Seguridad Alimentaria, ¿más tinta o más inversiones?
- Opinión
La 42 Asamblea General de
En la declaración central de la 30ª versión del Modelo de
Si vamos un poco más atrás, en 2009 cuando se realizó en Roma
Y es que parece que en este tipo de reuniones internacionales cada vez se vuelve a plantear el tratamiento de la seguridad alimentaria y de la soberanía alimentaria en base al diseño de nuevas políticas públicas y normas estatales, con más o menos énfasis a nivel internacional, como si no fueran ya suficientes tantos buenos deseos. Pero debemos preguntarnos ¿cuánto efectivamente se ha avanzado en reducir el hambre en el mundo y aumentar la seguridad alimentaria?
Es tiempo de terminar con declaraciones y buenos deseos que se quedan en los papeles, se deben llegar a compromisos pero que sean cumplidos por todos los involucrados, no como las Cumbres Climáticas, o las reuniones regionales de los distintos bloques mundiales. Si nos pusiéramos a transformar todos esos compromisos en acciones concretas, partiendo desde lo local hasta lo nacional y regional, podríamos romper el círculo vicioso de la pobreza. Debemos concretizar todos los programas y proyectos en acciones específicas porque este tema no se soluciona de un día a otro, se requiere tiempo y recursos para mejorar la productividad y producción, abrir mercados, recuperar las bases materiales como los suelos degradados o la reposición de bosques talados para la explotación indiscriminada de madera y cambiar el uso de los suelos mal utilizados.
Es importante promover de manera decidida la pequeña producción, pero no sólo de materias primas, sino también se debe apuntar a una efectiva comercialización de productos agropecuarios con valor agregado. Es necesario también incrementar el interés por estas actividades agropecuarias rurales y así ofrecer a la juventud nuevos espacios para su desarrollo en el campo. Sin embargo, para esto se necesita ligar la producción con los mercados para que los productores reciban un monto que cubra sus costos y les genere además beneficios, para así garantizar su seguridad alimentaria y a través de ellos la de toda la población.
Bolivia debe pasar de ser un país exportador de materias primas a ser exportador de productos con valor agregado que no sólo sean agroindustriales, sino también de la canasta básica, pero esto debe darse una vez que se garantice la alimentación interna de nuestra población, y se pueda contar con productos de calidad para el consumo interno que sean capaces de competir con las importaciones.
Mientras no se hagan las tareas básicas como incrementar las inversiones públicas en la producción rural pero privilegiando a la agricultura familiar, no esperemos avanzar en la seguridad y soberanía alimentaria.
- Coraly Salazar Carrasco es Responsable UAP - CIPCA
CIPCANotasNo 440 , Año 11. Junio de 2012.
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