Los caminos de la democracia en las elecciones Bolivia 2019
- Opinión
O la democracia aprende a decir la verdad
y de una vez comienza a combatir la mentira
o está condenada ella misma a mentir a perpetuidad.
Eduardo Galeano
El presente documento concentra su atención en el análisis de los ejes centrales contenidos en los programas de gobierno y otros documentos de las tres organizaciones políticas con mayor aceptación en el proceso electoral que está en curso en Bolivia1: el Movimiento al Socialismo (MAS-IPSP)2 que vía la industrialización propone la profundización del “proceso de cambio” que caracteriza sus ya 14 años de gobierno; la alianza Comunidad Ciudadana (CC)3, principal fuerza opositora que plantea una transformación del padrón de desarrollo vía la diversificación productiva con recuperación de la institucionalidad democrática; y la alianza Bolivia dice No (BDN)4, que propone un proceso de federalización en base a un piso de oportunidades con el dinamismo de la recuperación de protagonismo del mercado y de la empresa privada.
Analizaremos primero si las propuestas de estas organizaciones encaminan fuerzas sociales hacia un nuevo ciclo estatal, o por nuevos ciclos políticos. Hecho esto, revisaremos las lecturas de la realidad boliviana que realizan estas tres fuerzas; para en un tercer acápite escudriñar la orientación general y los ejes centrales de sus propuestas programáticas; y culminar con una reflexión sobre sus coincidencias y diferencias.
¿HACIA UN NUEVO CICLO ESTATAL O POLÍTICO?
Entendemos un ciclo o modelo estatal como la estructura social, jurídica, económica, política, cultural, constitucional e institucional, que instala un proyecto de sociedad capaz de transformar el orden o formación social existente, con un acumulado de demandas, reivindicaciones y propuestas impulsadas por un bloque social que se instala en el poder. Su realización es producto de una transformación en el modelo estatal, por lo que está lejos de ser tan sólo un cambio de gobierno, dado que expresa una nueva historicidad alimentada por el desarrollo de un nuevo ciclo estructural.
En cambio, el ciclo político, redimensionando su tradicional concepción como la política de gobierno en proceso electoral, es el “agotamiento de un pacto explícito o implícito de convivencia política”.5 El agotamiento de un ciclo político se produce unas veces por desarrollos negativos como las crisis económicas, corrupción o autoritarismo, que hacen que la gente se sienta decepcionada o ya no se sienta representada. Pero un ciclo se puede agotar también por insatisfacciones nacidas de los propios avances de las sociedades que producen “un empoderamiento político generado por una mayor capacidad reflexiva y una aspiración más fuerte de movilidad social, que hace más notorios los desequilibrios del cambio”.6
La historia de Bolivia se ha constituido con cuatro ciclos estatales. El primero es el Republicano, producto de las guerras de la independencia y la creación de la república, que supera el ciclo colonial o “ciclo estatal criollo-oligárquico”, e instala un orden minero-feudal, conectado al mundo en situación de dependencia por su carácter extractivista primario exportador, además de relaciones de carácter feudal discriminatorias cultural, étnica y regionalmente.
El segundo ciclo es el Nacionalismo Revolucionario, gestado en las entrañas de la descomposición del republicanismo y consolidado con la Revolución de 1952, que condensa las luchas proletarias, indigenales y gremiales, articuladas con un sentido nacional en el encuentro de las diversidades en la contienda del Chaco.7 Se desarrolla en tres momentos: El del populismo nacionalista, que rompe con el Estado oligárquico minero feudal y transforma la estructura económica y social con el impulso de la nacionalización de las minas, la reforma agraria y el voto universal, entre las principales medidas de un poder dual Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y organizaciones populares especialmente sindicales. A este proceso le sigue una sucesión de gobiernos civiles que consolidan un sistema de Capitalismo de Estado que va procesualmente desenraizándose de sus propósitos originales. Y se liquida con la emergencia de dictaduras militares que, en connivencia con las nuevas oligarquías, son una expresión extrema de autoritarismo y descomposición del ciclo nacionalista.
Posteriormente, a mediados de los años ochenta del siglo pasado, por decreto, el ciclo del Neoliberalismo se caracteriza por la aplicación de un modelo de ajuste estructural y economía de mercado, en un régimen de democracia pactada que impulsa la capitalización de las empresas estatales, la reforma educativa y la ley de participación popular que territorializa el país en municipios y redistribuye regionalmente los recursos estatales.
El cuarto período constitutivo, el del Estado Plurinacional, se instituye con la Constitución del 2009 erigida sobre la incompetencia del modelo neoliberal. El Movimiento al Socialismo (MAS-IPSP) recoge el acumulado de demandas populares condensadas en la “Agenda de Octubre”, que encamina un proceso de reestatización. El Estado Plurinacional cuestiona las bases estructurales y tectónicas del Estado neocolonial, privatizador y centralista, proponiendo el “Suma Qamaña” (Vivir Bien) como el nuevo paradigma estatal.
¿Estaremos viviendo con las elecciones de 2019 un proceso de cambio de ciclo estatal o político?
LAS LECTURAS DE LA REALIDAD
De manera general, es posible afirmar que las lecturas que hacen de la realidad las tres principales organizaciones políticas bolivianas, guardan coherencia con su naturaleza política y con su estrategia programática. El MAS-IPSP propone la transición hacia un proyecto de sustitución de importaciones, lo que supone una apertura a nuevos proyectos, actores y relaciones. Comunidad Ciudadana refleja su carácter de organización en formación, opuesta a la gestión gubernamental y con la convicción de insertar a Bolivia en el mundo y en las dinámicas del Siglo XXI. Y la alianza Bolivia dice No parte de una lectura crítica del prorroguismo gubernamental que podría significar la continuidad de un régimen caracterizado por el autoritarismo y el despilfarro.
Un elemento común en los análisis que hacen sobre el presente político boliviano las oposiciones al partido de gobierno, es su caracterización en la resolución del clivaje “autoritarismo / democracia”8, que estaría denotando la lectura del sistema de gobierno como un esquema autoritario por la hegemonía que tiene en los distintos poderes del Estado, derivando en una institucionalidad pública cooptada. Frente a esta situación, la salida política vendría a ser la recuperación de la institucionalidad democrática, adosada por la lucha contra la corrupción y por el ejercicio de las libertades.
Esta definición, que expresa el carácter del campo político en los años y meses inmediatamente anteriores al proceso electoral, se justifica especialmente en los resultados del referéndum del 21 de febrero de 2016, en el que se impone la voluntad ciudadana por no modificar el artículo 168 de la Constitución Política del Estado, que daría curso legal a una nueva reelección del binomio presidencial. El desconocimiento oficialista a los resultados de este mandato ciudadano, da lugar a un movimiento nacional que, a partir del sentido común por la defensa del voto, avanza en grados de cuestionamiento de las políticas de gobierno y de denuncia de las formas autoritarias de gestión pública. Es una tendencia que expresa con claridad la necesidad de un cambio de ciclo político o de rompimiento del pacto social vigente.
La tensión contenida en este clivaje, abstracto, se extiende a las definiciones programáticas en el proceso electoral en curso, para concretizarse en la definición de un nuevo clivaje, complejo, que lo podemos sintetizar en: “prorroguismo estatal con desarrollo industrial9 / institucionalidad democrática con diversificación productiva10”. Es una contradicción que desde la perspectiva de las oposiciones parte de la necesidad de cambio en las formas y mecanismos de gestión pública, aspirando a un radical rompimiento con la tradición económica de un país naturalizado en su carácter dependiente primario exportador. Esta postura se encuentra con la oficial, que propone autopistas de reorientación con profundización del ciclo político y estatal vigentes.
El triunfalismo del MAS-IPSP
El MAS-IPSP, tiene una lectura no sólo optimista, sino triunfalista de la caracterización de la formación social boliviana a partir de los resultados de su gestión de gobierno, en comparación con el anterior ciclo estatal, el neoliberal: “El proceso de cambio transformó radicalmente a Bolivia: de ser un país excluyente, pobre y sin peso en el concierto sudamericano, pasamos a ser un país más inclusivo, con ingresos medios y con voz propia en el mundo”. Es una lectura que tiene su asidero en la existencia real de cambio en la economía, en la inclusión social y en estabilidad. En efecto, el MAS, con el “proceso de cambio” es una expresión de superación del ciclo neoliberal, trastocado con el ciclo del Estado Plurinacional, que adoquina otra estructura histórica, más cercana a las grandes conquistas del ciclo del nacionalismo revolucionario.
En su lectura triunfalista no se identifican elementos de autocrítica, sino que los posibles riesgos aparecen externalizados de la gestión estatal, en la medida que se los identifica operando en el contexto internacional, al que considera incierto, por la aseveración que se hace sobre la posible existencia de una crisis del capitalismo expresada en “la tendencia de los precios de las materias primas a la baja, los menores flujos de capital, un mayor costo del dinero, las tensiones comerciales y geopolíticas”.
En la definición de su programa, el MAS-IPSP reconoce que el proceso de cambio ha seguido tres fases con un continuum histórico que (así lo plantean) necesita seguirse recorriendo para realizarse a plenitud:
La primera fase se caracteriza por el reordenamiento de la sociedad, la política y la economía; por la importancia de la nacionalización de las empresas estratégicas que permitió contar con mayores recursos económicos; y por la nueva Constitución Política del Estado que brinda un marco legal para desmontar el Estado colonial y generar un proceso de inclusión y participación.
La segunda fase consolida el modelo económico con la finalidad de profundizar la redistribución de la riqueza mediante el permanente aumento de los ingresos de los hogares, los bonos, las políticas de protección social, los programas para garantizar el acceso y la producción soberana de alimentos estratégicos, los fondos para los pequeños productores, las políticas de vivienda y servicios básicos, y el mayor acceso al financiamiento (vivienda social y créditos productivos).
La tercera y actual fase, da impulso al arranque de la industrialización, particularmente de los hidrocarburos y del litio; el ingreso a la era satelital; y el tejido caminero del país y con los vecinos. De aquí resulta que, en la actualidad, el proceso de cambio “… vive el momento de consolidación de un proceso de transición hacia una sociedad más equitativa y un Estado con mayores niveles de desarrollo social, económico y ambiental, dotado de un Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP)”.
En su propia lectura, expresada por el vicepresidente Álvaro García Linera, el “algoritmo del éxito-país”, habría dado lugar al ciclo de crecimiento y expansión más largo de la historia del país, caracterizándose por la estabilidad social y política, la redistribución de la riqueza, la combinación entre mercado interno y externo, la creación de un Estado soberano y fortalecido, la regulación de la banca en apoyo al sector productivo, y una interacción soberana con los inversores.
¡Ya es demasiado!
Comunidad Ciudadana (CC), que reconoce algunos cambios positivos en la realidad boliviana con el ciclo plurinacional, tiene una lectura crítica sobre las condiciones que brinda la situación nacional actual en relación a los retos del futuro: “Los contratos de gas con Brasil y Argentina no ofrecen un horizonte seguro para la economía. El empleo en los sectores de comercio, construcción y servicios se encuentra saturado —y no garantiza ingresos suficientes para jóvenes y mujeres que se insertan al mercado laboral-. El gasto y la inversión pública sobrepasan los límites fiscales y aun así no garantizan servicios de salud y educación de calidad. El llamado modelo boliviano está endeudado y sobregirado, dependiente del vaivén de los precios internacionales”.
Esto lleva a afirmar que “Bolivia no necesita de espejismos” y que requiere de una profunda transformación del padrón de desarrollo y no simplemente del modelo económico, por lo que se haría necesario superar otros aspectos presentes en la dinámica actual de la formación social boliviana caracterizada por las políticas del gobierno del MAS-IPSP, tales como: el extractivismo económico depredador de la naturaleza y sustituirlo, con responsabilidad, por un Desarrollo Sostenible.
Comunidad Ciudadana considera que la corrupción, la desinstitucionalización, el caos de la justicia y la inseguridad ciudadana deberían ser superados con un nuevo pacto social de confianza entre los ciudadanos y ciudadanas para construir un desarrollo ético.
En su planteamiento, el modelo primario exportador centralista tendría que ser sustituido por un desarrollo productivo diverso; y la pobreza multidimensional superada en base a un desarrollo inteligente, equitativo e inclusivo.
Manos limpias
Bolivia dice No (BDN), no tiene específicamente un diagnóstico o definición del estado de situación de la realidad boliviana como punto de partida para su propuesta programática. La lectura de la realidad está contenida en el señalamiento de algunos elementos de la propia propuesta.
Así, por ejemplo, en el prólogo que contiene un mensaje del candidato presidencial, Oscar Ortiz, se lee: “Muchas veces me he preguntado por qué siendo Bolivia un país tan rico tenemos tanta pobreza; por qué siendo los bolivianos un pueblo trabajador y honesto tenemos tanta corrupción en el gobierno; por qué, en fin, en la época de mayor bonanza económica de nuestra historia más de un millón de compatriotas siguen teniendo que buscar el progreso fuera de nuestro país”.
Como se aprecia, es una lectura que toca aspectos estructurales de la realidad nacional: la pobreza, pero que incide fuertemente en atributos negativos de la gestión de gobierno del MAS-IPSP (corrupción, despilfarro). Y sobre esta base justifica la necesidad de un cambio que supere otros factores subyacentes a la realidad boliviana y que se deben dejar atrás: “las viejas divisiones, los viejos enfrentamientos, las viejas barreras que nos han impedido crecer como país, como pueblo, como nación”.
Su respuesta a esta realidad es la tríada: un presidente con las Manos Limpias, una Bolivia Segura, un Futuro de Oportunidades, cuya posibilidad de implementación conlleva la superación de factores inmersos en la realidad: “que trabajemos juntos, que seamos capaces de soñar con un país libre de corrupción, pobreza o narcotráfico... un país solidario, donde todos y todas tengamos igual acceso a las oportunidades, donde podamos desarrollarnos plenamente como seres humanos, como ciudadanos con derechos y libertades plenas”.
Su lectura de la realidad, desde una auto-atribuida capacidad articuladora de las diferencias y diversidades, incluye una apreciación tanto negativa cuanto divisionista de los postulados y prácticas de otros partidos y candidatos, porque “ven a Bolivia y conciben su destino desde una trinchera sectaria y los intereses de una parcialidad (un concepto excluyente y ambiguo de “pueblo”) porque su estrategia de poder consiste en defender y mantener muros, fracturas y barreras que separan y dividen a la nación…”.
LOS MODELOS DE DESARROLLO
La lectura de los elementos de la realidad permite apreciar los proyectos de sociedad contenidos en cada organización política: el MAS-IPSP plantea profundizar el Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP), que lo coloca como punto de llegada el año 2025, bicentenario de la fundación de la república, aunque en declaraciones presidenciales se menciona un horizonte de 10 años. Por su parte. Comunidad Ciudadana propone la construcción de otro padrón de desarrollo, caracterizado por su carácter sostenible y por la superación de la economía extractivista. Por su parte, Bolivia dice No propone la recuperación del dinamismo del mercado, típico del ciclo estatal neoliberal.
Estas tendencias están representadas en el siguiente gráfico:
Un elemento común a las propuestas del MAS-IPSP y de Comunidad Ciudadana es su decisión de no retornar al pasado, es decir al ciclo neoliberal, que el gobierno del MAS-IPSP se propuso superar con un modelo estatista que, sin embargo y a pesar del protagonismo del Estado, sigue arrastrando elementos del neoliberalismo, así como del modelo estatal nacionalista revolucionario. Otro elemento común a ambas propuestas es su carácter de transición siguiendo caminos diferenciados: el MAS-IPSP mediante la profundización por la vía de la industrialización para la sustitución de importaciones; y CC buscando la transformación del padrón extractivista por la vía de la diversificación productiva como mecanismo para superar la condición de país primario exportador, articulándose a las posibilidades de la economía globalizada y tecnologizada en el Siglo XXI. Bolivia dice No es más radical en sus propósitos de un retorno a la primacía de los derechos individuales y del sector empresarial privado, aunque en las declaraciones de su candidato se identifican con el futuro, definiendo como pasado el actual ciclo estatal.
La Agenda del Pueblo para el Bicentenario
El programa del MAS-IPSP se basa en la Agenda 2025 que propuso 13 puntos para cimentar políticas que consoliden la transformación de la matriz productiva prevista en el Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP), con el fin de superar internamente las estructuras que condicionan la pobreza, y colocar a Bolivia con un rol protagónico en el concierto internacional.
Los pilares son: 1) Erradicación de la pobreza extrema. 2) Socialización y universalización de los servicios básicos con soberanía para Vivir Bien. 3) Salud, educación y deporte para la formación de un ser humano integral. 4) Soberanía científica y tecnológica con identidad propia. 5) Soberanía comunitaria financiera sin servilismo al capitalismo financiero. 6) Soberanía productiva con diversificación y desarrollo integral sin la dictadura del mercado capitalista. 7) Soberanía sobre nuestros recursos naturales con nacionalización, industrialización y comercialización en armonía y equilibrio con la Madre Tierra. 8) Soberanía alimentaria a través de la construcción del saber alimentarse para Vivir Bien. 9) Soberanía ambiental con desarrollo integral, respetando los derechos de la Madre Tierra. 10) Integración complementaria de los pueblos con soberanía. 11) Soberanía y transparencia en la gestión pública bajo los principios de no robar, no mentir y no ser flojo. 12) Disfrute y felicidad plena de nuestras fiestas, de nuestra música, nuestros ríos, nuestra selva, nuestras montañas, nuestros nevados, de nuestro aire limpio, de nuestros sueños. 13) Reencuentro soberano con nuestra alegría, felicidad, prosperidad y nuestro mar.
La Agenda del Pueblo para el Bicentenario tiene cuatro dimensiones, que según el MAS-IPSP están enfocadas en el bienestar de las personas y en la consolidación de la base económica para el futuro:
Inclusión social y bienestar
Oportunidades económicas y empleo digno
Un Estado orientado a las necesidades de la gente
Desarrollo que respete a la Madre Tierra
Estas cuatro dimensiones se asientan en una combinación entre búsqueda y profundización de una base de estabilidad macroeconómica, de procesos de industrialización y de desarrollo de proyectos estratégicos. Estos deberán permitir la generación de excedente económico, así como avances en la sustitución de importaciones. Es un planteamiento que remarca la necesidad de permitir la continuidad de las políticas vigentes y el financiamiento de nuevas políticas a partir del 2020.
En pocas palabras, la Agenda del Pueblo para el Bicentenario es una propuesta de profundización del proceso de cambio, encarando proyectos de industrialización siguiendo el modelo de la sustitución de las importaciones. Este desafío, que preserva un rol central del Estado en la regulación de la economía, abre sus puertas a la participación de la iniciativa privada y una apertura a las relaciones comerciales y de cooperación para el desarrollo con los países vecinos, organismos internaciones y otros.
El MAS-IPSP asume que el país vive un momento de consolidación y de transición hacia una sociedad más equitativa y un Estado con mayores niveles de desarrollo social, económico y ambiental, de la mano de su Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP). Por ello, su programa proclama consolidar un país más fuerte, inclusivo, diverso y próspero, integrado territorialmente, con estabilidad económica y con proyección marítima, con la población gozando plenamente de sus derechos colectivos e individuales.
Entre temas nuevos en su propuesta, el programa del MAS-IPSP menciona que “la política interna plantea nuevos retos con la incorporación de población joven que demanda atención y desborda energías que merecen ser encauzadas adecuadamente; ciudades que crecen desordenadamente y con infraestructura insuficiente para gestionar su desarrollo; y empresarios que se integran al nuevo modelo económico para coadyuvar a mantener la estabilidad macroeconómica y garantizar el crecimiento sostenido”.
En contrapartida, una notoria disminución de protagonismo respecto a la tradición de la filosofía del proceso de cambio, es el eje comunitario indígena, baluarte de la Constitución del Estado Plurinacional. Y junto con este actor, la cosmovisión del Suma Qamaña o Vivir Bien en plenitud y armonía, que o está sobreentendida, o secundarizada, en el actual programa de gobierno, cuyas prioridades programáticas expresadas por los líderes del MAS-IPSP son la sustitución de importaciones vía la industrialización del gas, el litio y el hierro; la lucha contra la violencia hacia las mujeres; la revolución científica y tecnológica; y el desarrollo del agro.
Desde el punto de vista geopolítico, como estrategia el programa del MAS-IPSP plantea continuar la implantación de las bases de un país que sea protagonista en el escenario mundial, potenciando su rol articulador en el transporte internacional, y concretando su irrupción en la escena del cambio tecnológico y energético, a través de la explotación del litio.
Agenda de transformaciones estructurales
El programa de Comunidad Ciudadana parte de la necesidad de “una nueva visión de desarrollo integral que se traduzca en una agenda de transformaciones sociales, económicas y ecológicas acordes con los retos del siglo XXI”.
La propuesta central de Comunidad Ciudadana sostiene que Bolivia requiere un cambio de padrón de desarrollo, superando el primario exportador que ha caracterizado la historia del país expresada en distintos modelos como el estatista, el neoliberal, o el de economía mixta, todos en el marco de una economía dependiente basada en la explotación de las materias primas. Esta realidad presupone además una incursión internacional dependiente de las fluctuaciones del mercado internacional. En su lectura, el ciclo estatal plurinacional ha profundizado el extractivismo y el desarrollismo.
Por esta característica, la propuesta de Comunidad Ciudadana se presenta como una alternativa disruptiva de 500 años de historia, sugiriendo pasar de una economía basada en los recursos humanos a otra centrada en el capital humano, en el conocimiento y en la inteligencia. Una propuesta desde y para el Siglo XXI, que va de la tradición del uso del suelo y sus recursos no renovables, al uso prioritario del internet (bien renovable), de las nuevas tecnologías y de las (des)territorializaciones globalizadas que conectan el mundo multipolar más allá de las fronteras geográficas.
El programa de Comunidad Ciudadana tiene un sentido prospectivo en la medida que parte del futuro, por supuesto sin negar la influencia acumulada a lo largo de la historia, así como tampoco los condicionamientos del presente que muestran luces y sombras. Esta situación lleva a definir un proceso de transformación que arranca con políticas de shock de desarrollo, implementando cuatro pilares fundamentales o soluciones:
Desarrollo ético
Desarrollo sostenible
Desarrollo inteligente
Desarrollo equitativo
El eje de estos desarrollos es la ciudadanía, que deja su rol pasivo para hacerse protagonista de los cambios. Las transformaciones, más allá del Estado y del mercado, están en la comunidad. En su planteamiento, la implementación de los cambios debe iniciarse en la recuperación de la confianza individual y colectiva a partir de un nuevo pacto social e intercultural inclusivo y pluralista, para una Bolivia de convivencia comunitaria en el Siglo XXI.
El Desarrollo Ético contempla la transformación democrática con políticas de anticorrupción y reforma de la justicia, enfrentando la desinstitucionalización, la cooptación y manejo discrecional de la justicia, el despilfarro de recursos estatales, la permisividad de la corrupción, así como la creciente inseguridad ciudadana.
Comunidad Ciudadana plantea construir un nuevo pacto social basado en la recuperación de la confianza entre ciudadanos, paralelamente a la reconstrucción del sueño colectivo, creando espacios comunitarios de encuentro, convivencia social y acciones colaborativas que además se articulen con la satisfacción de necesidades y aprendizajes en el campo de la salud, la educación tecnológica, acceso a servicios, procesos interculturales y promoción de emprendimientos en Centros Comunitarios Ciudadanos (CCCs)
Propone “un pacto ciudadano que asegure los derechos y las garantías constitucionales de todas las ciudadanas y ciudadanos y genere un proceso convergente de acuerdos duraderos para reformar el Estado boliviano, con espacios amplios de pluralismo político”. Para ello plantea un edificio democrático de dos pisos. El primero acoge los acuerdos de largo plazo con la designación imparcial de ciudadanas y ciudadanos idóneos para el Tribunal Electoral, los Tribunales de Justicia, Fiscalía, Procuraduría, Contraloría y Defensoría del Pueblo. En el segundo piso se encuentra el pluralismo político en todas sus expresiones contemporáneas e históricas: autonómicas, indigenistas, feministas, ecologistas, marxistas, conservadoras y liberales, garantizando la libertad de expresión, de asociación y de disidencia.
El Desarrollo Sostenible se propone la diversificación productiva para generar empleos de calidad, impulsando procesos de transformación energética y ecológica, hacia un cambio de padrón de desarrollo que supere la economía extractivista. Se propone superar progresivamente el extractivismo económico, depredador de la naturaleza y sustituirlo, con responsabilidad, por un sistema que respete los límites y capacidades regenerativas de los ecosistemas. Esto supone una transformación energética adoptando alternativas de energías limpias como la eólica o la solar. También se plantea impulsar el desarrollo de múltiples alternativas de unidades productivas que incorporen a la ciudadanía en los flujos económicos tecnologizados y abiertos al mundo, promoviendo y apoyando sus emprendimientos.
El Desarrollo Inteligente contempla la transformación territorial con ciudades y comunidades creativas y verdes, sustentadas en formas económicas creativas basadas en el conocimiento; formas circulares de respeto del medio ambiente; impulso del turismo y la gastronomía; fomento de las industrias culturales creativas, en formas colaborativas dinamizando encuentros ciudadanos y emprendimientos relacionados con vocaciones territoriales.
Comunidad Ciudadana plantea la necesidad, urgente, de un pacto fiscal capaz de consolidar una real autonomía territorial, con protagonismo de los gobiernos regionales y locales, articulados en iniciativas comunes y compartidas en dimensiones de alta potencialidad en el país, como son el turismo y la gastronomía.
El desarrollo inteligente se concretiza en estos ejes: i) rediseño del pacto fiscal/territorial en base a las necesidades de desarrollo de las regiones; ii) ciudades inteligentes y verdes, con el uso de tecnologías digitales, de inclusión social y sostenibilidad ambiental; iii) territorios inteligentes en torno a conglomerados de gastronomía, turismo, patrimonio natural, histórico, cultural y turístico; economía verde y economía creativa; iv) políticas de apoyo a los pueblos indígenas respetando sus territorios; y v) centros comunitarios ciudadanos, urbanos y rurales, para promover la equidad económica y social.
El Desarrollo Equitativo promueve trabajos dignos y servicios de educación y salud de calidad, impulsando una transformación social centrada en el capital humano. Esto supone el desarrollo de tres pisos: 1) el piso de la dignidad para atacar la pobreza multidimensional; 2) el piso del trabajo por la vía de un shock educativo basado en el desarrollo de la ciencia y la tecnología pertinente a ecosistemas de emprendimientos regionales y locales; y 3) el piso de la economía del cuidado, para la atención preferente de niños, niñas y adolescentes, ciudadanas y ciudadanos de la tercera edad y población en situación de discapacidad.
Estas soluciones, a la vez que condiciones para la transformación, son entendidas como los rasgos que caracterizarán la nueva formación social boliviana: dan respuesta a los problemas urgentes y plantean soluciones a los desafíos del futuro. En este sentido, las soluciones propuestas serían el camino y el destino para la construcción de un nuevo padrón de desarrollo integral, sentando las bases de una democracia que no excluya a nadie.
El programa de Comunidad Ciudadana propone sustentar las soluciones planteadas con políticas macroeconómicas y una política exterior caracterizada por la profesionalización de la carrera diplomática, el multilateralismo y la defensa del interés nacional.
Honestidad, Seguridad, Progreso
Bolivia dice No, basa su propuesta en el desarrollo de ejes: un presidente con las Manos Limpias, una Bolivia Segura, un Futuro de Oportunidades, que sustentan un cambio basado en la tríada: Honestidad, Seguridad, Progreso.
El programa da respuesta a siete denominados “grandes desafíos nacionales”:
Democracia republicana
Unidad y confianza nacional
Derrotar la pobreza
Bolivia, país de clases medias emergentes
Revolución exportadora
Cambio con estabilidad
Desarrollo sostenible
Su “Modelo Social de Desarrollo” aspira a la construcción de una Bolivia democrática y moderna, integrada al mundo y con niveles de bienestar de las bolivianas y los bolivianos, promoviendo cuatro principios fundamentales: Libertad, Igualdad, Solidaridad y Oportunidades para Todos.
La esencia de la propuesta es “un Estado activo, que sea garante de equidad y cohesión social (y que) ejercite con diligencia y eficacia el papel de promover una sociedad de oportunidades, especialmente para los segmentos más carenciados y vulnerables”. Bolivia dice No insiste en la consideración de las personas como una transformación prioritaria en la sociedad, con un proyecto para abatir la pobreza y llevar a la gran mayoría de los bolivianos a un nivel de bienestar y dignidad humana, por “una Bolivia integrada, con más equidad y con menos desigualdades”.
En su planteamiento, una sociedad con menos desigualdades e inequidades será el resultado de la prosperidad individual y colectiva, y no de la igualación en la pobreza. De ahí que destaca en su planteamiento que “nada puede sustituir el empeño por construir una economía robusta y dinámica”. Esta asignación destacada al emprendimiento, se complementa con acciones para mejorar las capacidades humanas, “implementado políticas sociales eficaces y bien orientadas que amplían el acceso a una educación y capacitación de calidad, la cobertura de un buen sistema de salud, una infraestructura eficiente y una red de seguridad y protección para los pobres, los vulnerables y las capas medias”.
Los servicios básicos universales y los programas sociales deben complementar el progreso económico y la política debe ayudar a crear una plataforma de derechos, capacidades y oportunidades, tan amplia como sea posible. Esta es su idea republicana de la política como un servicio al bien común. Aquí se explica que en su programa de gobierno un eje fundamental sean las “oportunidades para todos”, desafío considerado como un compromiso ético y moral que condensa la finalidad de su proyecto político.
REGRESIÓN, PROFUNDIZACIÓN O TRANSFORMACIÓN
Respondiendo a la pregunta: ¿Estaremos con el clivaje prorroguismo estatal con desarrollo industrial / institucionalidad democrática con diversificación productiva, recorriendo las autopistas de un cambio de ciclo estatal o político?, tenemos que afirmar que lo que podría en realidad existir es una recomposición del ciclo existente con dos caminos posibles: El de continuidad, profundización y transición que sigue el MAS-IPSP hacia una matriz que se aleja de la centralidad del Suma Qamaña, esencia de la plurinacionalidad y base del modelo estatal. El otro camino, de largo plazo, es el proceso de transformación propuesto por Comunidad Ciudadana, con la superación de la economía extractivista, dándose que en el corto y mediano plazo se tendería alcanzar a sentar las bases de nuevos procesos históricos.
La propuesta que sí podría modificar el ciclo estatal, porque muestra la apertura de puertas para ello, pero con un sentido regresivo hacia el modelo de mercado, es la de la alianza Bolivia dice No (BDN), que también en consecuencia con la composición de su élite dirigente, basa su propuesta en una intervención más protagónica del sector empresarial privado, y del mercado, restándole energía al Estado en la conducción del aparato económico y revisando algunas leyes fundamentales como la de hidrocarburos y del trabajo.
Aunque BDN no es candidato a ganar las elecciones, los pactos que podría generar con las dos otras fuerzas a cambio de su apoyo en la posibilidad de una segunda vuelta electoral, podrían condicionar la adopción de algunas de las políticas centradas en sus propuestas. De cualquier manera, buena parte de ellas, como por ejemplo el impulso de la producción de biocombustibles son ya parte de las acciones del actual gobierno. También el mayor protagonismo de las clases medias, de las juventudes y de los emprendedores, son propuestas compartidas con los dos frentes con mayores posibilidades de ganar las elecciones.
Es a todas luces evidente que el programa de gobierno del MAS-IPSP está formulado desde el gobierno para seguir siendo gobierno. Esto se visibiliza en la insistencia de la validez histórica de su modelo por los logros que se le atribuyen en relación al modelo neoliberal, lo que los lleva a justificar políticamente los recursos jurídicos que emplearon para asegurar su candidatura a una nueva reelección, pese a que perdieron un referéndum nacional que hizo esa consulta. Pero el factor que más evidencia el carácter de un programa redactado desde el ejercicio de gobierno, con la centralidad del Estado, es la línea de continuidad de sus políticas, en aras de una asumida estabilidad.
No es un dato menor el señalamiento que hace el MAS-IPSP sobre las condiciones internacionales adversas, que junto con la necesidad de trabajar un electorado más urbano y desarrollar políticas para una clase media ampliada, lleva a definir un discurso menos comunitarista y hasta conservador en relación a sus anteriores manifiestos.
Por su parte, la propuesta de Comunidad Ciudadana se incorpora en las corrientes postmodernistas que proclaman economías innovadoras en la era del conocimiento. Es decir, que el punto de partida de la propuesta, con un carácter prospectivo, parte de los desafíos y oportunidades del futuro por construirse. Es en este contexto que cabe la formulación de crear territorios inteligentes, unas veces reales y otras virtuales, para impulsar emprendimientos que diversifiquen la economía, recuperando energías limpias, economía creativa, turismo, desarrollo científico y tecnológico, una educación centrada en el trabajo y la producción, economías de escala articuladas a emprendimientos transnacionales, y otras posibilidades que se desarrollarían combinadas con procesos de industrialización.
Comunidad Ciudadana, subrayando que el eje de sus políticas es el recurso humano, propone una particular comprensión del comunitarismo, que lo sustenta en la construcción de confianzas y del impulso de emprendimientos colectivos y de prácticas de convivencia intercultural colaborativa en Centros Comunitarios Ciudadanos (CCC), que tienen un horizonte de realización cotidiana para consagrarse como sistema sociocultural en el largo plazo, mediante la ruptura con la actual forma desgastada de gobernabilidad, desmontando sus prácticas antiéticas, antidemocráticas y desarrollistas. La centralidad de su propuesta radica en la comunidad y los intercambios solidarios.
Un tema que deben dilucidar las bases planteadas por los tres programas, es cómo articular, con un sentido intercultural, intergeneracional e interdisciplinario, las características de una sociedad del Siglo XXI tecnologizada, basada en el conocimiento y abierta a un mundo multipolar, con un país que se mueve todavía, en términos de desarrollo y pese a sus importantes índices de crecimiento, en los niveles más bajos del continente.
Según el MAS-IPSP, el crecimiento económico que ha alcanzado el país, profundizado con la sustitución de importaciones podría convertir a Bolivia en una potencia continental. Según Bolivia dice No, la instalación de sistemas de gobierno abierto sentarían las bases para nuevas formas, más democráticas, de gestión gubernamental. Y Comunidad Ciudadana augura que, con la diversificación productiva, el desarrollo científico tecnológico y la recuperación de la confianza y vida colaborativa, se avanzaría en mejor calidad de vida y justicia velando por una Bolivia viable.
Los programas de las tres organizaciones son propuestas de carácter general e indicativo de acciones que tendrán que seguirse concretizando, definiendo sus realizaciones en el corto, mediano y largo plazo. Esta característica contrasta con las exigencias cortoplacistas y pragmáticas que tiene la ciudadanía sobre la comprensión de las propuestas en relación a sus demandas, necesidades y reivindicaciones.
La Paz, 8 de agosto de 2019
-Adalid Contreras Baspineiro es sociólogo y comunicólogo boliviano, ex Secretario General de la Comunidad Andina - CAN
1 Las elecciones generales se realizarán el 20 de octubre del presente año
2 Postula la reelección del presidente Evo Morales Ayma y del vicepresidente Álvaro García Linera
3 Sus candidatos son: Carlos D. Mesa Gisbert para presidente y Gustavo Pedraza para vicepresidente
4 Postula el binomio Oscar Ortiz y Shirley Franco
5 Ottone, Ernesto, “Cambio de ciclo político”, en Estudios Públicos 134, Universidad Diego Portales, Santiago de Chile, 2014, p. 169
6 Ottone, op. cit., pp. 170-171
7 La “Guerra del Chaco” (1932-1936), es provocada por multinacionales del petróleo confrontando a Bolivia con Paraguay
8 Este punto de vista, arraigado en las expresiones de analistas, estrategas y líderes políticos, recoge el planteamiento expuesto en: Mayorga, Fernando, Antes y después del referendo. Política y democracia en el Estado Plurinacional, Talleres gráficos Kipus, Cochabamba, 2019
9 El prorroguismo es el mecanismo adoptado por el Movimiento al Socialismo (MAS-IPSP), el partido gobernante ininterrumpidamente desde el año 2006, y que pretende su continuidad con una propuesta de sustitución de importaciones, que operaría como la base de profundización del denominado “proceso de cambio” que caracteriza sus 14 años en el poder.
10 La búsqueda de la recuperación de institucionalidad democrática es el planteamiento de las distintas oposiciones, y el camino de la diversificación productiva para un desarrollo integral, constituye el planteamiento central de la alianza Comunidad Ciudadana (CC), principal frente de oposición con posibilidades de disputar el triunfo electoral.
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