Abajo el golpe de estado en Paraguay!
22/06/2012
- Opinión
Bien por el ALBA, la UNASUR y el CELAC, al rechazar el golpe de Estado en la hermana República de Paraguay. Este golpe de Estado con careta constitucional, propiciado por las fuerzas derechistas y oligárquicas de Paraguay, bajo el manto protector del imperio norteamericano y las empresas transnacionales de los agronegocios que operan en Paraguay, merece el rechazo total de las naciones. La OEA, de seguro evadirá condenar este acto antidemocrático, primero consultará al Pentágono, pues sigue respondiendo a los intereses norteamericanos. El pueblo paraguayo debe movilizarse en defensa de la democracia y reinstalar en el Gobierno al Presidente Lugo, legítimamente Presidente Constitucional de la República del Paraguay y NO reconocer al supuesto presidente Federico Franco, pues es producto de una conspiración antidemocrática, orquestada desde muchos antes, por las fuerzas derechistas refugiadas en el Senado de Paraguay, que incluso promovieron estos enfrentamientos armados con gente infiltrada en las movilizaciones de campesinos, para luego impulsar un espurio e inconstitucional “juicio político” maratónico y sumarísimo, para realizar el golpe de Estado con careta institucional.
Movilización de todos los pueblos de América Latina, en defensa de los procesos democráticos insumisos al imperio que se está viviendo en nuestra Patria Grande. Las élites dominantes no aceptan ni cambios modestos y tibios, como era el que se vivía en Paraguay, con el Gobierno del Presidente Fernando Lugo, quien lamentablemente no comprendió que todo proceso de cambio se sustenta en la organización política de las masas y la movilización popular, que con la burguesía, por muy "progresista" que se pinte y se disfrace, no se puede confiar, ni ceder posiciones, pues por el contrario, ésta no cede fácilmente a perder sus privilegios, se resiste y siempre conspirará contra todo cambio por modesto que sea. Este es otro golpe al igual al que el imperio y la oligarquía hondureña hicieron contra el Presidente Zelaya. Una lección también para cierta "izquierda" pintada de "ultra", maximalista y permanentemente equivocada, que hace feroz oposición a gobiernos democráticos y populares, como los de Chávez, Correa, Evo Morales, Ortega, entre otros, a los que califican terca y torpemente de "nueva derecha", "neoliberales" "populistas" “gatopardistas” y hasta de "fascistas", elucubraciones sin sentido e infantiles que son hábilmente aprovechadas por el imperialismo, las transnacionales y los grupos derechistas que hoy actúan como una verdadera Internacional, que conspira, divide y ataca; para la derecha internacional y las oligarquías criollas, o para el discurso hegemónico de Washington, este difuso abanico de gobiernos “progresistas” no deja de ser preocupante y tener valor de "desafío", al dominio globalizador imperialista.
Estos gobiernos hay que entender, son el producto de la derrota a feroces y derechistas regímenes militares, de la resistencia y ascenso de la lucha de los movimientos sociales contra las políticas neoliberales que fueron hegemónicas en la década de los 80 y 90, y que fueron desastrosas para nuestros países, por lo altos niveles de empobrecimiento, miseria y de mayor dependencia al capitalismo desarrollado; son gobiernos electos por el quiebre y debilitamiento extremo de la institucionalidad democrática neoliberal, como ocurrió en Venezuela, Bolivia y Ecuador; electos por acumulación de luchas sociales y políticas y luego adaptados a las reglas de juego de la gobernabilidad democrática, son el resultado de la crisis y retirada del neoliberalismo en América Latina, en definitiva son procesos revolucionarios abiertos con gobiernos con una mayor preocupación social y de defensa de la soberanía, a los que hay radicalizar y profundizar con propuesta de transformaciones profundas, de construcción socialista y no solamente de cambio institucional dentro del marco capitalista, como preocupantemente está aconteciendo. En este momento histórico es necesario recordar lo dicho por Marx, cuando decía: “que capital que no crece, muere”. De igual manera podemos decir, que todo proceso de transformación social revolucionaria o de reforma social progresista que no avanza, esta condenado a morir, pues abre flancos a la desestabilización del imperialismo y la derecha, y fomenta la desmovilización, y el desencanto popular; pero aún así, estos gobiernos representan una esperanza de cambios, un desafío frente a un mundo unipolar donde imperan la dominación, la agresión, la injerencia y la intervención imperialista, con matices desbastadores y criminales como sucedió en Irak, Afganistán y últimamente en Libia y lo pretenden hacer en Irán.
Esto parece no entender nuestra izquierda “radical" y “pura”, que así mismo, las salidas que se propician son derechistas, pues ni ellos -por su debilidad orgánica y política y de escasa representación social, no están en capacidad y fuerza para dar una salida revolucionaria y socialista como sería lo ideal. Como marxistas, dialécticamente, asumimos que los fenómenos no son puros, que no tienen una sola cara, que no son lineales, sino que son contradictorios, son complejos, tienen avances y reveses y están interpenetrados, por lo tanto, no hay formas puras y únicas ya resueltas, ni manuales recetarios, sino formas en movimiento, Cuanta razón tuvo y que brillantemente lo dijo Einstein: "es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio".
Màs aún cuando, está comprobado que el imperialismo norteamericano y las transnacionales, a través de la USAID, y otras ONGs, el poder mediático privado y comercial, financian y promueven la desestabilización de los gobiernos progresistas de América Latina. Las revoluciones son como el parto de una madre, no están a la vuelta de la esquina, la revolución hay que organizarla, construirla permanentemente, no son el deseo piadoso de unos cuantos voluntariosos compañeros. Por eso cabe recordar, lo que Gabriel García Márquez, en algún momento señaló: “luchar para que ningún ser humano tenga derecho a mirar desde arriba a otro, a no ser que sea para ayudarlo a levantarse " . Hasta que eso no sea realidad, debemos seguir organizándonos y luchando, ganando la hegemonía ideológica, porque si no, la revolución o el cambio será una quimera y no habrá triunfado.
A movilizarnos en todo rincón de la América Latina, en rechazo al golpe de Estado en Paraguay y por la reinstalación de Fernando Lugo como legítimo. Respaldemos la propuesta de nuestro Presidente Rafael Correa de no reconocer al ilegítimo “Presidente” Federico Franco. Si no paramos esto, las oligarquías vende patrias y las élites dominantes pro imperialista de América Latina, apátridas por naturaleza, se volverán más feroces y agresivas y conspiraran contra otros Presidente democráticos y progresistas de la región.
Guayaquil-Ecuador
Tito Villacreses
Colectivo socialista “Manuel Agustín Aguirre” del PSFA
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