Modera <i>El País</i> su asedio mediático a Hugo Chávez?
14/02/2012
- Opinión
Como los grandes medios opositores venezolanos, El Pais se congratula con los resultados de la MUD
Los últimos reportes de prensa del diario español El País, principal medio del Consorcio PRISA, acerca de la cobertura mediática ofrecida a las elecciones primarias de la oposición venezolana del pasado 12 de febrero, parecen abstenerse de asumir el logos de agresión habitual de sus publicaciones. En apariencia, y solo en apariencia, el Diario se anexa a la estrategia opositora de ofrecer una visión de carácter eleccionario general, no de primarias como en realidad fueron, táctica que buenos resultados diera al presidente estadounidense, Barack Obama, en su show mediático frente a Hillary Clinton. Así lo ha destacado el ministro venezolano de Información y Comunicación, Andrés Izarra, al destacar el papel jugado por grandes empresas mediáticas como Venevisión, Globovisión y Televen justo en esa dirección.
El reporte de Maye Primera, al remedar el discurso electoral del candidato opositor elegido por la MUD (Mesa de la Unidad Democrática), Capriles Radonski, reconoce determinados avances del proceso revolucionario bolivariano, como el de la atención a los sectores populares tradicionalmente marginados y la negación rotunda del pasado anterior a la presidencia de Hugo Chávez. Evade, aunque muy sesgadamente, las acusaciones de falta de libertad de expresión, al citar las palabras de Elías Jaua y de Diosdado Cabello, el primero a favor de la libertad de expresión conseguida y el segundo en relación con el turbio conteo de la votación.
Este reporte mantiene, sin embargo, tres tópicos opositores evidentes: el periodo de gobernación chavista como demasiado largo, como fracasado en la gestión económica y además polarizado en su discurso político.
Para el primer tópico, se encarga de acentuar las expresiones “más de una década de chavismo” y “Chávez, tras 13 años en el Gobierno”, a las que se suma el anuncio de reelección como si se perpetuara en el poder. Para el segundo tópico, el del fracaso de su gestión, se apoya en índices de violencia, inflación y supuestas bajas calificaciones de rating debido a desabastecimiento y carencia de servicios básicos, como agua y electricidad. De modo que, en tanto la gestión gubernamental del Presidente Chávez alcanza una importante popularidad por su incidencia en los sectores más pobres, reconocido así por la propia estrategia opositora, además de por estadísticas incuestionables, lo que lleva a distribuir la producción en la mayoría de los casos en forma de subsidio, el discurso oficial opositor, del que El País es parte, lo califica como fracaso. La contradicción en vicio es por tanto evidente: lo que signifique buscar una distribución equitativa de la producción y la riqueza es considerado un fracaso por la política cuyas bases se sustentan en la democracia burguesa.
El tercer tópico, tan socorrido, ni siquiera lleva ejemplos. No importa que sea contradictoria la acusación de polarización frente a ¡una veintena! de Partidos de oposición que se han unido en la MUD para elegir finalmente a Capriles, el candidato que, según su propia campaña, más “se reconcilia” con el proceso bolivariano. No importa la agresividad ofensiva mantenida por el ultrapolarizado, muchas veces racista y discriminatorio discurso opositor contra el Presidente de la República (cuestión que la propia estrategia, de El País y de la oposición, reconoce). Se apoyan, por supuesto, en declarar que el miedo ha retenido a un indeterminado número de votantes del sector profesional (verdadero sector de focalización), lo cual daría, siempre en suposición, la ventaja a la coalición opositora en tanto, paradojas adelante, se reconoce la ventaja de popularidad de Chávez. Sacando, en fin, agua del pozo, al tiempo que se declara al mismo pozo seco.
Se trata, en rigor, de maquillar la estrategia opositora, apabullantemente fracasada, esa sí, y de generar de inmediato nuevos patrones de opinión para incidir “en las debilidades de Chávez”, que no están, mal que pese, más que lo aseguren, en índices que demuestran fracaso de gestión, sino, precisamente, en los arrastres y consecuencias de un pasado de exclusión popular y explotación profesional y obrera acumulada por siglos, del cual persisten manifestaciones y del cual procede la mayor parte de las corruptelas. Y no es posible que sea de otro modo, en, recalco, apenas trece años de gobierno.
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