Un voto por la cordura
10/09/2001
- Opinión
Luego de conocer los sucesos que han conmovido al mundo desde
las primeras horas de hoy, deseo hacer pública mi posición en
los siguientes términos:
Condeno firmemente los repudiables actos terroristas que han
costado miles de vidas civiles inocentes y han desatado una
espiral de violencia de consecuencias imprevisibles. El
terrorismo, venga de donde venga, es una conducta políticamente
injustificable y moralmente inaceptable.
Expreso mi más profundo sentimiento de condolencia y
solidaridad con las víctimas, sus familias y el pueblo
estadounidense.
Hago un llamado a la serenidad y la cordura para evitar
responder a la provocación y la insensatez con lo que podría
resultar en una ofensiva revanchista que únicamente alimentaría
una escalada de violencia que sabiendo cómo y dónde empieza,
nadie podría prever cómo ni cuándo terminaría.
Invoco a extremar los recursos que hagan posible el diálogo
entre un sistema mundial hegemónico, que incluye y excluye
selectiva y unilateralmente, y la radicalidad desesperada de
las respuestas que ha engendrado.
Alerto a la comunidad internacional sobre el peligro de que las
acciones de estos grupos terroristas contribuyan a desatar una
lógica de guerra, buscando dirimir viejas y nuevas
controversias entre naciones y justificando acciones contra
grupos y sectores que no han encontrado una disposición
pluralista para el reconocimiento y respeto a sus expresiones
identitarias en los marcos institucionales actuales.
Hago un llamado a los medios de comunicación a evitar el
alarmismo fundado en interpretaciones de fuerte filiación
ideológica, que sólo acrecienta la confusión y alimenta los
fantasmas de la intolerancia.
Finalmente, convoco a la sociedad civil del planeta, a los
Premios Nobeles y a quienes ostentan la responsabilidad de
gobernar todos los países del mundo, a no precipitar
conclusiones sobre los acontecimientos de hoy y comprometernos
en un gran FRENTE DE LA CORDURA, que detenga la cobarde
insensatez de la violencia y evite mayores sufrimientos a la
humanidad.
Ciudad de México, 11 de septiembre de 2001
Rigoberta Menchú Tum
Premio Nobel de la Paz
Embajadora de Buena Voluntad de la Cultura de Paz
Premio Nobel de la Paz
Embajadora de Buena Voluntad de la Cultura de Paz
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