El monólogo y sus consecuencias

08/10/2013
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Los hechos, nuevamente en territorio Q´anjob´al, Huehuetenango, ilustran la grave conflictividad social generada en el país y que de continuar esa tendencia no sería extraño tener un escenario de caos, y con ello el motivo para que Estados, como el guatemalteco, argumenten, implementen y apliquen acciones represivas en contra de aquellos a quienes les endosa la responsabilidad. En casos como este, el gobierno, al abordar la conflictividad social, no abandona su óptica de militarización y de criminalización, por tal motivo afirma que los responsables son: líderes negativos, extranjeros y la antigua guerrilla, razón suficiente para que despliegue operativos propios de una situación de guerra y cuya tónica ha sido frecuente durante la actual administración.

 
Claro está que el Presidente y su mano derecha, el Ministro de Gobernación, han privilegiado las directrices de la doctrina bajo la cual fueron formados y han abandonado el mecanismo que debería dar lugar a la distensión y a la resolución de los conflictos: el diálogo. Pero no el diálogo que mediante famosas mesas dicen encauzar sin resultados tangibles porque sencillamente es monólogo o diálogo de sordos. Una mesa de diálogo pasa por escuchar y hasta ahora el fracaso y el riesgo de desembocaduras violentas en el que se encuentra el país, es justamente porque no se escucha y tal mecanismo bajo ese enfoque más que resolver sirve para repetir la lógica propia de quienes no quieren ceder y menos aún, entender que hay una realidad cambiante, desde el punto de vista social y político que hoy pasa por quienes están transitando de una condición de objetos a una de sujetos de derechos.
 
Las comunidades indígenas saben perfectamente que la consulta previa e informada sobre proyectos que les afecten en los territorios, en los cuales habitan, es un derecho y que sobre este el Estado no debe pasar y menos aún los intereses empresariales nacionales y transnacionales que pretenden imponerse aprovechando la debilidad, negligencia y complicidad gubernamental. En el caso del territorio Q´anjob´al y de otros territorios, cuyo telón de fondo es la defensa de los derechos individuales, colectivos y de la Madre Tierra, lo que ha privado de parte del Estado es la mirada vertical y en ese sentido lejos está de arbitrar e intermediar tal como debe corresponder a un Estado democrático y civilizado. La responsable, entonces, de hechos como el reciente, que incluye la lamentable muerte de un soldado, que dicho sea de paso debe ser investigada a profundidad, no es más que la miopía de un ente y de sus principales conductores que se resisten a dar el paso a la modernidad democrática cuya definición está determinada por el mecanismo del diálogo serio y responsable.
 
Me uno a las acciones y los esfuerzos realizados por el diputado Amílcar Pop del partido Movimiento Político Winaq, para que se esclarezcan los hechos, incluida la muerte de un miembro del Ejército, ya que solo se tiene la versión del Ejército y de la Policía, que como en otros casos, han ocultado la verdad al pueblo de Guatemala.
 
Rigoberta Menchú Tum
Premio Nobel de la Paz
 
 
https://www.alainet.org/de/node/79946

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