Efemérides

Albert Einstein publicaba la Teoría de la Relatividad

20/03/2019
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“Cada día sabemos más y entendemos menos” dijo alguna vez Albert Einstein, el gran matemático y físico alemán que el 20 de marzo de 1916, en un artículo publicado en la revista científica “Annalen der Physic”, hizo conocer al mundo la formulación final de la “Teoría general de la relatividad”, adelantada parcialmente el 25 de noviembre de 1915 ante la Academia Prusiana y que avanzaba sobre su presentación inicial en 1905 sobre la llamada “Teoría de la relatividad especial”.

 

Einstein, que había nacido en Ulm el 14 de marzo de 1879, recién había cumplido 37 años cuando presentó esa formulación durante el transcurso de la entonces “Gran Guerra” luego devenida en “Primera Guerra Mundial”. Pero ya cuando sólo tenía 26, estudiando los sistemas de movimiento uniforme, había desarrollado el concepto de espacio-tiempo de cuatro dimensiones en su “Teoría de la relatividad especial” antes mencionada, basada en los sistemas de movimiento uniforme.

 

“El misterio es la cosa más bonita que podemos experimentar. Es la fuente de todo arte y ciencia verdaderos”. Ese postulado lo hizo avanzar en sus investigaciones que lo llevaron a determinar que todo movimiento es relativo y que la velocidad de la luz es siempre constante respecto del observador. De allí surgió la ecuación según la cual energía es igual a masa por velocidad de la luz al cuadrado (E=M.C2); ecuación que diera lugar a futuras operaciones como la fisión nuclear o la fusión termonuclear.

 

Esta última comenzó a ser desarrollada en la Argentina a mediados del Siglo XX, durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón, por el científico austríaco Karl Richter en el ahora Instituto Balseiro de San Carlos de Bariloche y actualmente es utilizada como fuente de energía en China y países europeos.

 

La teoría de la relatividad revolucionó todo el saber científico prexistente como el de la teoría de la gravitación universal de Isaac Newton. Visiones actuales señalan que lo expuesto por Einstein también explica la particular forma de la órbita del planeta Mercurio y de la existencia de agujeros negros en la atmósfera.

 

Pero Einstein no fue solamente un científico. Interesado en las cuestiones sociales y políticas no por nada afirmó que “El valor de un hombre debe medirse por lo que da y no por lo que recibe”. Trabajó en sus investigaciones en conjunto con su esposa, la matemática serbia Mileva Marić, una de las grandes científicas desconocidas de la historia y no faltan quienes, como el físico Evans Harris Walker, afirmen que. “la teoría de la relatividad comenzó con la tesis que Mileva escribió y presentó a la supervisión del profesor (Heinrich Friedrich) Weber, cuando estudiaba en la Escuela Politécnica de Zúrich, cuya memoria se ha perdido”. El propio Einstein aceptó haber realizado “juntos” las investigaciones.

 

Habían pasado 23 años cuando Einstein, ya residente en los Estados Unidos de América desde 1932, un año antes de la llegada al poder en 1933 de Adolph Hitler en Alemania, en 1939 le enviara una carta al presidente de ese país, Franklin Delano Roosevelt en la que le señalase que “Trabajos realizados por Enrico Fermi y Leo Szilard … me hacen suponer que el uranio puede convertirse en una nueva e importante fuente de energía … Este nuevo fenómeno podría conducir a la fabricación de bombas … extremadamente potentes”.

 

Todo indica que el envío de dicha carta, a pesar de su manifiesto pacifismo, fue el resultado de las presiones que ejercieron sobre él otros científicos ante la circunstancia de que el Japón y Alemania ya estaban trabajando en esa dirección. En la Alemania hitleriana se hablaba de “la bomba del fin del mundo”.

 

De origen judío pero ateo practicante, Einstein dijo en una oportunidad: “Tú crees en un dios que juega a los dados y yo creo en una ley y completos en un mundo que existe objetivamente”. El tal sentido abogó por un sistema internacional de carácter federal que agrupase a todos los países bajo la adopción de un sistema social demócrata. Ya de joven había militado en el Partido Socialdemócrata de Alemania. Para la revista “Time” fue el personaje del Siglo XX y el científico preeminente.

 

Falleció el 16 de abril de 1955, a los 76 años, en Princeton, EUA. Premio Nobel de física en 1921 había donado el dinero a Mileva, de quién se había separado, para el cuidado de su descendencia. Y sus ideas políticas quedaron en claro cuando en mayo de 1949 apareció en Nueva York, en la revista “Monthly Review”, un escrito de su autoría en el que expresara: “La anarquía económica de la sociedad capitalista tal como existe hoy es, en mi opinión, la verdadera fuente del mal. (…). El capital privado tiende a concentrarse en pocas manos, en parte debido a la competencia entre los capitalistas, y en parte porque el desarrollo tecnológico y el aumento de la división del trabajo animan la formación de unidades de producción más grandes a expensas de las más pequeñas. El resultado de este proceso es una oligarquía del capital privado cuyo enorme poder no se puede controlar con eficacia incluso en una sociedad organizada políticamente de forma democrática. Esto es así porque los miembros de los cuerpos legislativos son seleccionados por los partidos políticos, financiados en gran parte o influidos de otra manera por los capitalistas privados quienes, para todos los propósitos prácticos, separan al electorado de la legislatura. La consecuencia es que los representantes del pueblo de hecho no protegen suficientemente los intereses de los grupos no privilegiados de la población. (…). Estoy convencido de que hay solamente un camino para eliminar estos graves males, el establecimiento de una economía socialista, acompañado por un sistema educativo orientado hacia metas sociales”.

 

- Fernando Del Corro es periodista, historiador, docente en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.

Publicado en: www.marcelobonelli.com.ar

 

https://www.alainet.org/pt/node/198841?language=es
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