La historia de los gemelos del Reino de Xilaba

08/09/2013
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La Campaña mediática de la Administración Obama diseñada a obtener apoyo para su bombardeo (limitado por 60 días, con una posible extensión a 90 días, sin poner soldados dentro del país, según planes de un comité senatorial) contra Siria, incluye acusaciones de “uso de armas químicas contra su propio pueblo.”
 
El argumento sugiere que si el Presidente Bashar Al Assad de Siria es capaz de usar esas armas terribles contra sirios, lo haría con más facilidad contra gente de otros países, incluyendo Estados Unidos y sus aliados en el Medio Oriente.
 
Los golpes de pecho de la Administración Obama sobre el tema coinciden con comentarios en los medios sobre un escándalo provocado en 1998 por el programa News Stand de CNN, el mismo que revelara que en 1970, el ejército estadounidense envío fuerzas especiales a Laos en busca de un campamento donde vivían desertores (de EEUU) y luego les dio muerte usando gas sarín.
 
De acuerdo a la periodista Jennifer Epps, se trataba de una “Operación Negra” o BlackOp, llamada “Operación Tailwind” en la que murieron como cien laosianos.
 
El programa de CNN provocó airadas protestas del Pentágono, veteranos de guerra y oficiales como Henry Kissinger, quien en el momento del ataque fungía como Asesor de Seguridad Nacional.
 
La agencia noticiosa se disculpó ante su audiencia y despidió a Jack Smith y April Oliver, los productores del programa, diciendo que se trataba de un error.
 
Smith y Oliver demandaron a la patronal por despido injustificado no solo ganando el pleito, sino que uno de los demandantes recibió un millón de dólares y el otro una suma indeterminada de dinero como pago por daños a los dos periodistas.
 Justicia para los productores
 
Los productores después obtuvieron reconocimiento por su integridad periodística con la publicación del libro: “Me and Ted Against the World: The Unauthorized Story of the Founding of CNN.” 
 
En este, el co fundador y primer presidente, Resse Schonfeld, relata cómo durante una deposición el Almiral Thomas Moorer, un testigo clave en la historia, indicó que Oliver le había citado correctamente en el reporte sobre “Operación Tailwind.”
 
Admitió que a veces algunos desertores fueron muertos porque el comandante Jack Singlaub (importante figura del la Liga Anticomunista Mundial) les había dicho que matar desertores era una prioridad.
 
Cuando le preguntaron sobre el uso del gas sarín Moorer dijo que si el arma podría salvar vidas de estadounidenses el no vacilaría en usarlo.
 
El sitio web de CNN enfoca el incidente retrospectivamente con un mensaje que dice: Nosotros no creemos que puede razonablemente sugerirse que cualquier información en la que se baso el reporte fue fabricada o inexistente.
 
 Experimentos nucleares y la salud pública
 
Luego está la radiación aplicada a los estadounidenses durante las llamadas pruebas nucleares. De acuerdo a la Preparatory Commission for the Comprehensive Nuclear-Test Ban Treaty Organization, entre 1951 y 1958, cien pruebas nucleares fueron realizadas en el estado de Nevada en un sitio ubicado como a 100 kilómetros de la ciudad de Las Vegas. 
 
El poder promedio de las pruebas atmosféricas fue de 8.6 kilotones. 
El polvo radioactivo contenía radionúclidos y gases que fueron transportados por el viento a miles de kilómetros de distancia.
 
 La población estadounidense fue expuesta durantes esos años a los efectos de la radiación emitida por las pruebas que, tenían por objeto la fabricación de armas de destrucción masiva como las usadas contra la población civil de Hiroshima y Nagasaki en Japón.
 
Según relata el doctor Alan Cantwell, autor del libro: “Queer Blood: The Secret AIDS Genocide Plot, and The Cancer Microbe,” agencias del gobierno estadounidense como la Comisión Atómica, los Departamentos de Defensa, Salud, Educación y Bienestar, Servicio de Salud Publica, el Instituto Nacional de Salud, la Administración de Veteranos, la CIA y la NASA, expusieron a millones de personas a las pruebas nucleares continentales atmosféricas y subterráneas.
 
Estas pruebas incluyeron el dispersamiento secreto de radiación.
 
Luego están los mas de 200,000 “veteranos atómicos” que laboraban cerca de las detonaciones nucleares en Nevada entre los años 50’s y 60’s.
 
 Estas pruebas dice Cantwell, impactaron a la gente que vivía en poblados, viento abajo, en Nevada, Utah, Colorado y Nuevo México.
 
El investigador añade que esos pobladores expuestos al viento radioactivo también sufrieron al ingerir la carne de animales de corral y otros productos agrícolas contaminados.  
                                                                                                                                                                                El ensayo con fotografías de Carole Gallagher titulado: “American Ground Zero: The Secret Nuclear War,” revela el sufrimiento de esas victimas de enfermedades inducidas por el gobierno en su afán de construir armas de destrucción masiva.
 
Cantwell subraya que la publicación en el diario “Albuquerque Tribune” en 1993, de los nombres de 18 estadounidenses que fueron secretamente inyectados con plutonio, y los reportes de Eileen Welsome titulados” The Plutonium Experiment" revelaron la magnitud de los experimentos de radiación con seres humanos.
 
Años mas tarde Welsome publico el libro: “The Plutonium Files: America’s Secret Medical Experiments in the Cold War” mostrándoles al mundo la falta de ética en los estudios nucleares.
 
 
Las protestas provocadas por esas revelaciones llevaron al Departamento de Energía a ordenar la publicación de los archivos secretos sobre experimentos realizados durante la Guerra Fría.
 
La monstruosidad de “estudios científicos”
 
Cantwell dice que el propósito de esos experimentos secretos era supuestamente el poder establecer estándares de seguridad ocupacional para personas empleadas en la producción del plutonio.
 
 Algunos experimentos entre 1946 y 1954, incluyeron: exponer a más de cien pobladores de Alaska a iodina radioactiva, alimentar 49 jóvenes retardados mentales con cereal mezclado con hierro radioactivo y calcio.
 
Como también exponer a 800 mujeres embarazadas a hierro radioactivo, inyectar a siete bebes recién nacidos (seis negros) con iodina radioactiva, y exponer los testículos de más de 100 prisioneros a radiación cancerigena.
 
Otros experimentos se realizaron con pacientes de una clínica psiquiatrita en San Francisco, prisioneros en San Quintín, y pacientes del hospital general de Cincinnati.
¿Y todavía piensan que les queda un fragmento de derecho moral para apuntar el dedo acusatorio hacia el gobierno de Bashar Al Assad?.   En próximos despachos: estadounidenses victimas de la Guerra del Golfo y otros secretos de “la capital de la libertad y la democracia.”
 
- Fernando Velázquez es director de Informativo Pacífica (KPFK), Los Ángeles.
 
https://www.alainet.org/pt/node/79130
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