El mundo vive días de dolor e incertidumbre ante la sangrienta y prepotente invasión a Irak, nuevo episodio de la estrategia destructiva adoptada por el gobierno de Estados Unidos y sus aliados en el interés de controlar los recursos y la economía mundiales, buscando darle nuevo aliento a su proyecto de globalización neoliberal basado en la suma de militarismo, endeudamiento y privatizaciones (ALCA-OMC). Los daños esta vez han alcanzado también al Sistema de Naciones Unidas, cuyas normativas e institucionalidad han sido arrasadas, dejando al mundo expuesto a la arbitrariedad, despojado de acuerdos mínimos de convivencia pacífica. Pero a la par, los pueblos en todo el planeta se han levantado para expresar el repudio a la guerra y una firme voluntad de paz. Esta energía universal que se moviliza es ya expresión y promesa de un nuevo mundo, basado en principios de solidaridad, de respeto a la diversidad, de verdadera democracia. La barbarie de esta invasión despiadada toca la sensibilidad de todas y todos en Ecuador, apela a nuestra conciencia sobre el destino del mundo y de nuestro país, más aún ante los riesgos a que nos expone el Plan Colombia, parte de esta lógica invasora. La urgencia de estos días es detener los bombardeos, parar la guerra, exigir la inmediata salida de las tropas invasoras de Irak y la reparación de daños; para ello todas las acciones son importantes, necesarias, y deben desarrollarse sin descanso. Y más allá de esta emergencia, como humanidad afrontamos el desafío más grande de derrotar al militarismo, al autoritarismo, a un orden económico que se nos quiere imponer a sangre y fuego. Se trata de cerrarle el paso a este proyecto de guerra y hegemonía que a partir de septiembre 2001 tomó como pretexto el terrorismo, y que Bush describe como "una larga campaña como no hemos visto ninguna otra jamás", que "puede incluir golpes dramáticos visibles en la televisión y operaciones encubiertas secretas igual de exitosas", amenazando con prepotencia también nunca vista: "los volveremos el uno contra el otro... perseguiremos a las naciones que proporcionen ayuda o refugio al terrorismo. Todas las naciones en todas las regiones deben tomar ahora una decisión: o están con nosotros o están con los terroristas... sabemos que Dios no es neutral". Por eso reiteramos el llamado a movilización permanente para expresar nuestro rechazo a la guerra e invocar la paz para el pueblo irakí y para el mundo; a reflexionar y debatir sobre las múltiples implicaciones de estos hechos. La información es elemento clave, por lo que llamamos a los medios a buscar fuentes objetivas y democráticas, a difundir información veraz y pluralista que oriente esta causa de paz. Necesitamos hacer cada vez más fuerte nuestra voz para exigir el cese de la sangrienta invasión a Irak, que no aceptamos como hecho consumado. Esperamos que con igual frontalidad el gobierno nacional se pronuncie contra esta invasión que viola todos los principios del derecho internacional, y apoye las iniciativas para restablecer la vigencia y aplicación de los mecanismos de la ONU. Cada persona, familia, grupo, organización, institución, puede expresar su repudio a la guerra y llamado a la paz; es necesario hacerlo cada día, sin descanso hasta lograr nuestro objetivo, junto a todos los pueblos del mundo: - Lleve siempre un lazo blanco y haga visibles otro símbolos de llamado a la paz - Comparta en su entorno ideas e informaciones - Organice y participe en movilizaciones –un punto de concentración permanente en Quito está en las inmediaciones del parque el arbolito y la Embajada de EU- - Lleve pancartas con frases alusivas al tema - No compre productos norteamericanos, ingleses, españoles - Participe en los actos académicos, culturales y artísticos organizados para promover la paz Quito, 26 de marzo de 2003