento los que, por sí mismos, habrían evitado el desastre;
· La modificación de la planta por parte de ingenieros indios, a fin de cumplir con las regulaciones gubernamentales, pero abaratando costos;
· La poca preparación de las autoridades sanitarias para responder a una emergencia de esas magnitudes;
· La ubicación de la planta en una zona densamente poblada.
La responsabilidad de lo sucedido, si bien se atribuye a la UCC, también recae en el gobierno de India, al igual que en las autoridades del estado de Madhya Pradesh. Así las cosas, luego de que el gobierno de India aprobó el Acta de Desastres sobre la Diseminación de Gas en Bophal, mediante la cual se convirtió en representante de las personas afectadas dentro y fuera del país, se pidió una indemnización a la UCC del orden de los tres mil 300 millones de dólares. La UCC ofreció, en cambio, 350 millones de dólares, esto es, el monto asegurado. En 1989 el caso se finiquitó con un pago por parte de la UCC por 470 millones de dólares (la suma asegurada más intereses). Más tarde, la UCC se dispuso a vender su participación a Union Carbide India Ltd. para lo cual, la Corte Suprema determinó que debería contribuir a la creación de un hospital con 500 camas para atender a los supervivientes del accidente. Así, en 1998 fue inaugurado el Hospital del Recuerdo de Bophal y su centro de investigación, con la encomienda de dar atención médica gratuita por ocho años.
Por supuesto que ni la indemnización ni la creación del centro hospitalario resarcen el daño y menos aun, ayudan a los supervivientes, muchos de ellos con enfermedades crónicas, mutilaciones y malformaciones. Asimismo, las instalaciones de la planta fueron cerradas, pero se quedaron en el lugar miles de toneladas de productos químicos altamente tóxicos, los cuales plantean una gran amenaza para la región, puesto que desde 1984 ha sido azotada por lo menos por 20 monzones, los que diseminan estos venenos en el suelo y el subsuelo. Esto explica la persistencia de malformaciones en los bebés nacidos desde esa fecha, así como la alta incidencia de cánceres y leucemias entre los habitantes del área.
Lo sucedido en Bophal es una lección para el mundo, en particular para los países en desarrollo, que poseen legislaciones laxas en materia de estándares ambientales y/o laborales, o bien cuentan con autoridades corruptas, poco preocupadas por el bienestar social. Los países desarrollados son también responsables, al incentivar la instalación de subsidiarias en países pobres, con la idea de bajar costos, poniendo en riesgo la seguridad más elemental en sus operaciones. En muchos casos aprovechan la falta de legislaciones apropiadas en esas naciones, para producir en condiciones que serían inaceptables en sus países de origen. Por eso, cada 3 de diciembre el mundo recuerda la tragedia de Bophal porque debe ser una lección para todos a fin de evitar que algo así vuelva a suceder.
- María Cristina Rosas es Profesora e investigadora en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Etcétera, 3 de diciembre, 2009
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