La Liga Anti Difamatoria de Estados Unidos (ADL) define a la homofobia como “el odio o el miedo de los homosexuales - lesbianas y gay - (que) conduce a veces a actos de violencia y expresiones de hostilidad. Lo homofobia no se limita a ningún segmento de la sociedad y puede encontrarse en toda clase de personas. Grupos de odio organizados han atacado ferozmente a los homosexuales y utilizado un lenguaje especialmente violento para intimidarlos y perseguirlos”.   

Es frecuente que las expresiones de hostilidad y violencia hacia los homosexuales sea de parte de homosexuales mismos que no se encuentran cómodos con su deseo, sea por convicciones religiosas, por el medio social, o por convicciones políticas. Eso no quiere decir que la homofobia sea una exclusividad de homosexuales no resueltos. Hay homofobia institucional como la de las religiones. Casi todas centradas en la reproducción, todas castigan la sexualidad no reproductiva y en especial la homosexualidad. Otras instituciones homofóbicas son las fuerzas armadas y policiales, en general; y los partidos y movimientos políticos relacionados a las religiones. La libertad es temida en instituciones cuyo mandato es el orden. El orden social es heteronormativo por definición lo que hace la lucha por la igualdad una contra el orden social.

La razón para la violencia homofóbica de los homosexuales no latente es por matar o agredir el reflejo de lo que son y les disgusta. Es homofobia interna, donde el o la ciudadana se odia, en tanto odia su deseo, que no puede impedir. La película Secreto en la montaña del director Ang Lee, trata sobre esto con detalle. El personaje gay homofóbico actuado por Heath Ledger termina solo y marginado. Eso mismo que el personaje está intentado prevenir con su discurso y actuación homofóbicas.

Los actos de odio hacia los homosexuales en el siglo XX han sido particularmente crueles. En general envueltos de argumentos sobre la (hetero) normalidad, los fanáticos han procedido a matar o injuriar, y a purificarse en el proceso. “Yo no soy eso” es el mensaje.  Los nazis tomaron el artículo 175 del código penal alemán de 1871 y procedieron a matar a 50,000 homosexuales entre 1934 y 1945. No derogaron dicho artículo en Alemania hasta 1994, si bien su aplicación se hizo más ligera después de la guerra. El monumento a los LGBT asesinados por los nazis está en Berlín en Eberstrasse, dentro del parque. Fue construido en el 2008.

Otros, con políticas análogas, fueron los británicos si bien con el avance del siglo XX fueron matizando la aplicación de sus reglas jurídicas sobre la materia. La sociedad victoriana fue una sociedad productivista y la sociedad en su conjunto se organizó para reproducir la fuerza de trabajo. Era castigado todo lo que se desviaba de esto. Tan recientemente como 1954 Alan Turing se suicidó por la aplicación de castración química cuando un tribunal lo sentenció por haber tenido relaciones con otro hombre. Esto fue más de medio siglo después del fallo contra Wilde. Las leyes anti sodomía británicas que vienen de 1533, son aplicadas en todas sus ahora ex colonias, y son muy violentas. En Gran Bretaña se relajaron en 1967 las normas anti sodomía fortalecidas en el siglo XIX. Se redujo la edad de consentimiento a 16 años, como para el resto de la población, recién en el año 2000 en lo que es el reconocimiento de igualdad. La ley de unión civil se estableció apenas en el 2005.  Eso contrasta con la primera ley de unión civil establecida en Dinamarca en 1989, veintiséis años antes, seguida por Noruega en 1993. El primer país que aprobó la ley nacional de matrimonio entre personas del mismo sexo en el continente americano fue la Argentina en julio del año 2010, seguido por Uruguay en el 2013. Ciudad de México aprobó el matrimonio igualitario en el 2010 y fue ratificado por la Corte Suprema en dicho año. El Presidente Peña ha lanzado el proyecto de ley nacional de matrimonio igualitario en el 2016.   En Estados Unidos hay leyes de unión civil por Estados.

El discurso homofóbico religioso católico, evangélico y musulmán es muy violento. Los primeros hablan de personas fuera del plan de Dios, los segundos hablan de Satán y los terceros lo tienen prescritos. Hay cinco países musulmanes con pena de muerte a los homosexuales: cuatro de estos son ex colonias británicas: Yemen, Irán, Arabia Saudí y Afganistán y una francesa: Mauritania. Sería interesante ver si es una aplicación post colonial de una ley colonial montada sobre creencias religiosas nativas. Es posible que así como el racismo es europeo, también lo sea la homofobia como la conocemos ahora. La historia griega, egipcia y mexicana así lo indica.

Posiblemente la intervención religiosa más homofóbica en la política sea la de los evangélicos y católicos militantes, con ideologías retrógradas, que intervienen activamente para prevenir los avances de derechos de la comunidad homosexual y han logrado detener las leyes civiles contra la discriminación en una larga lista de países. Hasta ahora los principios occidentales de tolerancia han impedido que lleguen a mayores. Es decir han frenado la igualdad legal como tal pero no han alterado las normas de tolerancia establecidas como parte del contrato social. Eso ha impedido que se transforme en barbarie y que las personas sostengan relaciones amorosas con quien les plazca.

En Estados Unidos tenemos ahora con Donald Trump, a la inversa, un discurso social que permite la intolerancia, como en la Alemania de fines de los años 20. Mientras tanto hay países donde la inseguridad identitaria de los jóvenes los ha llevado a apoyar la matanza de Orlando en las redes sociales, lo que es injustificable y criminal pero reflejo de la educación que están recibiendo. La intolerancia pervive en la sociedad latinoamericana, no obstante algunos avances legales en varios países, alimentada por el discurso religioso; y en Estados Unidos ha revivido, donde se suman los discursos religiosos con el discurso de Donald Trump. Ha dicho cosas como: “Podría estar en medio de la Quinta Avenida y dispararle a la gente y no perder votantes” y ha señalado estar dispuesto a pagar las multas para que sus seguidores agarren a golpes a sus adversarios políticos en las manifestaciones. Trump, con su discurso racista e intolerante, ha abierto un dique que contenía el malestar social fruto del empobrecimiento dentro de Estados Unidos.

La tragedia de Orlando debe de ser una señal para que en los países donde aún no hay leyes de matrimonio igualitario o unión civil, esto se discuta como una medida a favor de la igualdad y contra la creciente homofobia y como una demostración de que la religión no interfiera tanto en la vida política civil activa.

- Oscar Ugarteche, economista peruano, es investigador titular del Instituto de Investigaciones Económicas UNAM (México), SNI/CONACYT, Coordinador del proyecto Obela www.obela.org.