Soberanía Alimentaria: un reto a sus 25 años de construcción

En contraposición a la lucha campesina, la ONU convoca a una Cumbre con jefes de Estado y agentes privados.

30/07/2021
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MST defends putting together a Food Sovereignty plan in all Brazilian municipalities
Foto: Felipe Betim
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En el año en que la Vía Campesina celebra los 25 años de la definición, construcción y de lucha por la “Soberanía Alimentaria”, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) convoca a una Cumbre con jefes de Estado, miembros de grandes empresas y corporaciones privadas, transnacionales y representantes del agronegocio para discutir el proceso de los sistemas alimentarios. 

 

La Cumbre de Sistemas Alimentarios (Food Systems Summit, o FSS, sigla en inglés) se realizará en septiembre de 2021, durante la semana de Alto Nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Previa a la Cumbre, se realizará en Roma una Pre-Cumbre a finales de julio de 2021.

 

Aprovecharé este espacio para debatir los dos asuntos que se complementan en dos artículos diferentes. En el primero, vamos a discutir sobre el 25° aniversario del debate sobre soberanía alimentaria. El segundo tema son las contradicciones de la realización de la Cumbre sobre sistemas alimentarios, que está siendo convocada por el Secretario General de las Naciones Unidas. Esta es la década en que la ONU y los países miembros deberían estar realizando actividades y acciones para cumplir hasta 2030, los objetivos definidos para alcanzar las metas para la construcción del Desarrollo Sustentable.

 

La Cumbre sobre Sistemas Alimentarios fue convocada justamente en el momento en que el mundo pasa por una pandemia que se llevó la vida de más de cuatro millones de personas en el mundo, víctimas de la COVID-19. Al mismo tiempo vemos crecer, como consecuencia de las crisis, el número de personas que pasan hambre en el mundo, el aumento del desempleo, de la miseria y la violencia.

 

Soberanía Alimentaria

 

Desde la fundación de la Vía Campesina en 1993, en la efervescencia de la articulación de los 500 años de resistencia indígena, negra y popular, se realizó la primera conferencia en Bélgica. La Vía Campesina nace como una articulación mundial de los movimientos campesinos. En esta conferencia define entre sus objetivos la construcción de relaciones de solidaridad entre los pueblos y en especial entre las organizaciones campesinas y, reconociendo la diversidad del campesinado en el mundo; la construcción de un modelo de desarrollo de la agricultura que garantice la soberanía alimentaria como derecho de los pueblos de definir sus propias políticas agrícolas; y la preservación del medio ambiente con la protección de la biodiversidad. 

 

En los objetivos definidos, en la recién nacida Vía Campesina, estaba clara la estrategia de oponerse al agronegocio, a la estandarización de las culturas, al productivismo, al monocultivo y al modelo agroexportador que son características del modelo de desarrollo del agronegocio.  

 

Es importante contextualizar que estas ideas no vienen de cabezas iluminadas de líderes campesinos y asesorías de ONG que participaron en la conferencia como invitados, sino de las condiciones políticas y económicas del contexto de la época.

 

La década de 1990 fue el periodo de mayor agresividad del modelo capitalista en implantación en el mundo; el neoliberalismo, que en su ansia de avanzar en el dominio sobre las naciones y sobre los modelos de producción agrícola, imponen, principalmente a través del Fondo Monetario Internacional (FMI), cambios en las legislaciones de los Estados nacionales, como forma de permitir mayor circulación de mercancía entre los países, con menores costos y sin restricciones o barreras aduaneras.

 

El neoliberalismo promueve la abertura total de las fronteras para permitir la libre circulación de las mercancías, impone a los países pobres y en desarrollo un proceso para disminuir las interferencias del Estado en la economía, debilitando a los Estados con medidas como privatizaciones, en especial, de los servicios públicos y empresas estatales.

 

La alimentación pasó a transformarse en commodities, con interferencia de la OMC (Organización Mundial del Comercio), negociadas en las bolsas de valores, sin ningún control por parte de los agricultores que producen alimentos. En contrapartida, las grandes corporaciones internacionales, en su gran mayoría norteamericana y europeas, pasan a controlar la producción, la agroindustria, el stock/almacenamiento, la distribución y el precio. 

 

El agronegocio avanza sobre los territorios promoviendo la violencia y destrucción de comunidades campesinas, al servicio de la expansión del agronegocio y del avance de las corporaciones sobre las soberanías nacionales.

 

La “soberanía alimentaria” como concepto y bandera de lucha fue una de las definiciones de la segunda conferencia de la Vía Campesina, realizada en México en abril de 1996, en los mismos días en que ocurrió en Brasil, en el estado de Pará, la masacre en Eldorado dos Carajás el 17 de abril. 

 

En este mismo encuentro, motivados por una profunda indignación por la masacre y gran pesar por los 19 muertos, se definió el día 17 de abril como el Día Mundial de Lucha Campesina. La conferencia definió la soberanía alimentaria como contrapunto a la definición institucional de la ONU de seguridad alimentaria creada en 1985 con el objetivo de garantizar a todas las personas, independientemente de la situación: guerra, calamidad, catástrofes, conflictos. Todas las personas tienen derecho de alimentarse, como un derecho internacional y es obligación de los Estados y de los organismos internacionales.

 

Si este concepto fuese efectivamente aplicado podría impedir el hambre en el mundo. Aunque, el hambre es uno de los mayores problemas del mundo provocado principalmente por la altísima concentración de riqueza en manos de una minoría, mientras la gran mayoría vive en condiciones subhumanas, muy por debajo de la línea de pobreza. Pero, la seguridad alimentaria no discute el tipo de alimentación, ni las condiciones en las cuales los productos alimenticios son producidos, muchas veces a costas de explotación, trabajo infantil, trabajo análogo a la esclavitud; la destrucción ambiental, del trabajo forzado de mujeres, jóvenes y de todas las adversidades y violencias cometidas contra familias campesinas que son expulsadas de las tierras y territorios para abrir frontera al agronegocio.

 

La soberanía alimentaria, en sus 25 años de construcción, viene debatiendo la idea de que no basta apenas con que la alimentación llegue a las personas. Nos lleva a discutir qué tipo de alimentación, cuáles son sus condiciones de producción, cuál es la relación de esta alimentación con el proceso de producción, con el trabajo, con el medioambiente y con las comunidades locales y originarias. La producción de alimentos tiene que promover una relación saludable de convivencia con el medioambiente, con condiciones de trabajo digno. La producción de alimentos tiene que estar concatenada con la idea de que el alimento producido debe ser saludable, sin uso de insumos químicos, de agrotóxicos, con semillas producidas por los propios campesinos.

 

La soberanía alimentaria está intrínsecamente vinculada al debate de qué tipo de campo y tipo de desarrollo se quiere para el campo y qué tipo de alimentación se quiere producir. ¿Y para qué queremos producir? Para priorizar la producción para el mercado local, a partir de la cultura de consumo local y regional.  La soberanía alimentaria nos permite pensar la estrategia de romper con la política de la OMC y de las grandes corporaciones de control del mercado de alimentos.

 

Para la Vía Campesina la soberanía alimentaria es mucho más que un concepto, es una estrategia de desarrollo y de modo de vida en el campo. Es un principio que debe orientar a las organizaciones campesinas en todo el mundo. Por lo tanto, cuando se define la soberanía alimentaria como un principio, se define también una estrategia de lucha. En estos 25 años de soberanía alimentaria se realizaron muchas luchas y movilizaciones. En especial podemos recordar las luchas realizadas en Europa en los años 90, contra la intervención de la OMC en la producción y en el comercio de la producción agrícola. 

 

Tuvimos las movilizaciones y luchas contra las semillas genéticamente modificadas, las llamadas semillas transgénicas, la defensa de las semillas “patrimonio de la humanidad”. Recuerdo aquí, el acto de las mujeres, durante la realización del I Foro Social Mundial en Porto Alegre, cuando un colectivo de mujeres internacionales realizó un acto de protesta en el que se destruyó un centro de investigación de semillas transgénicas de Monsanto. A partir de este acto, la Vía Campesina pasó a defender: “las semillas son patrimonio del pueblo a servicio de la humanidad, deben ser preservadas y producidas por los campesinos como indispensables para la producción de alimentos saludables”.

 

En defensa de la soberanía alimentaria, muchas luchas se realizaron en el mundo entero, como vimos a finales de 2020 las movilizaciones de campesinos en India contra el gobierno conservador que está desestructurando las políticas públicas para el campo para abrir espacio al agronegocio y a empresas agrícolas extranjeras. La lucha por la construcción del modelo de desarrollo del campo del “Buen Vivir” en Bolivia, el método “Campesino a Campesino” desarrollado en Cuba para multiplicar la producción agroecológica. Pero quería cerrar recordando tres liderazgos que marcaron estos 25 años y nos dejaron enseñanzas en defensa de la soberanía alimentaria.

 

Recordar al camarada Lee, como era llamado, Lee Kyang Hae, tenía 55 años, un agricultor coreano que, el 10 de septiembre de 2003, durante la 5ª Reunión Ministerial de la Organización Mundial del Comercio - OMC en Cancún (México), se inmoló cargando un cartel que decía “La OMC mata a los agricultores”. Él dio su vida por la causa y su muerte fue un mensaje: “O se muere luchando o se muere debillitado por el hambre, o perdiendo la identidad campesina”. 

 

Recordar al compañero Joseph Bové, francés, que todavía vive. Importante camarada en la historia de lucha de la Vía Campesina. Lideró las movilizaciones en Francia a inicio del siglo en defensa de la soberanía alimentaria y contra la intervención del agronegocio en la producción de alimentos.

 

Y, por último, recordar al camarada Egídio Bruneto, que nos dejó precozmente víctima de un accidente. Era dirigente del MST y miembro de la coordinación internacional de la Vía Campesina. En la lucha por la defensa de las semillas como patrimonio de la humanidad, siempre que viajaba llevaba escondidas en sus bolsillos o en la maleta algunas semillas que entregaba a los campesinos de forma personal y conspirativa, y cuando volvía del viaje realizaba el mismo intercambio de semillas, pocas, algunas apenas, pero las entregaba a los militantes de acuerdo con el clima y región de origen de las semillas. Nos enseñó a intercambiar y globalizar las luchas y las semillas.

 

Soberanía alimentaria como un derecho de los pueblos para definir sus políticas agrícolas y alimentarias. Producir alimentos, y alimentos saludables para todo el pueblo.

 

Traducción: Ana Bertola

 

Edición: Arturo Hartmann e Vanessa Gonzaga

 

https://www.brasildefato.com.br/2021/07/27/articulo-soberania-alimentaria-un-reto-a-sus-25-anos-de-construccion

 

https://www.alainet.org/pt/node/213283
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