Venezuela: Salario, precio y ganancia (III)
- Opinión
Mientras no cesen las intenciones del imperialismo de derrocar a la Revolución Bolivariana y en consecuencia siga atacando la moneda, los precios de todas las mercancías seguirán en alza independientemente que estos se controlen, se fijen, se congelen o se “acuerden”.
Dado el permanente y exponencial aumento de los precios y con éste el aprovechamiento del burgués para estrujar aún más al obrero, urge aumentar el Salario no solo hasta recuperar el poder adquisitivo del trabajador (entre agosto 2018 y abril 2020 ha caído 97%) y de esa manera garantizarle cubrir sus “necesidades materiales, sociales e intelectuales que les permita una vida digna y decorosa” tal como establece el artículo 100 de la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras (LOTTT) sino además y sobre todo para revertir la histórica y escandalosa cuota de Ganancia/Explotación ahora potenciada por la hiperinflación inducida.
No hay pa´ salarios
Hay quienes alegan que no hay dinero suficiente para aumentar los Salarios. Preguntémonos entonces ¿por qué sí hay dinero en la economía para aumentar el precio de todas las mercancías en tiempo real, pero “no lo hay” para incrementar el Salario que también es un precio, en este caso el de la fuerza de trabajo? Pero la pregunta más importante que debemos hacernos es: ¿dónde está toda esa mayor cantidad de dinero que, debido al aumento de los precios, ingresa por concepto de ventas?
Porque si en esa economía que produce harina de maíz el precio pasó de 10 a 20 céntimos/Kg, y, por lo tanto, los ingresos diarios por venta incrementaron el doble, de 100 a 200 céntimos ¿quién tiene los 100 céntimos adicionales? De los 200 céntimos, 20 son Salario, 80 corresponden a la materia prima, insumos y desgaste de la maquinaria y los otros 100 se los embolsó el capitalista, quien antes del aumento del precio de la harina se apropiaba de solo 40. Por arte de magia a la cuenta del burgués fueron a parar 60 céntimos adicionales. ¿En serio no hay dinero?
No es un asunto de falta de dinero, es un asunto de distribución. Dice Marx: “Puede ocurrir que el Salario Real continúe siendo el mismo e incluso que aumente, y, no obstante, disminuya el Salario Relativo. En este caso, la distribución de la riqueza social entre el capital y el trabajo es ahora todavía más desigual que antes. El poder de la clase de los capitalistas sobre la clase obrera ha crecido, la situación social del obrero ha empeorado”.
Recordemos que el Salario Nominal es el dinero que percibe el obrero (20 céntimos diarios). El Salario Real/poder adquisitivo son las mercancías que puede adquirir con su Salario Nominal (2 Kgs de harina antes del aumento del precio y 1 Kg después del aumento). El Salario Relativo es la proporción del Salario Nominal con respecto a la Ganancia (50% antes del aumento del precio -20/40- y 20% después -20/100-) y es también el inverso de la cuota de explotación (200% antes del aumento del precio -40/20- y 500% después -100/20-).
Aumentar el Salario Relativo
Dado que se trata de un asunto de distribución de la riqueza proponemos, además de aumentar el Salario Nominal y el Real en los términos establecidos en la Constitución y en la LOTTT, incrementar el Salario Relativo, es decir, aumentar la proporción del Salario Nominal con respecto a la Ganancia redistribuyéndola hacia el obrero, o, mejor dicho, devolviéndosela al obrero.
En esa economía que produce harina de maíz, implicaría, por ejemplo, que fuesen devueltos al trabajador 40 céntimos de los 100 de ganancia. En ese caso, el salario relativo pasaría de 20% a 100% (60 céntimos para el obrero y 60 para el burgués) y la cuota de explotación pasaría de 500% a 100%: por cada céntimo para el asalariado, el burgués se apropiaría de 1 en lugar de 5.
No es ninguna novedad lo que estamos proponiendo, de hecho ya está contemplado en la Ley del Trabajo refrendada por el Comandante Chávez en mayo de 2012, en la cual se reconoce no solo que la riqueza es generada principalmente por los trabajadores en el proceso social del trabajo y que, su justa distribución debe garantizarle una vida digna junto a su familia, cubriendo sus necesidades materiales, sociales e intelectuales, sino además, el artículo 131 de la LOTTT ofrece el instrumento para distribuir dicha riqueza: “Las entidades de trabajo deberán distribuir entre todos sus trabajadores, por lo menos, el 15% de los beneficios líquidos que hubieren obtenido al fin de su ejercicio anual”.
Se trata del mismo artículo que contempla los 4 meses de utilidades que en el marco de un discurso hegemónico capitalista nos han vendido como el generoso obsequio de fin de año que la burguesía hace al obrero al permitirle “participar” de los beneficios o utilidades, cuando en realidad le está devolviendo una muy mínima parte de lo que le pertenece y que previamente le enajenó al no retribuirle todo el valor de la fuerza de trabajo.
En primer lugar, según datos del BCV este artículo no se está cumpliendo. Lo que efectivamente se distribuyó a los asalariados en 2017, fue el 8,8% de las Ganancias y no el 15%.
Segundo, hay un pequeño detalle en estos números, y es que, en Venezuela, mientras los asalariados somos millones, los burgueses no llegan al medio millón. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en el sector privado hay en promedio 15 asalariados por cada burgués, lo que significa que ese 15% que se supone se distribuirá a todos los asalariados termina siendo en promedio menos del 1% para cada trabajador y 85% para cada capitalista.
El 15% que establece la LOTTT se quedó muy corto para garantizar un mínimo de “justicia” al obrero. A los datos nos remitimos: históricamente, según el BCV, la cuota de explotación en el “mejor de los casos” ha sido en promedio 1000% y en ocasiones ha superado el 3000% y no se trata precisamente del bodeguero o el boticario, son los grandes.
La propuesta: revisar el 131 de la LOTTT
La propuesta concreta que sometemos para el debate en el seno de la clase trabajadora es revisar el porcentaje establecido en el artículo 131 de la LOTTT.
De acuerdo con las características de la economía venezolana, revertir esos porcentajes y, por ejemplo, distribuir al menos el 85% de la Ganancia a los trabajadores y el 15% al burgués implicaría una disminución de la cuota de explotación hasta, más o menos, 100%, magnitud que reconocemos es todavía “injusta”, primero porque sigue enmarcada en el sistema capitalista basado en el trabajo asalariado y segundo, porque de cada 2 bolívares de riqueza que genera el trabajador, el capitalista se apropia de 1 bolívar.
La propuesta pasa, además e inexorablemente, por suprimir en el mismo artículo 131 el párrafo que establece un tope de 4 meses de utilidades. El número de meses dependerá de cada caso particular: del tamaño de la empresa, del volumen de Ganancia, del nivel de los Salarios, entre otros. Fijar un máximo de meses contradice el espíritu de la relación porcentual.
El objetivo es que, cada vez que aumente la Ganancia ya sea porque aumentó la productividad del trabajador o porque incrementaron los precios de las mercancías, la cuota de explotación en cada entidad de trabajo y en la economía en su conjunto no exceda el 100% impidiendo de esta manera que el capitalista se apropie de la mayor productividad del trabajador o se aproveche del incremento, inducido o no, de los precios.
Incluso impediría que, tras cada ataque al bolívar el burgués no se vea beneficiado, tal como ahora ocurre, a costa de la pérdida del poder adquisitivo del asalariado, lo que podría servir como estrategia de contención en esta guerra económica que el imperialismo declaró al pueblo venezolano desde 1999.
Reducir los niveles de explotación sería un gran paso en la Revolución Bolivariana, sin perder de vista, claro está, el verdadero objetivo de esta lucha obrera y popular, cambiar el sistema capitalista existente y avanzar hacia uno verdaderamente humano.
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