Audacia y patriotismo con el litio

26/10/2010
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Evo asume una jugada de riesgo que implica pelear con el grupo de países que maneja la tecnología del litio.
 
Al conocer la riesgosa pero buena noticia de que el gobierno está decidido a industrializar el litio en territorio boliviano, de inmediato recordé la frase que en una ocasión le comenté al presidente Evo Morales y con la cual él de inmediato simpatizó por la mirada larga y previsora que deja ver la misma: ”Lo más prudente es la audacia”.
 
En efecto ahora que está confirmado que Bolivia posee el 70 % del litio que hay en el planeta, resultaría suicida que el país no se lance al salto tecnológico, económico e industrial que durante décadas le negaron.Sería una miopía histórica no aprovechar la única oportunidad que tenemos para subir al tren del desarrollo, obligando a las potencias industriales a democratizar su tecnología al permitir que Bolivia capte los excedentes con los cuales de verdad combatiría la extrema pobreza rural.
 
Desde que se supo que Bolivia tenía el mayor reservorio de litio, llegaron al país empresas a plantear la explotación de este recurso, pero para llevarlo a su territorio en estado de mineral y allí transformarlo en   baterías para vehículos, celulares, relojes, o producir vidrio, cerámica , lubricantes, fármacos y armas nucleares. O sea una vez más un negocio en el que ellos se llevarían la parte del león y nos dejarían lo que queda.
 
Llegaron empresas de Corea, Japón, China, España, Canadá, Finlandia y Estados unidos, pero según se supo ninguna se mostró dispuesta a industrializar el recurso en Bolivia. 
 
El propio presidente Morales confirmó que varias empresas extranjeras de gran porte, se mostraron interesadas en participar como socios en el desarrollo del litio en Bolivia, pero reconoció que la mayoría de ellas no quieren estar en el proceso final de industrialización, sino cumplir con esa etapa en sus propios países. 
 
Lo que sucede es que hay una tradición, hay la costumbre de mirar a Bolivia irrespetuosamente . Las empresas llegaron a Bolivia con la misma mirada soberbia e insensible que lo hicieron durante siglos: Venir como aves de paso, recoger la riqueza y marcharse.
 
Al parecer esas empresas no toman en cuenta la situación que Bolivia vive en este siglo XXI, con un gobierno que tiene sintonía con el pueblo y que por eso está obligado a considerar en sus acciones el interés del cuerpo general nacional.
 
Cuando Evo anuncia que Bolivia se lanzará sí o sí hasta la industrialización del litio en el territorio boliviano, asume una jugada de riesgo que implica pelear con   el cerrojo que pondrá el grupo de países que maneja la tecnología del litio.
 
No hay otra opción. Si Estados Unidos y Japón le dicen no a la industrialización del litio en suelo boliviano, hay que acudir a la China, la India o Rusia. 
 
Por otro lado existe la posibilidad de apelar a una movida política exigiendo coherencia a las potencias industriales. La Declaración del Mileno, analizada en la Asamblea General de la ONU el mes pasado, señala que se lograrán los Objetivos del Milenio para reducir la pobreza en el mundo, entre otras cuestiones cuando se logre “promover la función estratégica de la ciencia y la tecnología(….) y la transferencia de esas tecnologías en condiciones mutuamente convenidas, a fin de reforzar la capacidad para la innovación nacional, la investigación y el desarrollo”.
 
Como se ve hay varios caminos para llegar a la tecnología del litio.   El gobierno debe ser firme en la audaz decisión que adoptó. Si se toman en cuenta las objetivas condiciones económicas, sociales e industriales en las que se encuentra el país, desde luego que en el caso del litio lo más prudente es la audacia.
 
- Grover Cardozo, periodista y abogado.
 
Publicado en La Razón 27/10/2010
https://www.alainet.org/pt/node/145113

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