El agravio como método de construcción política

25/11/2014
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La respuesta destemplada y el insulto como actitud frente a determinadas circunstancias forman parte de las conductas propias de la naturaleza humana. Dentro de ciertos límites de razonabilidad es válido en todos los órdenes de la vida, siéndolo con mayor razón en los espacios de actuación en los cuales la pasión es un ingrediente vital, como es el caso de la política.
 
La razonabilidad está marcada por los límites de la excepcionalidad y proporcionalidad. La actitud irritada y hasta enfurecida encuentra su fundamento en un principio de acción-reacción. Frente a un estímulo en determinada dirección encuentra en otro un efecto rebote que con las características de contragolpe puede contener una carga de agresividad justificada por la dimensión de la acción a la que se responde.
 
Incluso como respuesta la agresión física hasta el extremo de mayor gravedad, encuentra en la ley su justificación en el derecho a la legítima defensa.
 
Inmerso en un clima de apasionada disputa puede entenderse el alto voltaje en las acusaciones que en un determinado momento pueden cruzarse oficialistas y opositores, esto es así en lo doméstico como en cualquier sociedad del mundo.
 
Remarco, excepcionalmente y dentro de ciertos límites.
 
Lo que no se entiende y debe rechazarse enfáticamente es que la descalificación personal sin límites pase a formar parte de la lógica intrínseca de cualquier actividad. Que la ofensa se convierta en la principal herramienta de construcción.
 
Lamentablemente desde hace mucho tiempo la oposición política cayó en esa actitud reemplazando el debate de las ideas por la calumnia.
 
Al clausurar la disputa por las propuestas se quedaron solo con la difamación como único instrumento al que acuden incluso en el proceso de selección dentro del propio espacio opositor. En el mismo andarivel se diferencian a partir del agravio descalificador. Si esa es la actitud que tienen para con los propios pocas esperanzas nos queda de que puedan asumir una conducta diferente para con el oficialismo y el resto de la sociedad.
 
Negando la política clausuraron el espacio de desarrollo a la tolerancia que ellos mismos pregonan.
Eduardo Román Di Cola
Ex Diputado Nacional
 
https://www.alainet.org/en/node/165735
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